El Diario de Chihuahua

Del irascible judaísmo vilipendia­do

- DANIEL GARCÍA MONROY Licenciado en Periodismo

Hace ya más de un trío de lustros que decidí escribir un par de artículos sobre la historia del perenne y poco conocido conflicto judío-palestino de medio oriente, para que algo se supiera por estos lares de tan penosa, mortal y longeva guerra regional. Lo hice con base en textos de la ONU definitivo­s: las resolucion­es 181 de 1947 y la 242 de 1967, más documental­es videográfi­cos de respetada producción, y un par de libros de historia universal que desenterré de mi biblioteca y del Cidech. Reconozco lo reducido de mis fuentes, pero la dura verdad de ese memorable conflicto, que bien se puede resumir en: “El sufrido y migrante pueblo israelí moderno, engañó a los musulmanes de Palestina, para primero comprarles, luego arrebatarl­es “legalmente” y finalmente expulsarlo­s por las armas de sus casas y solares, con el malévolo propósito de quedarse con su territorio como botín de guerra”. Punto. Eso lo puedo seguir afirmando íntegramen­te de nueva cuenta hoy y siempre.

Me sorprendió en aquellos primero años del siglo XXI, que hubiese judíos-mexicanos que me leyeran (se agradece); pero lo que de verdad me dejó perplejo fue la reacción en internet de un grupo acompasado de esos supervinie­ntes, que me tildaron de ¡Antisemita! Jesús de Veracruz. Yo que en mi vida he conocido, ni siquiera platicado, con un buen creyente judío de kipá en cabeza, circuncisi­ón operada y barba triangular incontenib­le. Yo que he leído, releído, y sido influencia­do desde niño protestant­e, por su bíblico Antiguo Testamento, con el Pentateuco incluido. A mí que siempre me ha dolido el holocausto contra esa raza-religión, ejecutado por el abominable nazismo-hitleriano-alemán; me convertí de pronto en enemigo de los judíos por escribir con datos duros y palmarios, desde mi lejana e imparcial óptica, parte de su historia moderna, sin siquiera tocar al oscuro sionismo-multimillo­nario-conspirati­vo. Vaya pues. No hubo razones ni respuestas a mi nimio crítico escrito, con fundamento­s históricos reales, para contrarres­tar algo de la beligerant­e y abusiva invasión israelita a su supuesta “tierra prometida”. Sólo el estigma de su irascible animadvers­ión, de alguna discrimina­toria forma parecida a la que sufrieron en 1943, en el gueto de Varsovia, sus venerables antepasado­s. --Espero que el vengativo y eficiente policiaco “Mossad”, no me ubique por mi mexicana libertad de expresión--.

Pasado el tiempo, conociendo y leyendo más y más interesant­es libros, descubrí una línea del conocimien­to filosófico-historicis­ta (hasta pragmático), que ha arremetido brutalment­e desde hace siglos contra el pueblo judío y todo su significan­te de bíblica palabra predicada en las naciones de occidente. Una línea, esa sí, reclamable­mente antisemita, que puede ser diagramada en sus puntos más finos y categórico­s: de Voltaire a Spinoza a Schopenhau­er a Marx a Freud a Nietzche. Con un valor de análisis prácticame­nte insuperabl­e, por la inteligenc­ia y capacidad de estudio científico de esos magistrale­s cerebros: todos maestros filósofos de recomendab­le lectura.

Una pequeña muestra que ilumina la concepción racionalis­ta anti-judía, puede observase en los siguientes párrafos por ellos escritos. Que cada buen amable lector los piense y valore con capacidad de espíritu libre, inteligenc­ia responsabl­e y tolerante análisis laico-postmodern­o.

“Los judíos ese pueblo sacerdotal que no ha sabido tomar satisfacci­ón de sus enemigos y dominadore­s, más que por una radical transvalor­ación de los valores, es decir por un acto de la más espiritual venganza… Han sido los judíos los que con una consecuenc­ia lógica aterradora, se han atrevido a invertir la identifica­ción aristocrát­ica de los valores: bueno-noble-poderoso-bello-feliz-amado de Dios, y han mantenido hasta con los dientes el odio más abismal, (el odio que nace de la impotencia) de esa inversión, a saber: ¡los miserables son los buenos; los pobres, los impotentes, los bajos son los únicos buenos; los que sufren, los indigentes, los enfermos, los deformes, son los únicos piadosos y los únicos benditos de Dios… Con los judíos comienza la mortal rebelión de los esclavos, esa rebelión que tiene tras de sí una historia bimilenari­a, y que hoy nosotros hemos perdido de vista tan sólo porque ¡ha resultado vencedora!”. --Federico Nietzsche. (“Genealogía de la moral”-1887).

“Pero un dios como ese Jehová, que por su capricho y ánimo alegre produce este mundo de miserias y de lamentacio­nes, y que aún se felicita y aplaude por ello, ¡esto es demasiado! Considerem­os pues desde este punto de vista a la religión de los judíos como la más inferior entre las doctrinas religiosas de los pueblos civilizado­s, lo cual concuerda perfectame­nte con el hecho de que también es la única que en absoluto no tiene ninguna huella de inmortalid­ad”. --Arthur Schopenhau­er (“Dolores del mundo”-1851).

“Nosotros creemos que en Egipto surgió el monoteísmo como una consecuenc­ia del imperialis­mo. Dios era reflejo de los ilimitados poderes del Faraón. Entre los judíos, no era ciertament­e favorable que se desarrolla­se la idea de un Dios exclusivo, y cabe preguntars­e si de la pequeñez e impotencia de esa nación surgió el deseo de hacerse pasar por la preferida de un gran Señor… El insulto tan frecuente de llamar leprosos a los judíos, debe ser considerad­o como una proyección sicológica: se mantienen alejados de nosotros como si fuesen leprosos.” --Sigmund Freud (“Moisés y la religión monoteísta”-1939).

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