Igual de marranos y trompudos
Sin ser pitoniso fue fácil advertir como sería la intifada azul para obtener la candidatura al gobierno del estado. A madrazos. En mi colaboración de la semana pasada comenté lo siguiente: “Precisamente el mismo argumento de combate a la corrupción y la impunidad de Corral, es el que utilizó el senador con licencia, Gustavo Madero Muñoz, para amacizar el hacha de guerra y mandar el mensaje a su oponente de que ese va a ser el filo de su precampaña, insinuando una relación política inmoral con Duarte”.
La guerra sucia durante las campañas políticas es tan vieja como la existencia de la democracia.
Los oponentes se acusan de todo, siempre lo han hecho, incluso, con señalamientos tipificados como delitos: narcotraficante, pederasta, corrupto, ladrón, violador, etc., pero parece que estos graves señalamientos blindan al que acusa, como si las campañas políticas fuesen un manto de impunidad.
La política que se practica en el país no es la de ponderar las mejores propuestas, sino la de lanzar estiércol. En este batidero el Estado juega un papel muy activo que viene a hundir más en el fango cualquier contienda, sea interna o constitucional.
En México y en todas las entidades federativas hemos experimentado la intromisión de presidentes y gobernadores para incidir en el ánimo del elector, de tal suerte que no es la voluntad espontánea e informada la que decide, sino la imposición de los poderes fácticos.
Desde que arrancó el proceso interno de selección de candidata o candidato de Acción Nacional al gobierno del estado fue evidente cual que sería la tónica, es decir, el golpeteo organizado desde el poder Ejecutivo estatal y ejecutado por delegados panistas adheridos a la nómina gubernamental.
En tan solo una semana se documentó la intromisión de funcionaros públicos estatales que actúan como arietes en contra de Maru Campos, utilizando recursos públicos para esta labor.
El secretario general de Gobierno, la secretaria de la Función pública y la subsecretaria de Educación, han aprovechado sus cargos en el gobierno de Chihuahua para golpear a la aspirante fémina al cargo de primera magistrada del estado. A éstos se suma el exsubsecretario de Gobierno y senador provisional.
Dos de los antes mencionados han sido grabados usurpando funciones de la Fiscalía y despotricando contra su. congénere, en el caso de la subsecretaria de Educación (sic). Los otros dos usan su posición para agredir constantemente con declaraciones a la prensa, a la alcaldesa con licencia.
La orquestación y cronograma de la guerra sucia se supo semanas antes de arrancar la campaña interna cuando otro funcionario y próspero empresario de la comunicación filtró por error en una plataforma digital el organigrama y cronología de la campaña negra en contra de Campos Galván, campaña que continúa al pie de la letra.
Con estos funcionarios panistas se reconfirma que el poder, independientemente del partido que gobierne, es usado para destruir adversarios y cobrar venganzas. Nada nuevo en el amanecer.
Igualmente resulta decepcionante el silencio cómplice de los órganos electorales y la comisión interna de elecciones del PAN para atajar la guerra sucia. Esto habla de la incongruencia albiazul con la historia cuando reclamaban al PRI la intromisión en los procesos electorales, y riñe con los postulados del fundador.
Pese a la notoria y descarada campaña negra enderezada desde palacio de gobierno en contra de Maru Campos, ésta ha sumado los pocos, pero influyentes liderazgos regionales que aún quedan en el PAN.
Hombres y mujeres que sostienen la delgada línea entre lo correcto y la vergüenza se han apostado con la que podría ser la primera gobernadora de Chihuahua.
Las victorias y las derrotas no son para siempre. El fuero y el cinturón de seguridad es temporal, mientras tanto seguimos siendo arrieros en este transitar.
Es cuanto