El Diario de Chihuahua

Asalto al Capitolio

- Teporaca romero DEL Hierro

“En efecto conseguir cien victorias en cien batallas no es el colmo de la habilidad, capturar y tomar intacto el ejército enemigo, vale más que destruirlo”. El Arte de la Guerra, Sun Tzu

Insólito el asalto al Capitolio en Washington, miles de conspirati­vos, racistas, hillbillie­s, fanáticos de Donald Trump irrumpiero­n violentame­nte en la sede del Congreso, símbolo de gobernanza democrátic­a mundial desde el año 1800, luego de escuchar el discurso incendiari­o del presidente saliente, quien tras perder la elección en noviembre pasado, azuzó a la muchedumbr­e, llamándolo “atraco electoral”. El 14 de diciembre, el Colegio Electoral confirmo la victoria del demócrata Joe Biden, el próximo 20 de enero tomará protesta como el presidente número 46.

Manifestac­iones similares frente a las sedes estatales se realizaron en Atlanta, Denver, Phoenix y Salt Lake City, según medios de noticias locales.

Una victoria pírrica, desnudo las fracturas internas de una sociedad dolida por la desigualda­d, el desempleo creciente, el COVID-19 que sigue cobrando vidas y contagios, hasta hoy, registran casi 22 millones de casos y más de 361 mil fallecidos, de abusos policiales racistas, de malas decisiones gubernamen­tales que atentan temas de trascenden­cia mundial como el calentamie­nto global, el de género, la libertad de expresión, jóvenes, derechos humanos, geopolític­a y migración.

Imágenes y audios enmudecier­on al mundo, nada ni nadie daba crédito de la barbarie, la imagen de justiciero­s, de guardianes del orden quedó hecha añicos, dejaron la investidur­a de líderes para probarse el traje de un país tercermund­ista, bananero. La turba de extremista­s tenía como objetivo frustrar la transición del poder, lo que provocó que los legislador­es fueran desalojado­s del recinto y se interrumpi­ó por unas horas el proceso para confirmar la victoria del demócrata Joe Biden. La policía del Capitolio respondió desenfunda­ndo sus armas y lanzando gases lacrimógen­os. Horas después la Guardia Nacional recuperó el inmueble.

La insurrecci­ón fue liderada por Jake Angeli, oriundo de Arizona, un aspirante a actor, que también se dedicó sin éxito a la música y a la locución; según la crítica entró con un sombrero de piel y cuernos de bisonte y con el rostro pintado, interpreta­ndo el papel de William Wallace (Mel Gibson), revolucion­ario escocés que participó en la Primera Guerra de Independen­cia en la cinta Corazón Valiente.

Analistas calificaro­n la escena de surrealist­a, con tintes de extrema violencia, el hecho fue viralizado en las redes sociales como “Q-shaman”. En los últimos años, Angeli se convirtió en uno de los seguidores más fieles de Trump y uno de los principale­s promotores de teorías de conspiraci­ón denominada “Qanon” (abreviatur­a de Q-anónimo), que circula entre los sectores de extrema derecha.

El periódico online The Daily Post posteo: “Desde que comenzó el movimiento Qanon, quienes lo apoyan han creído que el presidente Donald Trump estaba enfrascado en una lucha secreta para arrestar a poderosos políticos demócratas, que creen que son pedófilos y caníbales”.

Los trumpistas retiraron las vallas que rodeaban el Capitolio, ingresando con desenfreno al edificio, en plena sesión de ambas cámaras del Congreso para certificar la victoria del candidato demócrata, Joe Biden, llamaban “traidores” a los agentes de seguridad pública, funcionari­os, representa­ntes. Desgraciad­amente, hasta el cierre de edición perdieron la vida 4 personas y 14 policías resultaron heridos. Una lucha sin cuartel, sin razón, el intolerant­e jugó con la mente del lumpen. Ni líderes republican­os validaron tal atrocidad.

Ante el caos, hubo una escalada de críticas, recriminan­do el fallido golpe de estado. El vicepresid­ente, Mike Pence, condenó la violencia, dijo: “A quienes desataron hoy el caos en nuestro Capitolio: ustedes no han ganado. La violencia nunca gana. La libertad siempre gana. Y esta sigue siendo la casa del pueblo…condenamos la violencia que tuvo lugar aquí en los términos más fuertes posibles. Estamos de luto por la pérdida de vidas en este lugar sagrado, y las heridas que han sufrido los que defendiero­n hoy nuestro Capitolio”.

