Así las cosas, con la guerra sucia
Ciudad Juárez.- La política es un noble oficio; aunque con gran frecuencia los que participan en ella no lo son tanto; permítanme explicarles cómo es que la perversión de los intereses ha desviado el curso normal de aquello que todo actor político debe buscar como fin último de su actividad, o sea el bien común.
Con la degradación de los partidos tradicionales que gobernaron durante el período neoliberal, la política mexicana se rebajó en extremo, pasó gradualmente a convertirse en aquello que el escritor francés Louis Dumur dijo: “La política es el arte de servirse de los demás haciéndoles creer que se les sirve a ellos…”, aunque eso signifique rebajarse a la más despreciable condición humana con tal de satisfacer sus apetitos personales o sus intereses particulares, eso ha significado denostar a los rivales o contrincantes con el único fin de demostrar que los otros son peores.
El requisito fundamental de las sociedades democráticas es, y seguirá siendo el contraste de ideas expresadas en propuestas; pero tristemente hoy esa perspectiva quedó atrás y ha sido sustituida por la práctica de ensuciar a los demás y con ello se pretende nublar la vista y la perspectiva social; de hecho, es el instrumento mediante el cual se ponen en marcha acciones coordinadas y en ocasiones muy costosas de la comúnmente llamada guerra sucia; y aunque esto se ve especialmente durante los procesos electorales, la realidad es que cada vez es más común observar estos ataques durante el ejercicio del poder.
Personalmente, me tocó vivir y sufrir este tipo de embates que no solo se centraron en mi persona y que, aún y cuando es injusto, puedo considerarlo “normal”; pero lo más duro fue que existen intereses a las que no les importa herir y lastimar a los que más queremos, aunque estas no tengan nada que ver con el ambiente político. Existen personas de la clase política para quienes todo se vale con tal de llegar al poder, de obtener beneficios, subsanar rencores y extender sus privilegios.
De los ataques a mi persona, ninguna ha procedido; con el tiempo la verdad se impone y ubica las situaciones en su contexto; así ocurre siempre aunque mientras eso pasa las consecuencias suelen ser duras y complicadas para aquellos que no ven en nosotros al político o figura social, sino al ser humano, al padre, al hermano, al hijo o al amigo.
Todo esto que comento en párrafos anteriores, tiene que ver con las campañas negativas que son preludio del proceso electoral 2024, y que han mostrado un encarnizado ataque a muchos actores políticos. Aunque para nadie es un secreto que se han centrado en el presidente Andrés Manuel López Obrador, esto no signifique que solo a él se le agrede; cada posición, municipal, estatal, federal o de servicio público se ataca de la misma manera.
Los medios suelen jugar un papel decisivo en esta situación, por lo que es importante mantener el rigor periodístico. Durante 27 años ejercí el periodismo y siempre traté de mantener mi trabajo con una perspectiva social. Más allá de quienes siempre han apoyado mi trabajo y de aquellos a quienes no les gusta, debemos priorizar la realidad para que prevalezca la función social de informar. A final de cuentas, el trabajo de comunicar e informar a la sociedad es fundamental para el desarrollo de la democracia.
Hoy sabemos que la guerra sucia tiene origen en los intereses de algunos grupos de poder; que los medios de comunicación juegan un papel relevante en mantener a la sociedad informada… pero lo más importante es la responsabilidad de la sociedad mexicana de permanecer informados y analizar a fondo la información que nos llega; ya sea por redes sociales o medios de comunicación formal, porque es nuestro país el que está en juego.
Nos toca entonces a nosotros como mexicanos hacernos de la información, analizarla con criticidad y formarnos de una opinión apegada a los hechos y no a lo que algunos pretenden hacernos creer.