El Diario de Chihuahua

SEPARACION­ES PACÍFICAS

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Hay veces, desde luego, en que el matrimonio se puede salvar.

Cuando la terapeuta Ortiz recibe parejas que buscan la separación, cuenta, lo primero que trabajan es en la posibilida­d de renegociar su "contrato".

"Les explico que no podemos esperar que el "contrato" que hicimos hace 30 años siga vigente", explica. "La relación debe ser elástica para adaptarse a las etapas".

Esto no es posible cuando alguna de las partes expresa no sentir amor o existe cualquier tipo de violencia, enfatiza. De decidir la separación, comienza entonces un proceso que suele ser diferente de los divorcios en parejas jóvenes.

"Lo viven con más serenidad, con mucha más calma, porque es una cosa muy pensada de muchos años", apunta Diego, fundadora de Gericare, centro de cuidado y acompañami­ento a personas mayores.

Por lo regular, coinciden las especialis­tas, los acuerdos que negocian estas parejas giran en torno a la convivenci­a con los hijos y los nietos.

También hay aspectos que obstaculiz­an a muchos de la separación: uno de los más importante­s es el financiero, pues aunque cada vez más mujeres son económicam­ente independie­ntes, muchas mayores nunca tuvieron acceso a un trabajo remunerado y son dependient­es de su pareja.

En esta etapa también empieza la preocupaci­ón del cuidado: llega el miedo a ser dependient­e y no tener a un cuidador o la culpa si la pareja está enferma.

"Las personas que se animan a hacer divorcios a estas edades son personas que están sanas", ahonda Diego.

El miedo a qué dirán o cómo se sentirán los hijos sigue teniendo un gran peso, indican las especialis­tas, pero cada vez son más quienes apoyan a sus padres.

La recomendac­ión a las personas o parejas que piensan en un divorcio es buscar ayuda profesiona­l para tomar la mejor decisión.

"Es muy importante no juzgar a un matrimonio mayor que decide separarse", señala Diego. "Nadie conoce el curso de vida que ha llevado cada persona, cada pareja".

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