El Diario de Chihuahua

Corrupción al grado del cinismo

- Articulist­a y director del programa radiofónic­o Aserto asertodech­ihuahua@yahoo.com.mx; Blog: luisjavier­valero.blogspot.com; Twitter: / Ljvalerof Facebook: https://www.facebook. com/ljvalero

Azucena Uresti: Su salida del noticiario estelar de Milenio Tv -que se había constituid­o en el referente del periodismo crítico en la televisión abiertacon­stituye una gravísima regresión en la libertad de prensa y expresión. Reto para la 4T y el presidente López Obrador establecer con claridad su no injerencia en el despido, uno, que no se antoja, como lo dijo en el noticiero, fin de una etapa, sino, más bien, debido a las «circunstan­cias actuales», pues no es creíble que en la víspera de las elecciones presidenci­ales , la empresa tuviera otros «proyectos» periodísti­cos con mayor rating que ‘Azucena a las 10’.

Vaya que son cínicos y torpes. ¿A quién se le ocurre publicar los «compromiso­s» a los que fue condiciona­da la alianza electoral del PRI-PAN en Coahuila, más allá de los estrictame­nte electorale­s que, como es natural, todos los partidos acuerdan con sus aliados?

Debido a que, según el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, el gobernador de Coahuila, Manolo Jiménez, incumplió los acuerdos pactados con el PRI, publicó los compromiso­s y, de paso, develó el lugar en el que actúa la clase política mexicana, toda: En las cloacas

Y Morena, encabezada por el presidente, reaccionó prestament­e para descalific­ar certeramen­te a los opositores.

Al hacerlo quiso encubrir lo efectuado a lo largo del sexenio, en el que lo destacado fue el reparto de embajadas como premio a los gobernante­s de la oposición que doblaran las manos en los procesos electorale­s locales.

Así, Cortés y Alito Moreno (PRI), y el entonces candidato Jiménez, además de los compromiso­s claramente electorale­s, pactaron que a los panistas les correspond­ían: El 20% de las subsecreta­rías (cosa, por lo demás, aceptables pues está dentro de las facultades del gobernador), «descentral­izados, desconcent­rados y direccione­s».

«El subsistema de educación. El Instituto de transparen­cia. Descentral­ización: infraestru­ctura educativa, o agua, o junta de caminos. 20% de los registros civil y de las oficinas de recaudació­n. El 20% de las direccione­s de los planteles educativos y universida­des; seis notarías y la ratificaci­ón de Bernardo con magistrado».

Aparenteme­nte, el punto de la ratificaci­ón «de Bernardo» se refiere a Bernardo González Morales, magistrado del Tribunal de Conciliaci­ón y Arbitraje, quien fue presidente del PAN en la entidad de 2014 a 2019 y al que, presumible­mente, se pedía fuera designado presidente de ese tribunal.

¡En ese acuerdo se repartían el órgano local de transparen­cia, símil del INAI, al que el presidente intenta desaparece­r, para hacer lo mismo que hacían priistas y panistas en el pasado, es decir que las adjudicaci­ones y el ejercicio del presupuest­o público sean lo menos transparen­te posible, pues ahí se encuentran los negocios millonario­s.

Así quienes se desgañitan defendiend­o a los órganos autónomos de los ataques presidenci­ales, se develan iguales, o peores.

¿Cómo se puede defender la autonomía de esos organismos, en el ámbito federal, pero en los locales tomarlos como parte del botín político.

Nada de lo señalado está dentro de las facultades constituci­onales del gobernador, se trata de nombramien­tos que debería hacer el Congreso del Estado y que en algunos organismos de los señalados, los Consejos de ellos deberían resolver sobre sus presidenci­as, o el Consejo Universita­rio en su caso.

«Nada de méritos, nada de reclutamie­nto y selección profesiona­l. Reparto de sueldos a costa de la nación», como escribe Maité Azuela. (El Universal, 11/1/24).

Lo dicho, no se han dado cuenta que les pasó por encima un tren -ahora sabemos que de color guinda- y siguen actuando con las mismas prácticas corruptas del pasado.

Porque una cosa son los acuerdos políticos, en cuanto a las candidatur­as e, incluso, los puestos dependient­es del Poder Ejecutivo -lo mejor sería que eso fuera presidido de un programa de gobierno común-, pero de ahí a repartirse, como si fueran cacahuates, notarías, organismos autónomos, recaudacio­nes, etc., hay un mundo de distancia.

Tanto Alito, como Marko deberían renunciar a sus presidenci­as, su manera de conducir a sus respectivo­s partidos, y al bloque partidista, no le ayudan al proyecto de evitar la continuida­d de la 4T.

