DESPIDEN A ‘EL CHINITO’
Gran movimiento se vio en funeraria ubicada cerca del Periférico de la Juventud en la ciudad de Chihuahua que fue destinada para recibir los restos mortuorios del joven Luis Alejandro
Por medio de un mensaje en redes sociales, la familia aviso sobre los servicios funerarios. Una foto del joven a medio sonreír, el moño negro y la fecha de despedida. Viernes 16 de febrero del 2024 de 5 de la tarde a 10 de la noche.
Los conocidos llegaron desde mucho antes a esa hora. Vestidos de negro, esperaron el arribo de los padres del joven para poder dar el pésame y despedir a ‘El Chinito’.
Aunque tal vez, por dentro los padres estaban desechos y el corazón destrozado por la perdida tan grande de su hijo, por fuera aparentemente se le veía fuertes, sostenidos por la fe en Dios y en que algún día se volverían a encontrar con ese pedacito de vida que se les fue.
Antes de entrar a la sala de velación número 4, se encontraba una foto del joven con un semblante de alegría, esa imagen de alguien emocionado e ilusionado por realizar grandes cosas, proyectos, viajes, pero con apenas 19 años, le truncaron ese futuro.
La familia de Luis, por fin después de muchos días de incertidumbre, lo tenían enfrente. Aunque no como a ellos les hubiera gustado, bromista y con el cabello alborotado, sino en un ataúd cerrado en color madera y encima un arreglo con flores blancas.
“Celebramos su vida y su regreso a la casa de Dios” fue el comentario de los padres del hoy occiso, mientras amistades lloraban discretamente.
El ambiente era muy triste. El olor de las flores acomodadas en las 50 coronas y arreglos calaban en el pecho, mientras los empleados de las florerías seguían llegando con más entregas y las acomodaban donde se podía porque ya no había más espacio.
Conocidos empresarios, políticos y amistades de la familia fueron para dar el abrazo fraterno a los dolientes, para estar presentes en la última despedida.
Era tan fuerte el sentimiento de dolor que se percibía, que muchos de los que llegaban, salían al poco rato para respirar un poco de aire fresco, pero también para esconder las lagrimas que sin poder evitar derramaban.