EL MUNDO ES UN CARNAVAL
Las Fiestas de la Carne invaden a varios destinos del orbe, convirtiéndose en imanes de viajeros que quieren observar, en vivo y a todo color, la magnitud de las celebraciones
Ciudad de México— Las Fiestas de la Carne invaden a varios destinos del orbe. Aderezadas con un poco de derroche por aquí y otro tanto de sátira por allá las carnestolendas aparecen entre batucadas, contoneos y mucho barullo, como la última llamada para pecar -aunque sea un poquito- antes de que llegue el tiempo de recogimiento con la Cuaresma.
El calendario marca que el próximo 13 de febrero es Martes de Carnaval y en varias poblaciones, lugareños y visitantes saldrán a las calles para contagiarse de la jocosidad que brindan las comparsas, toparse con creativos vestuarios o disfraces y admirar el ingenio plasmado en carros alegóricos.
A través de los años, algunos carnavales se han convertido en poderosos imanes que atraen a un importante número de viajeros que quieren observar, en vivo y a todo color, la magnitud de los festejos.
En México hay varios que son muy famosos. El de Mazatlán, por ejemplo, inicia los días previos al Miércoles de Ceniza y se ha convertido en la fiesta máxima de los mazatlecos. Ahí, destaca la belleza del séquito sinaloense y la música al ritmo de la tambora. El programa de este carnaval suele incluir certámenes de poesía y premio de literatura.
Los de Campeche y Cozumel conquistan con su colorido despliegue frente al mar. En el primero resaltan los desfiles de carros adornados con flores de papel y bailes como La Guaranducha. Y el segundo, que este año está cumpliendo su 150 aniversario, incentiva la convivencia familiar con concursos de disfraces para pequeños y para mascotas.
En casi todos hay constantes como: el latir de los tambores, la quema del mal humor y la coronación de reinas y reyes, así como la presentación de artistas.
Otros de los jolgorios son: el de Mérida, que seduce con su cálido ambiente y deliciosa gastronomía; así como los que se realizan en varios rincones de Tlaxcala y Morelos, con danzas como la de los Catrines o la los Chinelos, respectivamente.