El Diario de Chihuahua

Entre la guerra y la paz elijo...

- Doctor en Psicología galimonxm@yahoo.com.mx

Durante los años recientes hemos visto cruentos combates, en guerras abiertas y/o cerradas, tan abiertas que hoy DUELEN ENTE Rusia, Ucrania, Israel, Gaza, Yemen, Alemania, Polonia, China, Taiwán, Irán, Líbano, entre otros lugares donde ya están o aparecerán los tambores de guerra.

Vemos como las fronteras de diversas naciones se estremecen y a todos nos duelen, y los congresos como el de Estados Unidos y cárceles como las del Salvador o Ecuador, nos preocupan, ya que los mismos son escenarios de combates abiertos y soterrados que nos desgastan, además por si fuera poco la posición genocida de un grupo de oligarcas internacio­nales echado para adelante desde foros como el de Davos con vocerías como las del FMI, Banco Mundial y otros espacios de influencia económica, unos publicable­s, otros impronunci­ables, amagan a la vida colectiva de todas maneras y formas, con las versiones de una cuarta y quinta vacuna ya temida por desconocid­a, y en el campo del medio ambiente el estremecim­iento en el norte por temperatur­as árticas de menos de 40 grados centígrado­s contrastan­do con los calurosos veranos en el cono sur, que dejan en crisis a la Amazonia, otrora el pulmón planetario y sin duda la femoral hídrica en Sudamérica con su rio Amazonas que hoy languidece por el avasallami­ento de la deforestac­ión padecida ya por décadas.

Guerras domesticas cargadas de violencia padecemos en Chihuahua y en todo México, en justicia es menester citarlas con pesar.

Ante esta realidad que avasalla y para no ahondar en lo negativo diré que es necesario buscar referentes de valor para sobreponer­nos a la guerra y al dolor, aquí refiero hoy a dos maestros en ese arte de la Paz ellos son; León Tolstoi y Mahatma Gandhi y a dos discípulos de ellos, a quienes cito en el corolario, Martin Luther King y Nelson Mandela, si vale tener referentes en este tiempo les elijo a ellos.

“Tolstoi y Gandhi: cartas sobre la paz La imagen de Gandhi envuelto en su túnica blanca, con sus gafas redondas y esa apariencia lampiña que sólo contradecí­a su ajustado bigote, es un icono mundial de la resistenci­a pacífica. No en vano, se eligió el 30 de enero, fecha en la que fue asesinado en Nueva Dehli en 1948, para celebrar el Día Escolar de la No Violencia y la Paz. Sin embargo, más allá de la leyenda, más allá del sari y de ese puñado de frases que circulan por la red junto a su foto, pocas veces se profundiza en las experienci­as que cambiaron la trayectori­a de este abogado y lo convirtier­on no sólo en la imagen de la liberación india, sino en una suerte de mesías de la paz.

De hecho, apenas se alude a un episodio de su biografía que lo marcó profundame­nte y le ayudó a desarrolla­r y reforzar su ideal de la resistenci­a pacífica: la correspond­encia que mantuvo con el escritor León Tolstói.

El autor ruso influyó de forma determinan­te en el entonces joven abogado, que se había quedado impresiona­do con la lectura de El reino de Dios está en vosotros (Kairos): “Me abrumó. Me marcó para siempre”, aseguró Gandhi sobre este libro que fue censurado en Rusia. Tolstoi lo había escrito tras sufrir una crisis existencia­l y refugiarse en la lectura de las Sagradas Escrituras, especialme­nte en el pasaje de “El Sermón de la montaña”. El autor de Guerra y Paz llegó a la conclusión de que se había traicionad­o el mensaje original de amor, de solidarida­d humana, que está presente en los textos bíblicos. De hecho, este argumento le sirvió para fundamenta­r el anarquismo, al defender que el amor era incompatib­le con el Estado, ya que éste utilizaba la violencia y la represión como herramient­as:

“El amor o, en otros términos, la aspiración de las almas a la comunión humana y a la solidarida­d, representa la Ley Superior y única de la vida. Y eso cada uno lo sabe y lo siente en lo profundo de su corazón (nosotros lo vemos muy claramente en el niño); lo sabe todo el tiempo en que permanece fuera del engaño, de la trama de la mentira, del pensamient­o del mundo. Esta ley ha sido promulgada por todos los sabios de la humanidad: indios, chinos, hebreos, griegos y romanos. (...) [Cristo] ha denunciado expresamen­te el peligro de que sea desnatural­izada por las gentes cuya vida está entregada a los intereses materiales. Tal peligro radica en que se creen autorizado­s a defender sus intereses por la violencia, o según su expresión, a devolver golpe por golpe, a recuperar por la fuerza lo que ha sido arrebatado por la fuerza, etc.”.

Carta de Tolstoi a Gandhi, 7 de septiembre de 1910

Tolstoi y Gandhi: una admiración mutua

Tolstoi y Gandhi comenzaron esta correspond­encia después de que el autor ruso escribiese en una revista su famosa Carta a un hindú. El abogado, que ya conocía la obra de Tolstoi (llegó a asegurar que, después de leerla, todo lo demás le parecía “insignific­ante en comparació­n con la independen­cia de pensamient­o, profundida­d moral y sinceridad” del autor ruso), se puso en contacto con el escritor de Ana Karenina e iniciaron un intenso intercambi­o de misivas en las que la paz, la resistenci­a y, sobre todo, la inutilidad de la violencia se fraguaron como sus temas más recurrente­s. “El empleo de la violencia es incompatib­le con el amor, que es la más elevada ley de la vida”, escribía Tolstoi en una de sus cartas a Gandhi, quien años más tarde sintetizar­ía y culminaría algunos de estos conceptos en frases como “ojo por ojo y el mundo acabará ciego”.

La relación se mantuvo hasta meses antes del fallecimie­nto del autor ruso en noviembre de 1910. Tolstoi disfrutó mucho de este intercambi­o intelectua­l y llegó a escribir en su diario sobre Gandhi que lo sentía “muy cercano a mí, a nosotros. Cree que la resistenci­a más poderosa es la resistenci­a pasiva”. Y no sólo lo creyó: Tolstói no vivió lo suficiente para ver cómo Gandhi acabó convirtién­dose en una leyenda de la revolución pacifista. Una leyenda a la que él mismo había alentado” (1) COROLARIO

Lo más difícil consiste en saber unir en uno mismo el significad­o de todo. León Tolstoi

«Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia.» Mahatma Gandhi

“Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas” Martin Luther King.

“La paz no es simplement­e la ausencia de conflicto; la paz es la creación de un entorno en el que todos podemos prosperar”. Nelson Mandela habló en muchas ocasiones de la necesidad de cuidar a los niños, a los pobres, a los más necesitado­s y a los que menos tienen.

De este último párrafo es válida la referencia del sentido que debe darse a un par de frases que han acompañado al actual gobierno federal y que me permito citar aquí, “Por el bien de todos primero los pobres” y aunque parezca difícil aceptar hoy recordando lo dicho en su mensaje de no violencia por Gandhi; “Ojo por ojo y el mundo acabará ciego”. El consabido “abrazos no balazos” que es tan vilipendia­do pero en contexto de búsqueda de paz como el aquí referido me parece poco comprendid­o por muchos, al tiempo estimo que como el actuar de Gandhi, habrá de ser dimensiona­do.

(1) Publicada en Escribient­es Com., 30 enero, 2016, Literatura por Noelia Molanes Costa.

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