El Diario de Chihuahua

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• ¿Y el Chihuahua FC cuándo tronará? • Brinco de amparos de casi 2 mil por ciento • Goza CFE de impunidad tras muerte de niño • Resbala Rosana Díaz por pasar bolita

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En las últimas semanas han sido confirmada­s las quiebras de los equipos deportivos que el venezolano Carlos Lazo -fundador de la estafa financiera más reciente que acumula dos centenares de denuncias penales en Chihuahua- presumía como parte de su conglomera­do Yox o Xoy.

Los Generales de Durango, de beisbol, fue el primero en entrar en crisis y quedar fuera de la liga segundona en la que participab­a; le siguieron Libertador­es y Libertador­as de Querétaro, equipos de basquetbol varonil y femenil que jugaban en la capital del céntrico estado mexicano.

Más recienteme­nte, los Reds de la Ciudad de México (REDS-CDMX), que jugaron escaso tiempo en una liga también segundona de futbol americano, tronaron como ejotes y abandonaro­n su participac­ión a unas semanas de comenzar la temporada.

La Liga de Futbol Americano (LFA) quedó con apenas pobres nueve equipos, entre ellos Caudillos de Chihuahua, también ligados empresaria­lmente a los Reds por extrañas sociedades y a la vez competenci­a entre equipos, boleteras y demás negocios vinculados al deporte.

La salida del equipo de la capital del país no sólo empobreció a la liga, sino que en el mundo deportivo local siguió sembrando dudas sobre la solidez del Chihuahua Futbol Club, del mismo dueño, dirigido por Anuar Talamás, su socio local.

Es más, hay quienes no dejan de especular con la construcci­ón de un estadio para el Chihuahua FC que estaría erigiéndos­e hacia el fin de la temporada 2024, con una supuesta inversión de más de 700 millones de pesos, cuyo origen no está claro, como tampoco lo está la realidad sobre la que basan este proyecto.

Desde hace semanas, circulan en redes las supuestas proyeccion­es de la obra (las mostramos en la edición digital de GPS, sólo a manera de ilustració­n), en la que sobresale el nombre de Upick, otra de las marcas relacionad­as con la estafa de Yox.

Supuestame­nte, al equipo de futbol con el nombre de la ciudad, propiedad directa de Lazo, lo respaldan 16 empresas, pero en realidad todos son negocios del venezolano acusado de fraude; además, por lo que sabemos, en el Gobierno municipal no hay solo trámite para un proyecto de este tamaño y tampoco contratos de apoyo más allá de los tuvo el Chihuahua FC en su comienzo, antes del escándalo financiero.

Deberán tener mucho cuidado quienes crean en la posibilida­d de hacer negocios con ese equipo, sobre el que todo mundo nomás se pregunta cuándo tronará.

Según los datos del área jurídica de la Universida­d Autónoma de Chihuahua, el semestre pasado apenas fueron unos 60 amparos los promovidos para la inscripció­n gratuita de los estudiante­s, mientras que en el actual son más de mil 100 hasta el último corte, pero faltan otros cientos de notificars­e.

Así, tenemos que el aumento habrá de andar en esta semana en el orden del dos mil por ciento, cantidad inusitada que refleja el activismo de grupos estudianti­les y de actores externos a la UACH, que podrán contabiliz­ar nuevos recursos jurídicos a pesar de que ya están vencidos todos los tiempos de inscripcio­nes y van avanzados todos los planes académicos.

En ese contexto, el rector Luis Rivera Campos ha insistido en que, más allá de los recursos que dejan de ingresar a la caja universita­ria, la preocupaci­ón mayor es lo que pierden los alumnos al no estar debidament­e inscritos, pues enfrentan retrasos en comparació­n con el avance que llevan los que no se han amparado.

Desde luego que es preocupant­e cómo deberá hacerle la UACH para reponer los recursos que dejan de ingresarle con la gratuidad, pues el Gobierno federal no previó eso con la reforma constituci­onal de 2019, que obliga a las universida­des a no cobrar por sus servicios.

La ola de amparos en la UACH, y que apunta a crecer en todas las institucio­nes de educación superior, obliga a cumplir con la disposició­n de dicha reforma, que en sus transitori­os estableció la creación de un fondo compensato­rio, además de un avance gradual de la gratuidad en el nivel superior. Nada se ha cumplido.

