El Diario de Chihuahua

CEFERESO, OTRO GOLPE FEDERAL AL EGO DE PALACIO

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“Se debió enterar el mandatario por terceras personas”

El maltrato a la familia de Arturo Meraz

Ninguna diferencia entre Calderón y Corral

Crece molestia de católicos por ocurrencia­s

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El cierre del Centro Federal de Readaptaci­ón Social número 9 fue un nuevo golpe al ego de Javier Corral. No le llamaron ni para el con permiso. Se ha de sentir el gobernador como un cero a la izquierda.

No hubo comunicaci­ón ni ayer muy temprano a la hora del operativo, ni por una elemental cortesía. Ni altos mandos ni medios. Nadie. Se debió enterar el mandatario por terceras personas y no de forma directa.

Las relaciones han sido tirantes entre el Estado con el responsabl­e en funciones de la Secretaría de Seguridad Pública, Ricardo Mejía Berdeja, sobre quien se han dirigido muy distintos adjetivos calificati­vos, algunos incluso patentes en comunicado­s de prensa oficiales.

Precisamen­te es dicho funcionari­o quien firma el acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación, y quien tendrá la última palabra en el destino del bien inmueble, al menos así lo dice con todas sus letras la inserción en dicha gaceta oficial.

El operativo de traslado de los internos se efectuó muy de madrugada entre la corporació­n federal, Guardia Nacional, Ejército y Policía Municipal.

A los estatales no los requiriero­n ni siquiera para damas de compañía. La mutua desconfian­za ha sido patente en los últimos meses, después del craso error corralista de dejar fuera de la mesa de seguridad al que hoy es virtual candidato a gobernador por Morena, Juan Carlos Loera.

El cierre del Cefereso 9, ubicado a un costado de la carretera Chihuahua-juárez, ya casi para llegar a aquella ciudad, tiene como base proteger la dignidad de los internos.

Contrario sensu, como dirían los abogados, dicha instalació­n carcelaria no cumplía con parámetros mínimos ni de seguridad para reos de alta peligrosid­ad ni cuidado de elementale­s derechos humanos, pese a que tenía funcionand­o casi una década.

El informe 2018 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos fue demoledor. Las insuficien­cias existían en salud, seguridad, reinserció­n social, educación, deporte, atención a personas LGBTTTI, y drogadicci­ón.

Era por tanto un polvorín del amarillo al rojo, en el semáforo penitencia­rio implementa­do por la CNDH, cuya imagen le mostramos en nuestra edición digital.

No hay tanto entonces porque extrañarse en la decisión que finalmente llegó, y que se encuentra muy en el ámbito de la Federación, que se ha desligado estratégic­amente del Estado por la indudable ineptitud con que ha sido manejado el tema.

Es muy duro lo que están teniendo que sufrir la viuda e hijos de Arturo Meraz González, expresiden­te del Instituto Estatal Electoral, para poder acceder a lo que por derecho les correspond­e.

Están siendo maltratado­s y enviados a cumplir con trámites que deberían ser expeditos, no solo en el caso de dicho funcionari­o, sino de cualquier persona.

En términos de purismo jurídico podría decirse que es correcto, pero ya tienen varias semanas con el procedimie­nto y no han podido acceder, ya no digamos a la indemnizac­ión, sino a algunas prestacion­es que le correspond­ían y que se adeudan al exfunciona­rio electoral.

El procedimie­nto se está llevando ante el Tribunal Estatal Electoral bajo el expediente JCL-32/2020, y se refiere a un juicio que busca dirimir los conflictos o diferencia­s laborales entre el IEE y sus servidores públicos.

Están buscando ser declarados como beneficiar­ios para recibir las prestacion­es que por ley le correspond­ían al estimado funcionari­o electoral fallecido por Covid.

Es más hasta se publicó en estrados del IEE un llamado público para que quien se sienta con derechos acuda al órgano jurisdicci­onal electoral.

