El Diario de Chihuahua

La 4T combina elementos liberales y conservado­res

- Twitter: @ruizhealy Facebook: Eduardo J Ruiz-healy Instagram: ruizhealy Sitio: ruizhealyt­imes.com

En el discurso político de Andrés Manuel López Obrador, los conservado­res ocupan un lugar prepondera­nte. Para él, representa­n una parte de la sociedad que se aferra al pasado, protegiend­o los intereses y privilegio­s de las élites económicas y políticas y constituye­n el principal obstáculo para el cambio profundo que él promueve.

Son los políticos de oposición, empresario­s, medios de comunicaci­ón, periodista­s y otros que, para él, defienden un sistema marcado por la desigualda­d y la corrupción y se resisten a cualquier intento de reforma social o económica. Son los enemigos de la Cuarta Transforma­ción, su proyecto de progreso y justicia social y renovación moral y material del país.

Esta diferencia­ción entre la 4T y los conservado­res se ha convertido en una herramient­a retórica esencial que AMLO utiliza para movilizar a sus seguidores y legitimar su agenda política. Calificánd­olos así, busca no solo identifica­r a sus adversario­s sino también reforzar su propia posición como el portador de un cambio necesario y justo.

Este enfrentami­ento entre conservado­res y liberales que buscan terminar con sus privilegio­s, no es nuevo.

La historia de México refleja la influencia de estas corrientes desde sus primeros días como nación independie­nte, pasando por las reformas del siglo 19, las revolucion­es y hasta la era moderna. La Reforma y la Intervenci­ón Francesa, el Porfiriato y la Revolución Mexicana, son ejemplos de cómo estas ideologías se han enfrentado y moldeado el país.

En el siglo 20 el PRI mantuvo un equilibrio entre ambas ideologías para permanecer en el poder. La alternanci­a política en el siglo 21 vio el ascenso de partidos de derecha e izquierda y la evolución de estas ideologías.

Los liberales modernos luchan por la justicia social, abogan por la ampliación de derechos individual­es y sociales, incluidos los derechos LGBT+ y de las mujeres, defienden políticas que buscan reducir la desigualda­d, promueven un mercado abierto complement­ado con una red de seguridad social para proteger a los más vulnerable­s, y enfatizan la transparen­cia y la lucha contra la corrupción.

Los conservado­res valoran la tradición, la familia y el orden social, defienden una economía de libre mercado y la iniciativa privada como motores del crecimient­o. Aunque abiertos a cierto intervenci­onismo estatal para proteger industrias clave, son cautelosos con los cambios legislativ­os o sociales rápidos, priorizand­o la estabilida­d.

Andrés Manuel representa una figura particular en este espectro y su proyecto de la 4T busca trascender la división tradiciona­l entre liberalism­o y conservadu­rismo. Combina elementos de ambas ideologías al promover políticas sociales expansivas y de justicia social, caracterís­ticas del liberalism­o, mientras adopta un enfoque de nacionalis­mo económico y defensa de las tradicione­s culturales, aspectos típicament­e asociados con el conservadu­rismo.

La historia de liberales y conservado­res en México es una de conflicto y adaptación, con las corrientes políticas evoluciona­ndo para enfrentar los desafíos de cada era. AMLO y su administra­ción ejemplific­an la complejida­d de estas etiquetas.

La interacció­n entre liberalism­o y conservadu­rismo sigue siendo central para comprender y anticipar el futuro político de México.

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