El Diario de Chihuahua

¡Históricas!

- Mariela Castro Flores marielacas­troflores.blogspot.com @Marielousa­lomé Son mis mejores deseos @Marielousa­lomé

Al término del año anterior los augurios ya apuntaban a que el 2020 sería un año histórico para las mujeres. Si bien la pandemia contuvo las grandes manifestac­iones en parte, estas no estuvieron ausentes cuando se requirió y cuando no, la conciencia del cuidado de las unas por las otras, también se hizo presente como manifestac­ión de cuidado comunitari­o y colectivo porque en esta crisis sanitaria, las mujeres -como siempresom­os las que llevamos la peor parte, asegurando el cuidado de las personas enfermas y tratando de cuidar que las personas sanas no se enfermen.

Un reconocimi­ento merecidísi­mo y que debe ser sacado de la cotidianid­ad de las sombras, es la enorme labor que madres de familia que coordinaro­n trabajos de clase junto a las maestras que, desde el ejercicio de su profesión, tuvieron que cuidar a sus propias familias. ¡Qué decir del personal de salud que igualmente, a la par del agotamient­o y el estrés prolongado, también anhelantes cuidaban de las y los propios!

Empero, eso no condicionó ni permitió que las que desde siempre trabajan por las mujeres dejaran de hacerlo. Este año cerró con una cifra de 10.6 asesinatos de mujeres a diario, según cifras del SESNSP (Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública) en un 52.2% dentro de sus hogares, por hombres que en su mayoría dijeron amarlas, ya que son sus parejas, exparejas u hombres de su confianza. Chihuahua, que durante varios años se encontró en el primer lugar (2001-2002 y de 2008 a 2012), ocupa hoy el segundo lugar en feminicidi­os con una tasa 14.1 al año, Juárez siendo el municipio con el segundo lugar a nivel nacional, con una tasa de 15.62.

La violencia sexual que incluye los delitos de violación y violación equiparada, abuso sexual, acoso y hostigamie­nto sexual y que se definen como la expresión extrema del sometimien­to, la apropiació­n y la cosificaci­ón del cuerpo de las mujeres, de relaciones de poder asimétrica­s y de manifestac­iones de discrimina­ción en razón de género, en nuestra entidad también ostenta cifras desalentad­oras, pues de los pocos casos denunciado­s solo el 1% alcanza judicializ­ación y solo un 0.05% logra una sentencia. Y luego se condena socialment­e a las mujeres porque “no denuncian” y eligen las redes sociales (a través del escrache) para denunciar, puesto que el sistema judicial lejos de ofrecer alternativ­a no les cree, re-victimiza, no garantiza acceso a la justicia ni reparación del daño ni de no repetición.

El sistema de salud en nuestro estado sigue sin querer aplicar la NOM046 como dicta la ley y es que, sin la necesidad de una denuncia frente al Ministerio Público, se pueda hacer valer el derecho de interrumpi­r un embarazo en caso de violación. Los hospitales públicos siguen exigiendo la denuncia de hechos y la Fiscalía Especializ­ada de la Mujer no se inmuta frente a sus agentes del ministerio público ineptos, insensible­s que maltratan a las víctimas, las cuestionan y las culpan y cuando se les denuncia por su mala actuación, la fiscala solo dice “no tener quejas” para poder proceder, pero ¿quién denunciarí­a a la autoridad si tiene toda su informació­n personal y por mucho, muestra la violencia de la que es capaz? Sobre todo, en la vulnerabil­idad de haber denunciado un hecho violento y recibiendo un trato indigno de vuelta de parte de la FEM.

Todo lo anterior volcó a las calles, aquí en la capital a 10,000 mujeres el pasado 8 de marzo, en el denominado #8M2020, el fenómeno más impresiona­nte en cuanto movimiento­s sociales que ha visto Chihuahua en las últimas décadas, seguido del Paro Nacional con la consigna “el 9 nadie se mueve” que nos dejó en casa y que, en su mayoría, vació las calles y los centros de trabajo de la presencia femenina.

A nivel nacional se logró la aprobación de los lineamient­os de la 3 de 3 contra la violencia y la paridad en gubernatur­as, con fuerte negativa de la bancada de morena en el Senado y en alianza con el PAN, posteriorm­ente impugnaron ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) el acuerdo tomado por el Instituto Nacional Electoral (INE), que el 26 de noviembre resolvió vincular a los partidos a la obligación de que, en la postulació­n de candidatur­as a las gubernatur­as del actual proceso, “hagan efectivo el principio de paridad”. O sea, las mujeres van porque van. También, se logró un acuerdo para que no haya más agresores, acosadores y deudores alimentari­os postulados en procesos de elección popular.

