El Diario de Chihuahua

El D1 y las ‘escorts’ de lujo

- Manuel Narváez Narváez Email: narvaez.manuel.arturo@ gmail.com

“Dile que vas de parte del plomero de la Dale, y te lo deja en dos mil varos”.

En días pasados le tiré un cable a un conocido, de esos que hacen jales de todo tipo, es decir, plomería, albañilerí­a, electricid­ad, etc.

El señor “boutique” como le digo yo por su variado talento, fue a arreglarme una fuga de agua que ya me tenía hasta el copete.

Son de esas humedades que con el tiempo van carcomiend­o la pared y después levanta la pintura, y como estoy hablando del baño donde estaba el problema, cada vez que me sentaba a meditar veía el daño.

El susodicho se puso a hacer lo suyo. Inspeccion­ó el área de trabajo, mandó a su chalán por las herramient­as a la troca y le ordenó donde comenzar a romper la pared.

En el ir y venir, cerrar la llave de paso, encender el soplete para sustituir un tubo y resanar la pared se habrá llevado una hora media.

En el inter que su “secretario operativo” hacía el jale del resane y pintura, el plomero me contó de una experienci­a relajante recién vivida la semana pasada.

Ameno y con una expresión corporal propia de los cómicos me fue detallando cómo se hizo de los servicios de una profesiona­l del amor carnal en uno de los hoteles más emblemátic­os del centro de la ciudad.

Sin dejar de alardear de su aventura me mostró la imagen de una dama de unos 45 años o más. Debo reconocer el porte, la altivez y belleza de la interfecta, que también llamaba mucho la atención por su carrocería corporal.

Es la segunda vez que contrato sus servicios, pero a mi me cobra sólo dos milpas, porque su cuota es de 4 mil, de los cuales sólo recibe 1,800 por parte de la mujer que las organiza, a ella y otras siete.

El jale es por fuera, donde ella aparta una habitación y ahí nos vemos. Así gana completito lo que cobra por tres horas de servicio; ya luego regresa al departamen­to que les rentan en el Distrito Uno.

No es fácil obtener sus números porque las cuidan mucho y casi siempre el conecte es un hotel de la zona (D1).

La mayoría son colombiana­s y trabajan sólo en Guadalajar­a y aquí en Chihuahua, que es donde la raza les paga lo que piden. “Son de otro nivel y te consienten como no lo harán en tu cantón”, exclama con orgullo.

Yo como empresario -risas y carcajadas de los tres- debo estar al cien para poder hacer bien y con gusto mi jale, por eso me doy mantenimie­nto del bueno de vez en cuando.

Cuando quiera me tira un cable y le paso el número a ver si todavía anda por estos rumbos, porque se mueven entre Guadalajar­a y Chiwas, o se van a su tierra a ver a sus familias.

Nomás dígale que soy el plomero de la Dale, pa que le haga un descuento.

Es cuanto.

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