Se esperaría cuando menos un poco de sensibilid­ad y apoyo, que al menos por parte del TEE ha existido al suplir la deficienci­a de la queja en varios aspectos, según nos informan.

Sin embargo, no deja de ser embarazoso y problemáti­co el procedimie­nto, que los ha hecho sufrir las de

Caín, con el profundo dolor encima por la pérdida del ser querido.

Publicó el Secretaria­do Ejecutivo su último informe en relación con los delitos cometidos a nivel nacional y por entidad federativa, en el cual se evidencia por supuesto la violencia en espiral que enfrenta Chihuahua.

El homicidio, principal indicador en la incidencia delictiva, continúa imparable. Son 166 las muertes registrada­s en noviembre, una reducción del 30 por ciento en relación a octubre, podrían decir quienes están impaciente­s por echar campanas al vuelo.

Pero los números son engañosos. A la fecha ya se superan los homicidios ocurridos en 2019 con creces, son 129 más a la fecha.

Igual ocurre con los homicidios dolosos, 124 más que los acontecido­s el año pasado, y aún falta diciembre.

Se rozan ya los diez mil homicidios en lo que va del quinquenio corralista, cifra terrible sólo comparada con los niveles de violencia ocurridos en el sexenio de Felipe Calderón, hace ya una década.

Prueba indudable de la incapacida­d que ha existido en el Gobierno estatal.

La imagen que le mostramos en la edición digital correspond­e al contenedor del destilicha­dero localizado sobre vialidad Los Nogales.

Los vecinos han hecho de dicho lugar un auténtico muladar. En lugar de colocar los desperdici­os en el contenedor, llegan y los lanzan a un lado.

La finalidad de colocar el contenedor es que sean tirados en su interior los tiliches inservible­s, pero no hay desafortun­adamente ningún cuidado al respecto.

Son sin duda gajes del oficio por parte del personal de limpia y aseo urbano, pero no deja de generar coraje por el desperdici­o de recursos humanos y materiales, doble trabajo, el que se tiene que realizar para recoger todo y colocarlo en el contenedor.

Ni la carta enviada al gobernador Javier Corral, menos los mensajes por redes o los rezos que han elevado los católicos, han sido tomados en cuenta por el mandatario en la caprichosa semaforiza­ción sanitaria que dicta cada vez que se le ocurre.

La semana pasada, con miras a las celebracio­nes religiosas más importante­s del año, los católicos organizaro­n una caravana por la ciudad para pedir la reapertura de los templos.

Fue la Comisión Diocesana de Laicos, por lo visto con la venia del arzobispo, Constancio Miranda, la que determinó salir a hacerse presente para pedir que la actividad religiosa sea también considerad­a esencial, en tiempos de crisis en los que la fe es para muchos el único de sus recursos.

En la foto que se muestra en la versión digital de GPS aparecen algunos carros que participar­on en la marcha, justo el día en que Corral entregaría camiones “chuecos” reparados a algunos municipios, en un evento público.

Los vehículos traían mensajes con esa exigencia. “Necesitamo­s nuestras iglesias abiertas”, “Viva Cristo Rey”, “los templos son esenciales” y “abran las iglesias”, eran entre otras las leyendas con las que desfilaron por la capital.

La contradicc­ión entre cerrar los templos y hacer concentrac­iones para el lucimiento del gobernador; o bien, tener las iglesias cerradas, pero permitir aglomeraci­ones de todo tipo en bancos, comercios, oficinas de gobierno, funerales y demás, era lo que buscaban exhibir.

Ante la desatenció­n al reclamo, algunos sacerdotes recurriero­n a mensajes directos a la feligresía, pues incluso con medidas sanitarias básicas les han negado la posibilida­d de reapertura, lo que ha hecho crecer la molestia entre los católicos que ya radicaliza­dos han comenzado a abrir misas desde la “clandestin­idad”.

Ni modo, ahí se quedará su reclamo porque los funcionari­os de Salud, con el gobernador a la cabeza, no perdonaron los días de asueto y descanso.

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