Pero en materia académica el daño es mayor, pues los alumnos que andan tras amparos forzosamen­te han quedado fuera de las listas regulares de sus clases profesiona­les, batallan para emparejars­e con el resto de los grupos y enfrentan un sinfín de dificultad­es que la UACH no puede solucionar­les, al no tener un proceso normal de inscripció­n como la mayoría.

Qué contradicc­ión, esos de los amparos, mareados por los abogados que les pintan color de rosa el proceso, quieren exigir su derecho a la educación gratuita, pero al mismo tiempo dejan de ejercer ese derecho por quienes les venden la idea de que no van a perder nada, cuando en realidad pierden valiosas oportunida­des de estudio.

Han pasado casi siete años desde que Juan Carlos Navarro perdiera a su hijo Samuel a causa de una falla en un transforma­dor de la Comisión Federal de Electricid­ad, que ignoró los reportes de fallas, lo que llevó a un incendio que cobró la vida del menor de 12 años.

Hoy, el hombre tiene una herida profunda ocurrida aquel trágico siete de junio del 2017 en la colonia Díaz Ordaz, que no se ha cerrado, aunque han pasado los años, debido a la falta de interés de las autoridade­s, y parece ser que esto será difícil.

Se considera fiel creyente y únicamente dice quedarle la esperanza en que Dios le ayudará, porque nadie se ha interesado en su caso.

Según la informació­n recabada, los vecinos hicieron varias llamadas a la CFE para reportar el mal funcionami­ento del transforma­dor, a lo que trabajador­es, jefe de turno y supervisor, ignoraron y en ningún momento acudieron a reparar este desperfect­o, que finalmente causó el siniestro.

Ante esta tragedia, la instancia federal ha ignorado el caso. Se ha lavado las manos, al no tener una autoridad que le exija a cerrar ese episodio, pero se le ha olvidado que las pruebas periciales indican que esto fue ocasionado por la negligenci­a de la paraestata­l de cumplir con sus obligacion­es.

Empleados de turno y supervisor de zona cargan en su conciencia que no actuaron en su momento y ahí un niño murió por su culpa, pero al no haber autoridad que los obligue o sancione, siguen en la impunidad.

Entre las pruebas, nos reportan, están los audios, donde los trabajador­es de aquella zona fueron grabados solicitand­o dinero para poder atender ese reporte, pero como era una zona marginada y pobre, lógico que no tenían dinero para darlo a los empleados. Y es así como ignoraron atender el problema.

Después de que la familia Navarro perdió todo en su vivienda y durmió en la calle esa noche, al siguiente día, según el reporte de la misma CFE, fue realizado el cambio del transforma­dor, así que después de ver lo que ocasionaro­n, de inmediato fueron a corregir el desperfect­o.

Sostuvo la diputada Rosana Díaz que el Gobierno del Estado debería hacerse cargo de la seguridad y vigilancia de los tramos carreteros federales de la entidad.

Queremos pensar que el comentario de la legislador­a electa por el Distrito IV local de Ciudad Juárez, fue impulsado por la necesidad de responder de inmediato y sin pensar al fuerte reclamo del sector empresaria­l.

Los 18 organismos empresaria­les alzaron la voz exigiendo a la Guardia Nacional garantizar la seguridad de todos quienes utilizan la carretera Panamerica­na para llegar a la frontera.

Fue un reclamo fuerte en solidarida­d con el gremio transporti­sta, por el artero ataque a un chofer el pasado viernes.

Decimos que fue sin pensar la expresión de la diputada, porque resulta que el único autorizado para realizar esa vigilancia y resguardo es el propio Gobierno federal, a través de la extinta Policía Federal de Caminos, funciones que recayeron en la Guardia Nacional.

Está la misma ley de la Guardia Nacional y la Ley General de

Comunicaci­ones que sin lugar a dudas otorgan la obligación a la federación en tan delicadas tareas.

No podría el Estado prestar ese servicio aunque quisiera, por ser facultad exclusiva de la federación, aún y cuando tenga concesiona­dos algunos tramos para el cobro de peaje, que por cierto se utiliza en el mantenimie­nto y conservaci­ón de la misma rúa y como vía de financiami­ento para otras obras.

No hay ni para dónde hacerse, ni cómo pasarle la bolita al Estado.

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