Qué hacer con el transporte público
En los próximos días, el Consejo Consultivo de Transporte habrá de sesionar con la intención de analizar el costo de la tarifa del transporte público, una decisión trascendente para la actual administración estatal por el impacto social que genera, ante la presión del gremio camionero que como siempre llega con las manos vacías, con una carga negativa por el pésimo servicio prestado.
Tres administraciones han pasado y la promesa de un mejor sistema de transporte al menos para Chihuahua capital y Ciudad Juárez siguen en el limbo, con un sistema troncal quebrado y las rutas sin control; con camiones viejos, choferes mal capacitados y el descontento de la población.
Sin duda la exigencia de los concesionarios del transporte de una mejor tarifa está bien fundamentada; los costos tan sólo del diésel se han incrementado constantemente, eso sin contar con los precios exorbitantes de nuevas unidades que simplemente están muy lejos de ser adquiridos aunque la autoridad presione.
El problema, que siempre ha existido es que el transporte público es utilizado por el sector de la población más vulnerable, la de menos recursos y que sin este servicio simplemente no pueden realizar sus actividades diarias.
No se puede ocultar, que en la administración de Javier Corral, como en muchos otros rubros, se dejó un desastre en materia de transporte público; las rutas troncales quebradas, con camiones inservibles y los concesionarios en la desesperación, sin saber si seguirán en el negocio.
Tanto la ruta troncal de Ciudad Juárez, como la de Chihuahua, se encuentran con rutas abandonadas y los paraderos en condiciones de deterioro.
Ciertamente, Chihuahua se puede catalogar como una entidad con una tarifa promedio, muy por debajo de otros estados como Tamaulipas, Nuevo Léon, Tlaxcala, Guanajuato, Estado de México, Coahuila y Baja California quienes tienen las tarifas más altas en el país.
Sólo como ejemplo del desastre en que se encuentra el servicio, hay que observar la ruta troncal Uno, la cual funciona con camiones viejos que no utilizan el carril confinado y con estaciones deterioradas, mientras que la ruta 2 aún simplemente no arranca como se proyectó.
De nada sirvió la inversión millonaria del gobierno de Javier Corral quien anunció en julio de 2021 que gastó 287.5 millones de pesos para ampliar cinco kilómetros más el BRT-1, construir 17 nuevas estaciones y modernizar otras 57. Actualmente las estaciones están en desuso, la mayoría de las estaciones están vandalizadas, llenas de basura.
Ciudad Juárez, con su vocación industrial, requiere de un transporte eficiente para movilizar a los trabajadores de sus hogares a sus áreas de trabajo. Sin embargo, esta situación no es tan sencilla como podría parecer debido a distintos factores, además por su condición de fronteriza, tiene mucho movimiento. Pero más allá de traducirse en beneficio para la entidad, significa molestias generalizadas por la deficiencia de transporte, lo cual crea una realidad compleja para quienes viven y visitan Ciudad Juárez.
No es un secreto que son pocas las unidades aptas las que están disponibles para prestar el servicio. De hecho, según estimaciones de la oficina de transporte de Zona Norte, hay 800 unidades de colectivo urbano y 4 mil de traslado de personal. Y son las colonias periféricas las que se llevan la peor parte.
Uno de los principales problemas del transporte en Ciudad Juárez es la antigüedad de las unidades. Según los mismos transportistas, a finales del 2021, que 9 de cada 10 camiones son modelos con muchos años en operación, los cuales no se encuentran en óptimas condiciones para ser operados.
Incluso, muchos de los camiones tuvieron una primera vida útil como unidades escolares con origen en Estados Unidos, vehículos de vieja data y lógicamente carecen de dispositivos de seguridad actualizados o poseen las mínimas comodidades.
En Chihuahua capital la situación es muy similar; el 50 por ciento de los camiones del transporte público que circulan en la capital tienen una antigüedad mayor a diez años, rebasando así el límite establecido en la Ley de Transporte, según información del propio secretario general de Gobierno, César Jáuregui Moreno.
Actualmente en la ciudad circulan alrededor de 390 camiones que prestan su servicio en las rutas alimentadoras y auxiliares, de las cuales, según estimaciones de Jáuregui, el 50 por ciento tienen una antigüedad mayor a diez años; mientras que en Juárez es alrededor del 80 por ciento de los vehículos los que exceden esa normatividad.
Ahora bien, la exigencia de los camioneros de una nueva tarifa se encuentra plenamente fundamentada en los costos de operación, que según los mismos concesionarios, son de 20.15 pesos por kilómetro y en promedio cada camión recorre 311 kilómetros por día, esto genera un costo de 6 mil 266.65 pesos diarios, y con las tarifas actuales simplemente no pueden.
Según los mismos concesionarios, desde el 2019, el margen de utilidad que tienen es prácticamente cero, pues todo lo que ingresa es para los gastos de operación y el sueldo de los choferes, por lo que ya es insostenible seguir en el negocio… pero siguen ahí.
¿Podrá el gobierno lograr un equilibrio entre la exigencia de los concesionarios de una mejor tarifa frente a la necesidad de la población, quienes además demandan un mejor servicio?.. eso lo veremos pero sin duda no todos quedarán contentos.