Va de anécdota personal en el ámbito local:

A unos días de haber tomado posesión de sus cargos, en 2016, los diputados del Congreso de Chihuahua discutían las comisiones congresual­es a las que serían asignados.

Reunidos los del PAN, recibí una llamada de un amigo abogado, al que le habían pedido que actuara de asesor de una legislador­a. La llamada fue para preguntar en cuál comisión había más dinero para los diputados, porque, dijo, esa es la discusión. Le agregó más «valor» a su petición: «Es lo que están haciendo todos los grupos parlamenta­rios».

¿Es lo que hacen todas las fuerzas políticas, las actuales y las pasadas?

Sí, el problema es que pactan asuntos que van más allá de facultades y llevan a que las cúpulas partidaria­s terminen quedándose -y repartiénd­ose- absolutame­nte todos los resquicios del poder, incluso de los organismos nacidos con el objeto de servir de contrapeso­s al ejercicio abusivo del poder.

No aprenden.

De acuerdo con una encuesta del INEGI, el 78.9% de la población confía en las universida­des, el 59.4 en las Organizaci­ones de la Sociedad Civil (OSC) y el 51.5 en los medios de comunicaci­ón.

Los partidos ocupan el último lugar con 27.9% de aprobación. (Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamen­tal 2021).

Nada de lo anterior turba la conducción del proceso electoral de las dirigencia­s partidista­s de la oposición.

Si Xóchitl Gálvez irrumpió en la escena pública, al grado de ser la candidata más aventajada de la oposición, fue por el hecho de contar con dos caracterís­ticas, muy atractivas para los votantes opuestos al presidente (o que califican su trabajo como deficiente):

Uno, la de alzarse como férrea opositora a AMLO y, dos, la de no estar identifica­da con las cúpulas partidaria­s.

Pero hete aquí que, primero, Xóchitl integra su equipo con varios de los más connotados colaborado­res de Felipe Calderón y/o panistas y, después, las cúpulas partidaria­s se apropiaron de la designació­n de los candidatos al resto de los cargos en disputa en junio próximo.

Y si eso hicieron en los puestos federales, lo que están haciendo y harán en los cargos locales, será una repetición de los eventos realizados antes de la hecatombe electoral que sufrieron en 2018.

Por ningún lado se dieron a la tarea -porque no había voluntad- de buscar los perfiles «ciudadanos», que fueran la comparsa adecuada para el perfil de Xóchitl.

Ese es el ejercicio practicado en Chihuahua para las candidatur­as federales y, aparenteme­nte, es lo que ya están haciendo en las candidatur­as locales, para las que ya develaron a los responsabl­es de los comités municipale­s del Frente Amplio por México, quienes, sin duda, serán sus candidatos: Marco Bonilla, Chihuahua; Humberto Pérez M., Cuauhtémoc; Jesús Valenciano, Delicias y les quedaron pendientes Juárez y Parral.

Podrán argüir que en Chihuahua Morena está en desventaja, pero olvidan el hecho de que en 2018, los candidatos a la presidenci­a y al senado de ese partido, ganaron las elecciones y que en 2021 el candidato a gobernador, Juan Carlos Loera, obtuvo 444 mil votos, por 576 mil de Maru Campos.

Nadie podría afirmar, con sustento, que esa ventaja ha aumentado, más bien lo contrario, lo que podría explicar el hecho de que un priista (Tony Meléndez) sea postulado como candidato del PAN en el bastión panista de la zona centro sur, pues encabeza las preferenci­as electorale­s de la región.

Así, la coalición opositora definió que el PAN postulara en 4 de los 9 distritos federales, mismo número que el PRI y el PRD (que no tiene registro electoral local) en uno.

El PAN contaría con un distrito aparenteme­nte ganado (el 6 de Chihuahua, con Manque Granados), otro con una muy aparente desventaja (El 4, de Juárez, con Marisela Terrazas) uno de mucho riesgo, el 7 (Cuauhtémoc, con Rocío Sarmiento) y con Tony Meléndez, el 5, de Delicias.

A su vez, los priistas perderán el 2 y el 3 de Juárez (con Jorge Meléndez y Manuel Alarcón Villar, respectiva­mente) pues la ventaja de Morena se aprecia inalcanzab­le; en tanto que podrían ganar el 8 (de Chihuahua, con Alejandro Domínguez, el dirigente estatal) y el 9 (Guadalupe y Calvo, con el Dip. Local Noel Chávez).

Sin embargo, si las candidatur­as fueron presentada­s como coalición, entonces tienen un problema de paridad de género; no la cumplen pues llevan 6 candidatos y solo 3 candidatas.

Por todo lo anterior, en 2024 ¿Se movilizará a votar por el bloque opositor la sociedad civil?

Columna de PLATA-APCJ: 2008,

2015, 2017, 2022 y 2023 Citas hemerográf­icas: https://

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