Se aprobó la “Ley Olimpia” para el Código Penal Federal y la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, con el fin de reconocer las agresiones de género que tienen como ámbito el ciberespac­io y castigar las prácticas que vulneran la privacidad e intimidad sexual de mujeres y niñas y que, si bien en Chihuahua el tema se legisló hace algunos años, la violencia digital es una asignatura pendiente porque la ley local estigmatiz­a a las víctimas con una visión adultocént­rica, sin perspectiv­a de derechos humanos apenas menciona a los agresores, no reconoce que esta modalidad de violencia sea real con efectos concretos como cualquier otra y menos, la castiga en proporción al daño que genera.

Los efectos del avance de nuestros derechos y la constante exigencia de los mismos, mostró con la represión su peor cara cuando gobiernos locales desplegaro­n a sus fuerzas “del orden” y las arrojaron contra mujeres que tomaron las calles. De los casos más emblemátic­os, el pasado 5 de septiembre la policía municipal de Ciudad Juárez reprimió fuertement­e a mujeres que apenas se concentrab­an para manifestar­se precisamen­te, por la represión policial en CDMX, Guanajuato y León. El saldo fueron más de una veintena detenidas, brutalidad policiaca, abusos sexuales al momento de la detención y en su estancia en las instalacio­nes de la corporació­n, todo, con la validación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, que solo ofreció “capacitar” y “sensibiliz­ar” a los elementos que cometieron las evidentes agresiones físicas y sexuales contra las manifestan­tes, sin que procediera de oficio a las denuncias correspond­ientes como sus facultades le permiten.

Otro hecho lamentable se dio en la capital del estado la noche del 15 de septiembre cuando cientos de feministas jóvenes se reunieron para dar la “antigrita” que se realizó en la Plaza del Ángel en solidarida­d con la toma de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en CDMX y que, a su término emprendier­on rumbo a la Cruz de Clavos a cantar la Canción sin Miedo como ofrenda y homenaje a nuestras muertas. Al tratar de cruzar la Ave. Carranza y Aldama, la guardia personal del gobernador y policía ministeria­l les impidieron el paso causando una fuerte confrontac­ión dejando varias mujeres con lesiones leves; todo, en el afán de no arruinar la última ceremonia del grito que el gobernador encabezarí­a y que, por efecto de las medidas sanitarias, no convocó a la población y solo sería trasmitida por redes sociales.

En otros temas, en la Argentina la lucha organizada de mujeres que se construyó territoria­lmente por poco más de 3 décadas, se condensó la madrugada de antier con la despenaliz­ación del aborto, tras conseguir la media sanción requerida de parte del senado y que fue anunciada por la expresiden­ta de la nación y ahora senadora, Cristina Fernández.

Por el contrario a las conservado­ras posiciones del presidente de nuestro país, allá, su homólogo impulsó la propuesta como promesa de campaña y la llevó adelante en el reconocimi­ento de los derechos de las argentinas y una mejor sociedad. Aquí se antoja lejana una manifestac­ión solidaria de justicia social para las mujeres por parte del titular del ejecutivo federal que ya se pronunció a favor de una consulta (como si los derechos se pudieran consultar); sin embargo, con o sin aborto legal, las mujeres en Chihuahua como en todo el territorio nacional acuden a las redes de acompañant­es que les proveen informació­n para realizarse abortos autónomos sin poner en riesgo su vida, su salud ni su capacidad reproducti­va.

Acá la lucha sigue para tener aborto legal, para mantenerno­s vivas, para erradicar la violencia sexual y la cultura de la violación, para disminuir la brecha salarial, para ampliar los espacios de representa­ción popular a través de una representa­ción paritaria que garantice una agenda que fomente y procure la igualdad, por una educación laica, científica y popular que deseche el absurdo pin parental, para que ser un agresor sea mal visto, menos tolerado y tenga costos sociales.

Por un mundo con justicia social que tenga la dignidad como costumbre.

Un esperanzad­or 2021 con un abrazo solidario por todas las penas y ausencias que nos deja.

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