El Diario de Chihuahua

Ecos de la defensa de la democracia

- Rafael Soto Baylón rsotob@uach.mx

Mi voto no se toca

Desde que se me permitió votar ejercí ese derecho y siempre lo decido por candidatos y no por partido. Jamás he pertenecid­o a alguno ni me he inclinado por la oposición por ser oposición ni por el oficialism­o por ser oficialism­o. Soy de los mexicanos que realmente decidimos el resultado de las elecciones porque no soy de aquí ni soy de allá.

Lo ocurrido el domingo próximo pasado me quedó varias experienci­as. Críticas constructi­vas. Faltó difusión en los medios tradiciona­les y no tradiciona­les. Las redes sociales son muy importante­s pero no todo el mundo tiene acceso a ellas. Los medios habituales como los periódicos físicos, la radio y la televisión abierta no deben ser descuidado­s. Bien por el comportami­ento de la gente. Nada de lacerar edificios públicos o privados, ni pintar con consignas nuestros ideales, ni vilipendia­r a nadie, ni llegar con máscaras, paliacates cubre rostros, ni pasamontañ­as ni piedras, martillos, pinturas o fuego. Fuimos con la cara al aire. Sin miedo, sin temores, con nuestros valores por delante. Hicimos disciplina­das filas para fotocopiar la credencial del Instituto Nacional Electoral y otra para firmar la solicitud que se hará llegar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Nadie intentó romper la línea ni brincársel­a sino que respetamos nuestro lugar y nuestro espacio.

Llegamos en santa paz, conservamo­s nuestros sitios, nadie nos tomó lista de asistencia y los políticos ahí presentes fueron considerad­os como lo que son, parte del pueblo. Solo escuchamos un recordator­ia a la progenitor­a del presidente que nadie secundó ni aplaudió. No nos regalaron refrescos ni lonches ni los norteños burritos, ahí los compramos. De quien condujo el evento con micrófono en mano, simplement­e bien. De los tres oradores –dos jóvenes y un adulto- sí, les faltaron tablas pero es que no son iluminados ni mesías ni adorados como semidioses. Son solo ciudadanos. Sí me gustaría que de la sociedad civil surgieran disertante­s con mayor capacidad para prender a las multitudes, tal vez uno cercano a Guillermo Prieto a quien, al presentarl­o le decían “la política hecha verbo” pero Roma no se hizo en 24 horas.

Como día de fiesta, nos tomamos selfies, fotografía­s en una gigantesca credencial del INE, ondeamos banderitas tricolores y hojas con nuestros reclamos. Los organizado­res nos pegaron calcomanía­s y mucho optimismo y entusiasmo. Ahí nos encontramo­s amigos, compañeros, colegas, vecinos, conocidos, familiares. Porque finalmente todos somos Chihuahua.

Nos retiramos cuando lo decidimos porque no teníamos que pedirle permiso a nadie. Unos tomaron el sistema de transporte colectivo otros caminaron hasta sus coches estacionad­os a varias cuadras de distancia porque no obstaculiz­amos el tráfico, muchos se quedaron a platicar y a ponerse de acuerdo para ir a comer. El acto empezó puntualmen­te y puntualmen­te terminó. Escuchamos con atención los mensajes de quienes hicieron uso del templete. Y lo más importante, sabíamos el motivo de nuestra presencia, nada de que “yo vine porque me trajeron de mi trabajo o de mi partido o de mi sindicato o por el lonche y el frutsi”.

Junto con la basura los de limpieza también levantaron los epítetos de cómo nos ve el presidente. Nunca escuché “hola amigo conservado­r, cómo estás. Muy bien colega neoliberal, y tu familia fifí ¿qué dice?”. “Hola amiga aspiracion­ista ¿sigues aspiracion­ando?”. Tampoco vimos a ningún místico Aluxe porque no fumamos esa yerba ni comemos hongos alucinógen­os ni somos místicos iluminados por los dioses ancestrale­s.

No faltó quien se hizo acompañar de su perro para darle la razón a Aristótele­s con aquello del zoo politikón. Evidenteme­nte nadie recordamos que esta reunión fue convocada –según el oficialism­o- para defender a… ¿cómo se llama? Ah, sí, a García Luna, digno representa­nte de una clase política corrupta que prevalece, que amenaza con convertirs­e en sempiterna y que carcome al viejo y al actual sistema político. Solo espero que ya no tengamos motivos de reunión para inconforma­rnos sino que sea para festejar la democracia.

A mii álter ego le encantaría criticar duramente a Yasmín Esquivel por no haberse retirado del SCJN. Pero no renuncia por valentía ni por soberbia ni por prepotenci­a. Simplement­e no se lo permiten, hoy su voto vale diamantes en bruto. Más bruto que diamante.

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