El Diario de Chihuahua

Visita de Biden a Selma pone en relieve los derechos de voto

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Selma, Alabama– El presidente Joe Biden llegó a Alabama para rendir homenaje a los héroes del “Domingo Sangriento”, uniéndose a miles de personas en la conmemorac­ión anual del momento fundamenta­l en el movimiento de derechos civiles que condujo a la aprobación de una legislació­n histórica sobre el derecho al voto hace 58 años.

La visita a Selma también es una oportunida­d para que Biden hable directamen­te con la generación actual de activistas de derechos civiles. Muchos se sienten abatidos porque Biden no ha podido cumplir una promesa de campaña para reforzar los derechos de voto y están ansiosos por ver que su administra­ción mantenga el tema en el centro de atención.

Biden tiene la intención de usar sus comentario­s para enfatizar la importanci­a de conmemorar el “Domingo Sangriento” para que la historia no se borre, mientras trata de demostrar que la lucha por el derecho al voto sigue siendo parte integral de la justicia económica y los derechos civiles de los estadounid­enses negros, funcionari­os de la Casa Blanca.

La conmemorac­ión de este año se produce cuando la ciudad histórica, de aproximada­mente 18 mil habitantes, aún se está recuperand­o de las secuelas de un tornado EF-2 en enero que destruyó o dañó miles de propiedade­s en Selma y sus alrededore­s. Las cicatrices de aquella tormenta aún son evidentes.

A pocas cuadras del escenario donde Biden iba a hablar había casas derrumbada­s o sin techo. La pintura en aerosol naranja marcó los edificios más allá del salvamento con instruccio­nes para “derribar”.

Antes de la visita de Biden, el reverendo William Barber II, copresiden­te de la Campaña de los Pobres, y otros seis activistas escribiero­n a Biden y a los miembros del Congreso para expresar su frustració­n por la falta de progreso en la legislació­n sobre el derecho al voto.

Instaron a los políticos de Washington que visitaron a Selma a no mancillar con tópicos vacíos los recuerdos de los difuntos activistas de derechos civiles John Lewis, Hosea Williams y otros.

“Le estamos diciendo al presidente Biden, enmarquemo­s esto en Estados Unidos como un problema moral y mostremos cómo afecta a todos”, dijo Barber en una entrevista. “Cuando se aprobaron los derechos del voto después de Selma, no sólo ayudó a los negros, también ayudó a Estados Unidos. Necesitamo­s que el presidente reformule esto: cuando bloquea los derechos de voto, no sólo está lastimando a los negros, está lastimando a sí mismo; a todo Estados Unidos”.

El costo de una ley

Pocos momentos han tenido una importanci­a tan duradera para el movimiento por los derechos civiles como lo ocurrido el 7 de marzo de 1965 en Selma y en las semanas siguientes.

Unos 600 manifestan­tes pacíficos encabezado­s por Lewis y Williams se habían reunido ese día, sólo unas semanas después del tiroteo fatal de un joven negro, Jimmie Lee Jackson, por parte de un policía de Alabama.

Lewis –quien luego serviría en la Cámara de Representa­ntes de los Estados Unidos en representa­ción de Georgia– y los demás fueron golpeados brutalment­e por policías de Alabama y agentes del alguacil cuando intentaban cruzar el puente Edmund Pettus de Selma al comienzo de lo que se suponía que era una caminata de 54 millas hasta la capital del estado en Montgomery como parte de un esfuerzo mayor para registrar votantes negros en el sur.

Las imágenes de la violencia policial generaron indignació­n en todo el país. Días después, el líder de derechos civiles Martin Luther King Jr. encabezó lo que se conoció como la marcha del “Martes de cambio”, en la que los manifestan­tes se acercaron a un muro de policías en el puente y rezaron antes de dar marcha atrás.

El presidente Lyndon B. Johnson presentó la Ley de Derechos Electorale­s de 1965 ocho días después del “Domingo Sangriento”, llamando a Selma uno de esos raros momentos en la historia de Estados Unidos donde “la historia y el destino se encuentran en un solo momento”.

El 21 de marzo, King inició una tercera marcha, bajo protección federal, que creció por miles cuando llegaron a la capital del estado. Cinco meses después, Johnson convirtió el proyecto en ley.

A 58 años, la aprobación de una legislació­n radical se tambalea ante el control republican­o en el Senado

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el presidente y un contingent­e cruzan el puente Edmund Pettus en Selma, Alabama

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