Tesla, una gran oportunidad
No cabe duda que una de las compañías emblemáticas del naciente siglo XXI, caracterizado por el uso de ordenadores electrónicos, energía limpia y materiales reutilizables, es la productora de automóviles eléctricos Tesla. Y por tanto no es de extrañarse que su necesidad de construir una nueva planta armadora, en territorio mexicano, haya suscitado una competencia por hospedarla, de muchos kilotones de potencia.
La producción de automóviles eléctricos registra aumentos anuales constantes, y ese ritmo no hará sino seguir creciendo cada año que siga y durante quizá los siguientes 15 o 20 al menos. Algunos países ya pusieron fecha para eliminar el uso de motores de combustión interna. La creciente consciencia ecológica de la humanidad, mas facilidades para la producción de energía eléctrica, el desarrollo de baterías con mayor capacidad y motores eficientes, han puesto las condiciones para este rediseño de la movilidad humana. Pasamos del uso del caballo durante 7 mil años, que terminaron con el siglo XIX, a uso de vehículos de combustión interna durante todo el siglo XX, a los eléctricos que dominarán el siglo XXI. Ya le tocará a la fusión nuclear el siglo XXII.
Ya prácticamente todas las grandes compañías se preparan para la migración. Algunas empezaron experimentando con los motores híbridos, pero eso terminará pronto. Cuando la electricidad se consolide en camionetas de trabajo y vehículos de transporte, estaremos ya del otro lado.
Tesla, más allá de la personalidad de su dueño y las emociones y debates que suscita, ha nacido directamente para este tipo de vehículos. Y si la demanda está en aumento, la producción debe darle alcance. No es de extrañarse que quieran instalar una gran planta en México, que tiene ahora mismo enormes ventajas.
La cercanía con el mercado estadounidense que abate costos de carga. Que nuestro país tiene ya una industria automotriz muy madura, sólida, por tanto, con gran experiencia logística que puede ser bien aprovechada. Mano de obra calificada, aun cuando se entiende que esta rama requiere conocimiento y algunas competencias distintas, pues esas fábricas están altamente robotizadas, y demandarán otro tipo de empleados. Y desde luego costos de escala, les va a convenir mucho producir a menor precio, asumo que manteniendo la calidad.
¿Puede la planta instalarse en Chihuahua, en alguna de sus dos grandes ciudades como Juárez o la capital? Sin duda sí. Se requerirían inversiones en algunos rubros como infraestructura, educación y recreación. Mas otros elementos que se esperan del Gobierno como facilidades, incentivos, seguridad legal y física, ambiente laboral, estabilidad. Otras aportaciones a la academia como centros de investigación y algunas carreras técnicas y profesionales. Algunas cadenas de suministro. Pero nada que no se pueda resolver en corto tiempo. Y las noticias, apenas de ayer, es que sí hay iniciativas del gobierno estatal de Chihuahua por conseguir ese tan atractivo proyecto.
La duda es qué tan posible sea. De entrada, ni siquiera hay que pensar en esos términos. Aunque la posibilidad sea pequeña, el premio es tan grande que vale la pena intentarlo. Ahora bien, entendemos perfectamente que otras entidades llevan avance. Desde luego Nuevo León. Casi todos asumían como un hecho que se instalaría ahí. Casi dirían que al gobernador se le queman las habas por anunciarlo, si tiene información privilegiada y contactos avanzados. Y desde luego tiene fundamentos para que una fábrica de esa naturaleza se aloje dentro de sus fronteras.
Pero no contaba con las envidias del presidente López Obrador. Más tardó en enterarse que en querer quitarle el apetitoso bocado. Y empuja, sin disimulo, y usando la fuerza de las instituciones que representa, hacia la vecindad del aeropuerto Felipe Ángeles. Se imaginará el presidente que una inversión de esta magnitud, que se cuantifica en miles de millones de dólares, se hace como él mismo hace las cosas, por capricho y al chilazo. Para que alguien se anime a soltar este chorro de billetes y asegurar su retorno con pingües ganancias, se tienen que hacer estudios, evaluarlos en todas sus múltiples dimensiones, y balancear la mezcla de variables.
Este choque de opciones pensamos, es lo que anima ahora a otros estados de la federación a ofrecerse como alternativas, en la situación clásica de tercero en discordia. Y ahí la puja de Chihuahua, bien leída, tiene sentido. El no, ya lo tenemos. Si obtenemos un sí, o una respuesta parcial como una cadena de suministros, es ganancia, lo que escurra es miel.
Como sea, ya le andamos poniendo el pie al futuro. Es el tipo de empresas que deberemos ver cada vez más en los siguientes años A las que debemos aspirar, de empleos asociados al conocimiento, a la tecnología, a la información, no a la fuerza física ni a los sueldos bajos. Chihuahua capital, de la mano de empresarios con visión dilatada y la buena armonía que hay con los gobiernos municipal y estatal, y la academia, ya camina por esa ruta en el plan llamado “Chihuahua futura”. Hoy, o mañana, pero esas fábricas estarán en nuestros vecindarios.
¿Puede la planta instalarse en Chihuahua, en alguna de sus dos grandes ciudades como Juárez o la capital? Sin duda sí"