Del conocimiento a la acción
La relevancia del reportaje de Paola Gamboa para El Universal pone de relieve la consciencia del problema del abasto hídrico en el estado de Chihuahua para las actividades agropecuarias y el uso doméstico por parte de las autoridades de los diversos órdenes de gobierno. De entrada debe recordarse que las autoridades locales a quienes se les ha encomendado el servicio público de suministro de agua potable y desarrollo y operación de la infraestructura hidráulica y de drenaje han dado evidencia de ser conscientes del problema en el largo plazo, sin embargo, tanta sus superiores jerárquicos del gobierno del estado no han dado los pasos así fueran iniciales para enfrentar el problema, y en el caso del municipio de Chihuahua seguimos uncidos a la capacidad de proveer agua de acuífero a través del acueducto de El Sauz y los pozos profundos en el fundo legal de la ciudad.
En Ciudad Juárez ya empiezan a manifestarse en diversas áreas la escasez del vital líquido, pese a compartir el mismo acuífero que El Paso, Texas. En este caso, pese a la medida obligatoria para las plantas industriales para contar con pozos de absorción. Existen casos de contaminación biológica y química de algunas localidades urbanas y rurales, cuya remediación por infraestructura de extracción de agua por pozos profundos y tratamiento para la potabilización encarecen la atención inmediata cada día más.
Algunos casos me tocó atenderlos cuando me desempeñaba como subdirector de Desarrollo Rural en la Presidencia Municipal de Chihuahua. Sin abundar los casos pueden ser dramáticos por sus costos en salud y decesos. Por contaminación por arsénico en Ciénega de Ortiz y otro, en Guadalupe por contaminación del manto freático con aguas del Río Santa Isabel. Estos casos deben estarse multiplicado a lo largo y ancho del estado.
El mismo reportaje da cuenta de la visión preocupada del titular de la Junta Central de Agua y Saneamiento del Estado, Mario Mata Carrasco, explicó a EL UNIVERSAL que los municipios en el norte del estado están afectados por la sequía, al igual que los de la región de la Sierra Tarahumara, aun cuando en esta zona se genera la mayor cantidad de lluvia que cae en la entidad [habría que puntualizar que la nieve se licua]. Precisó que “la sequía excepcional se caracteriza por pérdidas excepcionales y generalizadas de cultivos o pastos, riesgo excepcional de incendios, escasez total de agua en embalses, arroyos y pozos. Además, es probable una situación de emergencia debido a la ausencia de agua.” Lo dicho las autoridades muestran consciencia del problema y preocupación por el futuro de las actividades agropecuarias.
El Monitor de Sequía en México (https://smn. conagua.gob.mx/tools/data/climatolog%c3%ada/ Sequ%c3%ada/monitor%20de%20sequ%c3%ada%20 en%20m%c3%a9xico/seguimiento%20de%20 Sequ%c3%ada/msm20240131.pdf) que aunque todo el estado de Chihuahua, presenta sequía en diversos grados, prevalecen en el territorio las relativas a Severa 24.4% de su superficie; Extrema (49.7%) y Excepcional (24.6%). En suma, el 98.7% de la superficie del estado está asolada por los grados más extremos de sequía.
Alrededor del 90% del valor agregado producido al año, es resultado de las actividades económicas urbanas y del 95% de la ocupación, estoy cierto de que la preocupación central debe ser garantizar la sostenibilidad de estas actividades en primer lugar. Para ello, es preciso atender el problema con sentido estratégico. Los acuíferos están sobrexplotados. Basta recordar que el acuífero El Sauz-encinillas que alimenta el acueducto que alimenta la red municipal de Chihuahua, sufre una extracción de más del doble su capacidad de reposición. Obviamente, con sequía excepcional el agotamiento del acuífero se acelera.
Está visto que la atención al problema no tendrá la participación del orden federal, de modo que las soluciones múltiples quedan a cargo del liderazgo de las autoridades estatales, de los productores agropecuarios, los consumidores de los sectores económicos urbanos y domésticos de agua, y de las organizaciones de la sociedad civil.
Clamar por la existencia de planes carece de eficacia fáctica. Máxime que el “plan” asumido por esta administración estatal, es vago e inconsistente. Se requieren proyectos y acciones de política pública concretos que atajen el problema a corto, mediano y largo plazos. Además, desde todos ángulos.
La sequía perniciosa no se solventa con lagunas o pozos de absorción de aguas tratadas o pluviales; estableciendo lagunas de oxidación; construyendo bordos de contención o represas; ni racionalizando el consumo doméstico; tampoco basta restringir el acceso al agua para riegos comerciales. La forestación y reforestación, incluyendo los pastos y vegetación arbustiva endémica puede rendir mejores resultados en el mediano y largo plazos; la aplicación intensiva de tecnologías de riego ahorradoras de agua. Suena a broma, en un ambiente de sequía extrema, que las autoridades municipales presuman reforestaciones de 1,500 árboles, cuando para atender las condiciones de suelo y aumentar la filtración se requieren forestaciones de millones de plantas arbustivas y árboles, sólo para el territorio del municipio (claro, no puede ser para mañana, cuando ni siquiera se producen plántulas en la especie y escala necesarias, y en su momento, sembrar con el tiempo meteorológico propicio).
Actuar racionalmente tiene como requisitos previos, medir la intensidad del problema en su localización: No tiene caso sembrar árboles en donde no hay suelo. Ni sembrar pinos en donde la capa nutritiva de suelo sólo soporta huizaches. Las acciones trascendentes de orden estratégico no se planean a escala satelital, sino para espacios definidos por la calidad de suelos, precipitación pluvial, y las condiciones ambientales. Para ello es normal ensuciarse las botas para definir el diagnóstico o delimitar el problema.