El Diario de Chihuahua

ACUEDUCTO DE CHIHUAHUA

- Juan Carlos Núñez / El Diario jnunez@diarioch.com.mx

Ícono representa­tivo de la ciudad, pero olvidado por varias administra­ciones

Conocido y poco valorado es el acueducto de Chihuahua, uno de los principale­s monumentos históricos de la ciudad, obra de ingeniería ponderado por su valor utilitario relativo a los usos y costumbres de la época colonial, pero es sin duda una calidad estética arquitectó­nica muy atractiva.

Es uno de los íconos más representa­tivos de la ciudad, que incluso viene en el Escudo, sin embargo una gran parte de la infraestru­ctura que representa la historia de la época virreinal, ha estado muy olvidada por administra­ciones.

Según los historiado­res, su construcci­ón inició en 1738, con la casa de ensaye de la Villa de Chihuahua, que ensayaba y quintaba los metales extraídos de Santa Eulalia. En 1751 el Virrey de la Nueva España, Antonio María de Bucareli y Urgúa, Conde de Revillagig­edo, ordenó la construcci­ón de un acueducto que surtiera de agua a la

Desde hace más de 300 años continúa en pie una obra de ingeniería olvidada por varias administra­ciones

población.

Fue una obra indispensa­ble para la superviven­cia de la ciudad, que incluso todavía era utilizado hasta los años 60, que aunque ya era primitivo, era funcional. En la actualidad supone sería uno de sus principale­s atractivos turísticos, tan sólo en un par de sectores, porque en el resto de su estructura no alcanza siquiera categoría de ornato. Y es que si bien los extremos de aquella centenaria obra se pueden distinguir gracias a su ubicación como la sección ubicada a un costado de la avenida Zarco, que en dos partes es paso de vehículos, además de haber realizado una gran obra en el llamado Parque del Acueducto, en la colonia Campesina, donde es usado comunalmen­te para fotografía­s o eventos multitudin­arios.

El resto de dicha obra, simplement­e se ha dejado en el olvido, donde incluso hay secciones donde hay suciedad y tiran basura sin que se haga algo al respecto. También el deterior del tiempo, apenas hace visible la placa que está en uno de los inicios sobre la avenida Silvestre Terrazas.

En el 2016, el alcalde, Javier Garfio Pacheco, había anunciado una rehabilita­ción y restauraci­ón que serviría como atracción turística y de espacio de convivenci­a. Significar­ía un insignia, que constaría de 4.3 km con una inversión de alrededor de 12 millones de pesos para tener un espacio agradable e icónico de la ciudad.

Dicho proyecto venía desde un estudio realizado en el 2012, que tenía las bases de un plan maestro desarrolla­do para la recuperaci­ón del propio monumento y espacio público, el cual establecía estrategia­s de mejoramien­to, con intervenci­ones de mobiliario y una ciclovía por toda lo que se extiende.

Si bien, en la parte de cercana a la avenida Zarco, se cambió la iluminació­n con nuevos arbotantes y luz blanca, además de mayor limpieza, especialme­nte a un lado de un parque, pero hasta ahí quedó todo el trabajo.

Y eso que el logotipo de la administra­ción 2013-2016 era parte del acueducto, al final, simplement­e se dejó prácticame­nte como estaba. No hubo parque cercano, promoción alguna, mayor mobiliario para convivenci­a, ni paseos programado­s.

En la actualidad, solo el Parque el Acueducto tiene el mantenimie­nto por la cantidad de gente que usualmente acude, además que a un costado se encuentra el Centro Municipal de Equinotera­pia y las caballeriz­as de la Policía Montada, lo demás, sigue igual.

Hasta el momento, no se ha anunciado algún proyecto de renovación o atracción, especialme­nte en dos secciones que comprende entra la colonia Campesina, Zarco y Guadalupe, que pasa por las calles Orquídeas, Silvestre Terrazas y Zarco.

Es prácticame­nte una obra de gran ingeniería pluvial que ha soportado las inclemenci­as del tiempo, la urbanizaci­ón, el descuido de autoridade­s y desde hace más de 300 años, continúa en pie, es un atractivo para los mismos chihuahuen­ses y turistas, una especie de reliquia que tiende a olvidarse y se ha vuelto en sólo una estructura más de la vida rutinaria.

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su construcci­ón inició en 1738, con la casa de ensaye de la Villa de Chihuahua
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FUE una obra indispensa­ble para la superviven­cia de la ciudad
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SEGÚN Los historiado­res, su construcci­ón inició en 1738

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