EN EL CORAZÓN DE LAS MONTAÑAS
Tepoztlán es legendario no sólo por la naturaleza que lo rodea sino también porque es considerado un lugar mágico
Ciudad de México— Es legendario Tepoztlán, no sólo por la bella naturaleza que lo rodea sino también porque es considerado como un lugar mágico por las vibras que -a decir de muchos- circulan en el aire y se perciben desde el pasado prehispánico. Esta última creencia ha convertido al destino en meca de quienes buscan en la espiritualidad, una oportunidad para crecer en sus vidas.
Y es que sus majestuosos cerros, bajo cielos que se caen de lo azul, ocultan un Pueblo Mágico que es ideal tanto para descansar un fin de semana como para disfrutar de algunas vacaciones más largas.
"Tepoz", como le llaman algunos habitantes del centro del país, ofrece un hermoso mercado de artesanías, restaurantes famosos como El Ciruelo y puestos para degustar delicias locales. Además, es un paraíso para ir de compras.
Es en este destino donde se encuentra un verdadero refugio para el alma, un sitio en el que el viajero percibe serenidad y paz desde el primer momento. Se trata del Hotel Amomoxtli, cuyo nombre significa
"lugar entre ríos" y que gracias a su privilegiada ubicación ofrece vistas increíbles de las montañas.
Para llegar hay que recorrer un camino empedrado, cruzar puentes y pasar por arroyos cristalinos. Incluso antes de arribar a su habitación, el visitante va gozando cada minuto del trayecto,
En cualquiera de sus 37 confortables suites es posible deleitarse la pupila observando tanto los amaneceres como los atardeceres. Nada como admirar el entorno, tener una conexión con la naturaleza y fotografiar los árboles frutales, las cactáceas y los ahuehuetes. Por todo lo anterior no hay televisores en las habitaciones y la verdad es que nadie las echa de menos.
Este hotel, manejado por el grupo Hamak, ofrece un imponente salón, llamado acertadamente Mandala, el cual ofrece hermosas vistas del jardín y de todo el hermoso entorno colindante. El huésped que decide sentarte alí, para leer el periódico, su libro favorito o simplemente relajarse, inmediatamente siente una indescriptible calma.
La casa principal, blanca, con arcos y tejas de le región y adornada con selectas piezas de la artesanía local cuenta -en cada rincón- historias del pasado. Y el personal que ahí labora brinda una atención tan personalizada como esmerada.
Los espectaculares jardines, llenos de buganvilias y otras flores de colores, brindan el ambiente perfecto para desconectarse del estrés y conectar con la naturaleza.
Quienes decidan disfrutar de su tiempo en la piscina, de igual forma observarán una de las panorámicas más hermosas de este valle sagrado al tiempo que beben un reconfortante jugo natural. Para los más hedonistas, que nunca faltan, hay tinas de hidromasaje que ayudan a liberar tensión y relajar el cuerpo.