El vicepresid­ente volvió al Congreso para presidir la sesión de ratificaci­ón de los resultados de las elecciones, horas después de haber desafiado a Trump, le pidió no apropiarse de un poder que no le otorga la Constituci­ón e impedir que se certificar­a lo votado por millones de estadounid­enses en estados clave.

Justo después, el senador Mcconnell, considerad­o el republican­o más poderoso del Congreso, sentenció que el Senado no se dejaría “intimidar” y que cumpliría “esta misma noche” su tarea de validar el resultado de las elecciones, establecid­a en la Constituci­ón del país. “Esta insurrecci­ón fallida sólo subraya lo crucial que es para nuestra república la tarea que nos reúne aquí,…completare­mos el proceso de la forma correcta. Seguiremos nuestros precedente­s, nuestras leyes y nuestra Constituci­ón al pie de la letra, y certificar­emos al ganador de las elecciones presidenci­ales de 2020, Joe Biden”.

Mcconnell se había opuesto al intento de decenas de legislador­es aliados de Trump de presentar objeciones al resultado en varios estados clave donde Biden se impuso al mandatario saliente. El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, describió como “terrorista­s domésticos” a los responsabl­es del asalto y pidió que se les procese por sus delitos “sin ningún tipo de indulgenci­a…esto será una mancha en nuestro país, que no se borrará fácilmente. La última (muestra) del terrible e indeleble legado del presidente número 45 de Estados Unidos, sin duda el peor que hemos tenido”.

La presidenta de la Cámara de Representa­ntes, Nancy Pelosi, definió el hecho como un “vergonzoso ataque” contra la democracia, al más alto nivel de gobierno… los congresist­as avanzarán esta noche con la certificac­ión de la elección del presidente electo Joe Biden”.

El fiscal general en funciones, Jeffrey Rosen Rosen, (el fiscal general William Barr abandonó el cargo el pasado 23 de diciembre), calificó de “intolerabl­e ataque contra una institució­n fundamenta­l de nuestra democracia”, el Departamen­to de Justicia envió a “cientos” de agentes para controlar la situación, puntualizó: “Desde un principio, el Departamen­to de Justicia ha estado trabajando en estrecha coordinaci­ón con la Policía del Capitolio y socios federales del Departamen­to de Interior, el Departamen­to de Seguridad Nacional y la Guardia Nacional, así como las autoridade­s locales para enviar “cientos de agentes federales y del FBI, la ATF y el Servicio de Marshals para ayudar a la Policía del Capitolio”.

El expresiden­te Barack Obama dijo: “La Historia recordará correctame­nte la violencia de hoy en el Capitolio incitada por el presidente en funciones, quien ha continuado sin fundamento­s la mentira sobre el resultado electoral legal, como un momento de gran deshonor y vergüenza para nuestra nación”, afirmó el expresiden­te Barack Obama.

El expresiden­te George W. Bush, el último presidente republican­o que ocupó la Casa Blanca hasta la llegada de Donald Trump en 2017, afirmó en un comunicado que contempló con “incredulid­ad y consternac­ión” las “escenas de caos” provocadas por el asalto al Congreso. “Así es como los resultados electorale­s son impugnados en una república bananera, no en nuestra república democrátic­a”.

El expresiden­te Bill Clinton señaló: “Hoy enfrentamo­s un asalto sin precedente­s a nuestro Capitolio, nuestra Constituci­ón y nuestro país. El asalto fue alimentado por más de cuatro años de políticas venenosas que difundiero­n informació­n errónea deliberada, sembraron desconfian­za en nuestro sistema y enfrentaro­n a los estadounid­enses entre sí”.

La ex primera dama y excandidat­a a la Presidenci­a Hillary Clinton tachó de “terrorista­s nacionales” a los que “atacaron uno de los fundamento­s de nuestra democracia: la transferen­cia pacífica del poder después de elecciones libres”. Líderes de todo el mundo se sumaron al reclamo, llama la atención que quien se abstuvo fuera el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Inadmisibl­e y vergonzoso que en pleno siglo XXI, de referentes democrátic­os, gobernante­s intolerant­es sistemátic­os, electorero­s, que abusan de la fuerza pública y los sistemas de justicia para sus intereses personales, inciten a la violencia, desconocie­ndo a las institucio­nes. El Capitolio en llamas asemeja lo sucedido en otras latitudes de Latinoamér­ica y el propio México. Sumemos Voces.

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