ACUEDUCTO DE CHIHUAHUA
Ícono representativo de la ciudad, pero olvidado por varias administraciones
Conocido y poco valorado es el acueducto de Chihuahua, uno de los principales monumentos históricos de la ciudad, obra de ingeniería ponderado por su valor utilitario relativo a los usos y costumbres de la época colonial, pero es sin duda una calidad estética arquitectónica muy atractiva.
Es uno de los íconos más representativos de la ciudad, que incluso viene en el Escudo, sin embargo una gran parte de la infraestructura que representa la historia de la época virreinal, ha estado muy olvidada por administraciones.
Según los historiadores, su construcción inició en 1738, con la casa de ensaye de la Villa de Chihuahua, que ensayaba y quintaba los metales extraídos de Santa Eulalia. En 1751 el Virrey de la Nueva España, Antonio María de Bucareli y Urgúa, Conde de Revillagigedo, ordenó la construcción de un acueducto que surtiera de agua a la
Desde hace más de 300 años continúa en pie una obra de ingeniería olvidada por varias administraciones
población.
Fue una obra indispensable para la supervivencia de la ciudad, que incluso todavía era utilizado hasta los años 60, que aunque ya era primitivo, era funcional. En la actualidad supone sería uno de sus principales atractivos turísticos, tan sólo en un par de sectores, porque en el resto de su estructura no alcanza siquiera categoría de ornato. Y es que si bien los extremos de aquella centenaria obra se pueden distinguir gracias a su ubicación como la sección ubicada a un costado de la avenida Zarco, que en dos partes es paso de vehículos, además de haber realizado una gran obra en el llamado Parque del Acueducto, en la colonia Campesina, donde es usado comunalmente para fotografías o eventos multitudinarios.
El resto de dicha obra, simplemente se ha dejado en el olvido, donde incluso hay secciones donde hay suciedad y tiran basura sin que se haga algo al respecto. También el deterior del tiempo, apenas hace visible la placa que está en uno de los inicios sobre la avenida Silvestre Terrazas.
En el 2016, el alcalde, Javier Garfio Pacheco, había anunciado una rehabilitación y restauración que serviría como atracción turística y de espacio de convivencia. Significaría un insignia, que constaría de 4.3 km con una inversión de alrededor de 12 millones de pesos para tener un espacio agradable e icónico de la ciudad.
Dicho proyecto venía desde un estudio realizado en el 2012, que tenía las bases de un plan maestro desarrollado para la recuperación del propio monumento y espacio público, el cual establecía estrategias de mejoramiento, con intervenciones de mobiliario y una ciclovía por toda lo que se extiende.
Si bien, en la parte de cercana a la avenida Zarco, se cambió la iluminación con nuevos arbotantes y luz blanca, además de mayor limpieza, especialmente a un lado de un parque, pero hasta ahí quedó todo el trabajo.
Y eso que el logotipo de la administración 2013-2016 era parte del acueducto, al final, simplemente se dejó prácticamente como estaba. No hubo parque cercano, promoción alguna, mayor mobiliario para convivencia, ni paseos programados.
En la actualidad, solo el Parque el Acueducto tiene el mantenimiento por la cantidad de gente que usualmente acude, además que a un costado se encuentra el Centro Municipal de Equinoterapia y las caballerizas de la Policía Montada, lo demás, sigue igual.
Hasta el momento, no se ha anunciado algún proyecto de renovación o atracción, especialmente en dos secciones que comprende entra la colonia Campesina, Zarco y Guadalupe, que pasa por las calles Orquídeas, Silvestre Terrazas y Zarco.
Es prácticamente una obra de gran ingeniería pluvial que ha soportado las inclemencias del tiempo, la urbanización, el descuido de autoridades y desde hace más de 300 años, continúa en pie, es un atractivo para los mismos chihuahuenses y turistas, una especie de reliquia que tiende a olvidarse y se ha vuelto en sólo una estructura más de la vida rutinaria.