CONJURO ÚNICO
La Ciudad de México, como pocos destinos, reúne gastronomía, riqueza histórica, ajetreo en sus calles y estilo vibrante
Pocos lugares conjuran la mezcla que caracteriza a Ciudad de México: estilo vibrante, gastronomía sobresaliente, riqueza histórica y el ajetreo de las calles. Después de la pandemia, todo eso se multiplicó, con nuevos museos que ofrecen un recorrido por el arte mexicano, una amplia variedad de restaurantes y bares y una escena de la moda en expansión que apuesta por lo artesanal. Puedes comprar bolsas de piel y ponchos, degustar cervezas artesanales y unirte a los amantes del jazz para ir a un concierto en un club acogedor. En medio del barullo, vale la pena buscar los secretos del Centro Histórico, donde los viajeros pueden descubrir murales escondidos, explorar los laberintos de los mercados antiguos y sumergirse en las capas y contradicciones de la ciudad.
Viajeeneltiempo
Guillermo Tovar de Teresa fue un historiador autodidacta que escribió de manera brillante sobre el arte mexicano del periodo colonial y del siglo XIX. Su casa, una mansión construida en 1911 en la colonia Roma que restauró con sumo cuidado, se ha convertido en un museo, que presenta piezas de sus colecciones de arte, muebles, cerámica y libros. Muchas de las habitaciones se mantienen como él las decoró antes de su muerte en 2013, atiborradas de retratos de la burguesía emergente del México recién independizado.
La entrada es gratuita.
LAM erced El mercado más antiguo de M éxico
Pasa el día en el Centro Histórico. Comienza por La Merced, un mercado que se remonta a los aztecas. Es un tanto intimidante por su tamaño, pero también por su insularidad. De preferencia ve con un guía que conozca sus pasajes y a los vendedores. Eat Mexico ofrece un recorrido gastronómico de 3 horas y media en inglés (99 dólares). En el puesto de la señora Edith, prueba especialidades prehispánicas: chapulines y hormigas chicatanas, así como diminutos pescados de agua dulce y acociles, crustáceos endémicos de los lagos y ríos de México.
La señora Balbina ofrece su sofisticado mole poblano y su pipián en un tamal de maíz azul. El recorrido termina en Roldán 37, un restaurante mexicano tradicional que antes era un almacén donde se deshidrataban chiles.
Buscalos murales escondidos
Los murales del mercado Abelardo L. Rodríguez, a los que llegas luego de caminar unos minutos hacia el noroeste del enorme Zócalo, la plaza principal, fueron pintados por estudiantes de Diego Rivera, entre ellos Marion y Grace Greenwood, dos hermanas originarias de Nueva York.
Exp lora el arte mexicano
Hace poco abrieron sus puertas otros dos recintos del siglo XVIII con colecciones de arte mexicano, uno en el Centro Histórico
y otro en sus alrededores. Las obras del Museo Foro Valparaíso, en un antiguo palacio que ahora es propiedad de un banco, incluyen retratos coloniales, entre ellos uno de la escritora Sor Juana Inés de la Cruz que fue pintado después de su muerte en 1695, paisajes del siglo XIX e imágenes de figuras icónicas mexicanas.
Las galerías del siglo XX albergan la obra de Diego Rivera “Muchacha con lirios”, de 1942, y cuadros de las pintoras surrealistas Remedios Varo y Leonora Carrington (la entrada es gratuita). A poca distancia en coche se encuentra el Museo Kaluz, que exhibe una colección privada dentro del renovado Antiguo Hospicio de Santo Tomás de Villanueva. La muestra, organizada temáticamente, establece un diálogo entre la antigua pintura mexicana y las interpretaciones del siglo XX (la entrada cuesta 60 pesos para los mexicanos, y 90 pesos para los extranjeros).