FUNERALES DE LA MOSCA
Los rumores se tornan en tumores que enferman a los organismos sanos"
Vivimos en la desinformación, en la era de falsas noticias, del engaño y la simulación. Nunca, como ahora, circulan las mentiras como por su casa, de un lado a otro, sin retenes ni muros, tan en boga en día. Rebotan y las rebotamos por las redes sociales donde vuelan libremente.
Y las razones son varias: pueden ser por ignorancia, mala fe, analfabetismo digital, inocencia o perversión, pero hemos convertido a las redes sociales en incubadoras y madraza de rumores, infundios y ataques. Engañar por deporte o adicción, por psicopatología o por costumbre, pero de cualquier forma hemos ido construyendo un ecosistema online donde mentir es lo común y normal, la desinformación fluye a caudales y nosotros le damos cauce y fuerza, con la novedad de que nos apoyamos en la tecnología para ser más efectivos, rápidos y expansivos.
Existen varios estudios que coinciden en que casi el 90 por ciento de los usuarios de los redes hemos compartido alguna vez falsas noticias, lo que ha detonado también, en estudios para combatir la desinformación, debido a que se ha generado una pérdida de confianza en algunas instituciones, medios de comunicación y un ambiente pesado en la llamada opinión pública de desesperanza, incredulidad y confusión.
La Fundación Telefónica publicó un manual que describe 7 tipos de fake news donde se visualiza el recorrido de los real a lo irreal, de la verdad a la mentira en una escala que va subiendo de tono y manipulación, aplicando diferentes técnicas e intenciones.
Tanto en las redes sociales como en los medios de comunicación se inicia en primer lugar con la sátira o parodia que su objetivo es hacer reír o criticar algún tema, sin engañar. Este caso es muy común en los memes. La risa y burla se convierten en primera instancia o justificación para abrir las puertas a la falsedad.
Siguiendo con la guía del manual, el segundo tipo de fake news, es la llamada conexión falsa que se da cuando lo que acompaña a una noticia no representa el contenido. Esto aplica muy seguido en desinformaciones que circulan por las redes o en medios con datos imprecisos, que les dan, indebidamente, interpretaciones subjetivas, tendenciosas o personales.
El tercer tipo es la omisión de contenido que ocurre cuando se omiten datos a propósito con el objetivo de distorsionar y propiciar la desinformación. El tipo cuarto es el contexto falso que se trata de un contenido real pero que se presenta en otro marco o en uno falso, lo que comúnmente se le llama fuera de contexto: datos verdaderos en marco falso.
El quinto es el contenido impostor que sucede cuando se suplantan fuentes genuinas. Esto es muy delicado y común, porque se inicia el armado tendencioso de falsedades. Lo que sigue de nivel es el contenido manipulado, cuando se altera un contenido real para que aparezca algo que no es y por último, el séptimo tipo es el contenido fabricado, y en este caso la información es completamente falsa, elaborada con intención de engañar. El máximo nivel de la manipulación.
El mismo manual sugiere siete pasos para detectar una noticia falsa que cada día intoxican el hábitat o ecosistema, como comprobar el contenido, comprobar el medio de comunicación, comprobar la autoría, comprobar las fuentes, comprobar las imágenes, pensar antes de c compartir y cuestionar las propias ideas, como ¿por qué la quieres compartir?
Cuando compartimos una información deberíamos tener varios elementos en mente para no convertirnos en promotores o cómplices de desinformaciones y rumores. Las fake news avanzan conforme nosotros mismos las impulsamos y luego nos asustamos cuando se nos regresan como boomerang, desconociendo que fuimos quienes la lanzamos a la galaxia digital y nos asustamos. Vemos rumores convertidos en verdaderos tumores que enferman la salud mental y social hasta carcomer los tejidos de los organismos.
Hay una anécdota histórica curiosa que nos sirve para adentrarnos cómo desde la antigüedad los engaños y mentiras circulaban en el imperio romano y cuenta el relato cómo “Publio Virgilio en tiempos del emperador Augusto, tuvo por mascota queridísima una simple mosca. Cuando ésta falleció, el poeta celebró en su honor un fastuoso funeral que tuvo lugar en su casa del monte Esquilino. Aquella triste celebración le costó cerca de ochocientos mil sestercios, (según cálculos actuales, un sestercio equivaldría a 2 dólares y 800 mil serían un millón 600 mil dólares), pero todo era poco para su mosca. Destacadas figuras del mundo de la cultura acudieron a apoyarle en su terrible pérdida e incluso Cayo Cilnio recitó la oración fúnebre acostumbrada para los humanos. Por último, se construyó un gran monumento funerario en el terreno de su propiedad y se colocó la siguiente inscripción: Mosca: Séate ligera esta urna y descansen en ella tus huesos”.
El comportamiento de Virgilio puede parecer exagerado y extravagante, comenta el autor de Fake News de la Antigua Roma,
pero todo tiene una explicación. “Resulta que en aquellos momentos los miembros del triunvirato Marco Antonio, Lépido y el futuro Augusto, estaban confiscando tierras de diversos ciudadanos para asentar a veteranos de guerra y recuperar el dinero invertido en las campañas militares. Los terrenos de Virgilio se encontraban entre los afectados, pero el astuto poeta buscó la trampa en la ley. Se había dicho que no serían expropiados aquellos terrenos o edificios que contuvieran monumentos funerarios de seres queridos. Al no especificar la ley que aquellos seres queridos tenían que ser necesariamente humanos, Virgilio había escenificado todo ese montaje con una simple mosca como protagonista, librándose asi de tan terrible ley y burlándose a la vez de Augusto y de sus secuaces”.
El relato termina aquí y se resalta la astucia de Virgilio para cometer un engaño y además de que las cosas no son como parecen. Sin embargo, el investigador de ese libro no encontró por ningún lado una fuente oficial clásica que mencione este episodio o algo similar. O sea, el engaño de un engaño lo que llega a plantear el escenario de que hay verdades en las leyendas o leyendas en las verdades.
En la actualidad, todo esto está fuera de control y de proporciones por los recursos de la tecnología. Cuando vamos incorporando palabras o ideas en la vida cotidiana, sin preocuparnos por la veracidad y certeza del contenido, estamos abonando el camino a la desinformación o noticias falsas -fake newspodemos convertir las redes sociales en fábricas de mentiras o herramientas de información y comunicación. Dependen del uso, la buena o mala fe de nosotros y por supuesto de la intención.
Hace siglos, Aristóteles dijo que la comunicación humana es intencional, carece de neutralidad y cada vez que abrimos la boca y emitimos un sonido, palabra o idea llevan intencionalidad de convencer o persuadir al otro sujeto con el que nos comunicamos. Las redes sociales son neutras y nosotros le imprimimos la buena o mala intencionalidad.
Las mentiras que circulan por las redes constituyen ya una infoxicación por la abundancia sin control, la rapidez con que se expanden y el daño que hacen. La viralidad de la que hablamos cuando ciertas informaciones se reproducen exponencialmente es justamente la forma en que se difunde un virus o se transmiten enfermedades contagiosas
Lo que debemos pensar es en romper los círculos de esas viralidades que suben y bajan desinformaciones, deshacen honras, apuntalan mentiras y destrozan verdades.
Manual para combatir la desinformación, (2023) Fundación Telefónica, España, https://espacio.fundaciontelefonica.com/noticia/manual-para-combatir-la-desinformacion-claves-para-un-pensamientoinformado/
MARQUÉS, Néstor (2021) Fake news de la antigua Roma, ed. Planeta, España