Fiesta de la Presentación del Señor Corderito de Dios que quita el pecado
"En la fiesta de la Presentación del Señor la Iglesia celebra la Jornada de la Vida Consagrada, ocasión para alabar al Señor y darle gracias" (1).
-De pronto ha entrado el Señor en su Templo, el "Ángel de la Alianza" ha llegado (Cf. Mal 3,1). Es un pequeño Cordero, es un Niño en brazos de sus padres: María, con José, vienen a ofrecerlo al Padre aunque todavía nadie ha pronunciado este Nombre ni lo ha siquiera imaginado.
¡Han venido!, y allí, junto a Simeón y Ana, representan al Israel de Dios y una imagen de la Iglesia Santa: "Ana y Simeón, María y José con el pequeño en brazos y entonando himnos de alabanza, son un esbozo de la Iglesia. Es ya la santa Iglesia que presenta a sus hijos engendrados en el Bautismo. Es la pequeña asamblea que muestra su agradecimiento al Padre por el regalo de su llamado, de su encuentro y de su consagración a Él" (2).
-Nos ofrece San Lucas (2,22-39) una escena sencilla y tremenda, la cual encierra el misterio que comenzaba a desplegarse visiblemente en la historia. Una escena donde "no aparece, a pesar de estar en el Templo, ningún sacerdote", porque "en la pequeñez del hijo de María presentado como ofrenda de acción de gracias y víctima propiciatoria, está ya presente nuestro Sumo y Eterno Sacerdote intercediendo por nosotros, que nos invita a unirnos cada día a su sacrificio para la redención del mundo" (2), nos invita a unirnos a su Eucaristía en la Iglesia santa, Familia de Dios.
-¡El Prometido ha entrado a su Templo! El Mesías nos asombra: "Es una víctima pobre, apenas un trozo de pan [cuerpecito de niño] y una copa de vino [sangre humana y divina]; es víctima inmaculada, Cordero sin mancha, víctima obediente... vida consagrada" (2).
Entrando, le reconocen Simeón y Ana, consagrados también a Dios y por su Espíritu inspirados. Profetizan sobre él, llamándole gloria de Israel, luz de las naciones, signo de contradicción. Se alegran, y a la vez hablan de una espada de dolor, de la redención del hombre. Plasman a Jesús Mesías, Señor y Salvador, Primogénito de una nueva humanidad que por Su Cuerpo inmolado y el Espíritu de Dios, nacerá del Inmaculado Corazón traspasado de dolor y de amor bajo la Cruz.
-Es el Inmaculado Corazón de María y ella, "la primera persona asociada a Cristo en el camino de la obediencia, la fe probada, el dolor compartido... Al llevar a su Hijo a Jerusalén, la Virgen Madre lo ofrece a Dios como verdadero Cordero que quita el pecado del mundo... lo presenta a todos como Luz para avanzar por el camino seguro de la verdad y del amor" (1). Vemos a San José como el primer consagrado a Jesús y María. Vemos a la Sagrada Familia como Iglesia doméstica, Familia de Cristo. Vemos vidas consagradas.
San Lucas en sencilla escena, descubre en este Corderito consagrado el misterio de la Iglesia y del Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.