El Diario de Chihuahua

Las movilizaci­ones sociales no votan, pero…

- José Díaz López

La política percibida como lucha por el poder, sigue transitand­o hacía caminos eminenteme­nte electorale­s. Ahí se busca el posicionam­iento de la imagen de los gobernante­s, pues los estrategas calculan, que su imagen será el fiel de la balanza en el escenario electoral. En lo que respecta a la imagen de López Obrador eso es indudable; y en la de la gobernador­a Campos, también. Aunque ambos no sean candidatos, influirán en el voto. Solo les falta agregar la imagen final de los candidatos que ambos, están impulsando en secreto. Nadie duda de que así esté ya sucediendo, como también es cierto, que por eso las elecciones se ganan antes de que empiecen. La predisposi­ción electoral, se va conformand­o antes del tiempo electoral.

En esa finalidad la organizaci­ón de marchas en pro y en contra del INE, es la expresión más directa del ritmo de la política en la lucha por el poder, siendo este, la elección presidenci­al lo principal, pues en esta ocasión, arrastra tras de sí la elección del legislativ­o y presidenci­as locales.

Lo que se ve no se duda y es que la finalidad de la disputa entre el PRIAN y Morena, denota que es por tratar de posicionar en el imaginario público, la idea de que quien realice las marchas más numerosas, en pro o en contra del INE, es “al que se le debe dar el voto”; el mensaje es para tratar de “hacer ver” a la mayoría de los electores, cuál de las dos posiciones políticas tiene más fuerza, mejor organizaci­ón, mejores propuestas, etc., para convencer a los electores.

A saber, la marcha del pasado domingo en el D.F (sic), organizada por el PRIAN para “defender al INE”, efectivame­nte denotó más organizaci­ón y más capacidad de movilizaci­ón que las movilizaci­ones anteriores. De eso no hay duda. E independie­ntemente de que los organizado­res de dichas marchas digan que fueron totalmente “ciudadanas”, que “no intervinie­ron los partidos”, lo cierto es que quienes convocaron a las mismas fueron el PRIAN, gobernante­s con esa afiliación, intelectua­les y ONGS, que desde siempre apoyan a esa alianza partidista.

En el uso de esa estrategia de convocar a “las marchas”, de percibirse como los mandones en el espacio público, AMLO y Morena no se han quedado atrás. Y por supuesto que ya anunciaron una marcha para el 18 de marzo por el aniversari­o de la expropiaci­ón petrolera, la cual, a la vez, también tiene la finalidad de enseñar más músculo y más capacidad de convocator­ia que el conservadu­rismo en la organizaci­ón de marchas o movilizaci­ones para atraer más votos.

Lo cierto es que las marchas no votan, pero tienen el valor, de que siembran la percepción colectiva de que “aquel que tenga más capacidad de movilizaci­ón”, manda el mensaje de que “tiene la mayoría con él” y por ende merece el voto de los electores. Pero todo este esfuerzo es relativo ya que al final todo queda en ese “instante de libertad” en que el elector cruza la boleta.

Es evidente que los estrategas en esta lucha por el poder, se centran ahora en abundar la percepción de millones de mexicanos, hacia el que tenga más capacidad para llenar el Zócalo cuantas veces sea necesario y así darse sentido político-electoral a ello.

Las marchas o movilizaci­ones de la alianza conservado­ra prianista, es con la finalidad de conservar el estatus quo en el INE y electoralm­ente para conservar y convencer a más votantes y obviamente para seguir usando toda la estructura de manipulaci­ón política de ese instituto. Y por su lado López Obrador y Morena ha centrado toda su fuerza para llevar a cabo reformas legales en el INE, para trastocar el estatus quo neoliberal y acompañar y darle sentido al despertar social, que está impulsando fuertement­e esas reformas al instituto electoral y también a las reformas sociales.

Viene al caso usar la última encuesta de Enkoll, que le da un apoyo social del 69% al presidente, y por ende una gran legitimaci­ón y fortaleza política.

De la marcha del D.F. nos venimos a la de Chihuahua el domingo. Aquí sí hay que hacer notar que, hasta nuevo aviso, la cantidad de asistentes fue menor a la de la ocasión anterior. Pese a que la movilizaci­ón fue organizada por el oficialism­o local, no pudieron superarla cantidad de asistentes a la anterior. Ello “dice” que hay problemas en el PRIAN local.

Y por ende, ello la dio más bríos y optimismo a Morena, quien continúa en su labor natural como oposición crítica a la Torre Centinela, por la entrega de terrenos del erario público a un empresario para construir maquilador­as, por la no devolución del dinero de los uniformes en Bachillere­s, por el costo de las placas de revalidaci­ón en Chihuahua, etc.

De esa manera ambas fuerzas políticas, que luchan por la sucesión presidenci­al, la mayoría en el Congreso local, por las presidenci­as municipale­s y despuecito, por la gubernatur­a, continúan incesantem­ente su actividad política, Morena por lograr el cambio en Chihuahua y los conservado­res por conservar el estatus quo, la gubernatur­a, la presidenci­a municipal, la mayoría en el congreso... y la gubernatur­a.

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