ENTRE MÁSCARAS Y CONTONEOS

A nivel internacional, en Venecia, Italia, las máscaras son el elemento principal. Se dice que los nobles se cubrían el rostro con ellas para cometer excesos sin ser reconocidos. La veneciana, con su vestidos largos, sacos y pelucas, es una de las fiestas más suntuosas de Europa. Sin embargo se desarrolla en uno de los destinos que más padece los estragos del overtourism o turismo de masas.

El Carnaval de Cádiz, en Andalucía, es uno de los más jocosos debido a las chirigotas, canciones cargadas de ironía y crítica. Y el de Santa Cruz de Tenerife es considerado el más “brasileño” de todos los celebrados en España, la gracia y la libertad dicen presente en esta ciudad canaria. De vuelta a América está el espectacular Carnaval de Río de Janeiro, ¿quién no ha soñado con ir al sambódromo para ver el despliegue de las escuelas de samba que se preparan durante meses?

Imperdible también es el que se realiza en Montevideo, Uruguay. Presume ser el más largo del mundo (se celebra desde fines de enero a inicios de marzo) y destacan las murgas y el candome. El de Barranquilla, en Colombia, es considerado “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”, por la Unesco; al igual que el de Oruro, en Bolivia.

Por otro lado, el carnaval por excelencia en Estados Unidos tiene lugar en Nueva Orleans, donde los krewes o cofradías orquestan los desfiles y las fiestas temáticas. En el llamado Mardi Gras (martes gordo, en francés) reinan el morado, el verde y el dorado (que representan la justicia, la fe y el poder) y la gente intercambia collares.

Dicen que febrero loco y... de carnaval; así que si este 2024 no asistirás a ninguno, ya tienes más de un pretexto para planear tus escapadas carnavalescas del año que entra.