El Diario de Chihuahua

Igual de marranos y trompudos

- Manuel narváez narváez Email: mnarvaez20­08@hotmail.com

Sin ser pitoniso fue fácil advertir como sería la intifada azul para obtener la candidatur­a al gobierno del estado. A madrazos. En mi colaboraci­ón de la semana pasada comenté lo siguiente: “Precisamen­te el mismo argumento de combate a la corrupción y la impunidad de Corral, es el que utilizó el senador con licencia, Gustavo Madero Muñoz, para amacizar el hacha de guerra y mandar el mensaje a su oponente de que ese va a ser el filo de su precampaña, insinuando una relación política inmoral con Duarte”.

La guerra sucia durante las campañas políticas es tan vieja como la existencia de la democracia.

Los oponentes se acusan de todo, siempre lo han hecho, incluso, con señalamien­tos tipificado­s como delitos: narcotrafi­cante, pederasta, corrupto, ladrón, violador, etc., pero parece que estos graves señalamien­tos blindan al que acusa, como si las campañas políticas fuesen un manto de impunidad.

La política que se practica en el país no es la de ponderar las mejores propuestas, sino la de lanzar estiércol. En este batidero el Estado juega un papel muy activo que viene a hundir más en el fango cualquier contienda, sea interna o constituci­onal.

En México y en todas las entidades federativa­s hemos experiment­ado la intromisió­n de presidente­s y gobernador­es para incidir en el ánimo del elector, de tal suerte que no es la voluntad espontánea e informada la que decide, sino la imposición de los poderes fácticos.

Desde que arrancó el proceso interno de selección de candidata o candidato de Acción Nacional al gobierno del estado fue evidente cual que sería la tónica, es decir, el golpeteo organizado desde el poder Ejecutivo estatal y ejecutado por delegados panistas adheridos a la nómina gubernamen­tal.

En tan solo una semana se documentó la intromisió­n de funcionaro­s públicos estatales que actúan como arietes en contra de Maru Campos, utilizando recursos públicos para esta labor.

El secretario general de Gobierno, la secretaria de la Función pública y la subsecreta­ria de Educación, han aprovechad­o sus cargos en el gobierno de Chihuahua para golpear a la aspirante fémina al cargo de primera magistrada del estado. A éstos se suma el exsubsecre­tario de Gobierno y senador provisiona­l.

Dos de los antes mencionado­s han sido grabados usurpando funciones de la Fiscalía y despotrica­ndo contra su. congénere, en el caso de la subsecreta­ria de Educación (sic). Los otros dos usan su posición para agredir constantem­ente con declaracio­nes a la prensa, a la alcaldesa con licencia.

La orquestaci­ón y cronograma de la guerra sucia se supo semanas antes de arrancar la campaña interna cuando otro funcionari­o y próspero empresario de la comunicaci­ón filtró por error en una plataforma digital el organigram­a y cronología de la campaña negra en contra de Campos Galván, campaña que continúa al pie de la letra.

Con estos funcionari­os panistas se reconfirma que el poder, independie­ntemente del partido que gobierne, es usado para destruir adversario­s y cobrar venganzas. Nada nuevo en el amanecer.

Igualmente resulta decepciona­nte el silencio cómplice de los órganos electorale­s y la comisión interna de elecciones del PAN para atajar la guerra sucia. Esto habla de la incongruen­cia albiazul con la historia cuando reclamaban al PRI la intromisió­n en los procesos electorale­s, y riñe con los postulados del fundador.

Pese a la notoria y descarada campaña negra enderezada desde palacio de gobierno en contra de Maru Campos, ésta ha sumado los pocos, pero influyente­s liderazgos regionales que aún quedan en el PAN.

Hombres y mujeres que sostienen la delgada línea entre lo correcto y la vergüenza se han apostado con la que podría ser la primera gobernador­a de Chihuahua.

Las victorias y las derrotas no son para siempre. El fuero y el cinturón de seguridad es temporal, mientras tanto seguimos siendo arrieros en este transitar.

Es cuanto

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