El Diario de Chihuahua

Prometer no empobrece

- Mariela Castro Flores marielacas­troflores.blogspot.com @Marielousa­lomé @Marielousa­lomé

Para bien o para mal, las designacio­nes de candidatur­as a la gubernatur­a han emprendido, en algunos casos, desde millonaria­s campañas a las más modestas; pero con presencia suficiente como para atiborrar el mobiliario urbano y las redes sociales. Cualquiera que tenga incluso mínimas posibilida­des, ha hecho uso de lo que módicament­e su bolsillo le permite; así, desde el uso indiscrimi­nado de costosos espectacul­ares (en tiempos de austeridad) hasta insercione­s en video pagadas a través de las ventajas que plataforma­s virtuales (como el estar fuera de la regulación electoral), proveen.

Quienes aspiran a puestos de elección popular como diputacion­es o regidurías no nos permiten escapar; replican la misma práctica, aunque en menor proporción. El despropósi­to radica en que ni siquiera estamos en medio de un proceso electoral como para ser centro del bombardeo del que estamos siendo sujetos/as.

Otra herramient­a que en últimos tiempos se ha utilizado son los mensajes SMS para promover “acciones” que proponen cambios o beneficios en caso de conseguir el puesto deseado, como si la política pública y su consecució­n pudiera resumirse en unas cuantas palabras que quepan en un mensajito que por estos o próximos días reciba en su celular.

Dichos mensajes –aunque de forma concreta son muy breves- hablan de la sociedad que pretenden gobernar, de la forma de gobierno que pretenden ejercer, de la imagen que de pueblo –una muy clasista en la que el pueblo es bárbaro, malamansad­o y que requiere guía e instrucció­n- tienen. Lo digo porque hace unos días a mi teléfono llegó un mensaje que versa así: “… líder en encuestas en Chihuahua fundo morena con AMLO, Honestidad Experienci­a, cercano a la gente/vacuna covid será universal y gratuita”. Si usted me sigue en redes sociales, le adjunto la imagen.

Al margen de las faltas de ortografía que son una falta de respeto para las personas que leen dichos mensajes, ¿creen que las personas no saben o no conocen sus derechos mínimos básicos?

Independie­ntemente a los tiempos pandémicos que corren, en la historia reciente de la vacunación se puede mencionar que el inicio del Programa Nacional de Inmunizaci­ones dio comienzo en 1973 cuando se comprendie­ron las cuatro vacunas esenciales (polio, DPT, BCG y sarampión) y poco después el tétanos. Para finales de 1990 en la Encuesta Nacional de Vacunación (ENCOVA), se mostró de modo concreto que la inaccesibi­lidad de ciertos sitios como la falta de programas de prevención provocaban rezago en la cobertura, lo que dio pie a la creación de un solo esquema básico de vacunación para todo el país. El Programa de Vacunación Universal se creó en 1991 por decreto presidenci­al y se fundó el CONAVA, que es el Consejo Nacional de Vacunación, contando este entre sus funciones realizar gestiones administra­tivas, planear, operar e involucrar a todos los sectores de la Secretaría de Salud no sólo para garantizar el abasto, también la aplicación y fomentar la investigac­ión en el ramo.

¿Por qué ofrecen algo que ya existe como una promesa de campaña? ¿Por qué asumen que pueden engañarnos sobre nuestros derechos más básicos?

El derecho a la salud es irrevocabl­e y de los más importante­s, porque a través de su ejercicio es que las personas mantienen un adecuado desarrollo físico y mental para que, de ahí se puedan ejercer muchos otros. El Estado está obligado a proporcion­ar este derecho atendiendo a que existe ya un marco legal de salud.

Las normativid­ades se dirigen a toda la población y se conforma por la Constituci­ón, la Ley Orgánica de la Administra­ción Pública Federal, el Código Federal de Procedimie­ntos Civiles, el Código fiscal de la Federación, el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigac­ión en Salud, el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Control Sanitarios de Actividade­s, Establecim­ientos, Productos y Servicios, cuatro decretos presidenci­ales y siete Normas Oficiales Mexicanas.

Independie­ntemente de si es la panacea la vacuna contra el COVID, todas las personas tienen derecho a la vacuna y que el Estado la garantice, eso no queda sujeto a la decisión o considerac­ión de nadie; existe un concepto que se define como “exclusión social” y aplica precisamen­te para las vacunas y la intención de condiciona­rla u ofrecerla a modo.

El Programa de Vacunación Universal es una política pública de salud, cuyo objetivo es otorgar protección específica a la población contra enfermedad­es que son prevenible­s a través de la aplicación de vacunas, además de ser un derecho universal y un bien público. Reitero:

¿Por qué ofrecen algo que ya existe? La construcci­ón y fortalecim­iento de esta política pública lleva décadas, que no la conozcan no quiere decir que no existe o que fácilmente la pueden borrar. Reconstrui­r un gobierno o construir un régimen distinto no quiere decir abolir lo existente, ¿suponen que la sociedad y el pueblo es ignorante o que fácilmente se le puede engañar?

Es momento de replantear sus estrategia­s. No insulten nuestra dignidad e inteligenc­ia, con nuestros derechos humanos no se pueden negociar; no sueñen que ni siquiera diciéndose de izquierda, nos los quieran quitar.

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