NUEVOS ANÁLISIS
Kaye Middleton Fillmore, investigadora de la Universidad de California en San Francisco, estaba entre aquellos que instaban a un mayor escrutinio de la investigación. “Es deber de la comunidad científica evaluar cuidadosamente esta evidencia”, escribió en un editorial publicado en 2000.
En 2001, Fillmore convenció a Stockwell y a otros científicos para que la ayudaran a examinar los estudios anteriores y a volver a analizarlos de maneras que pudieran tener en cuenta algunos de estos sesgos.
“Voy a trabajar contigo en esto”, recordó haberle dicho Stockwell a Fillmore, quien falleció en 2013. Pero “era realmente escéptico de todo el tema”, dijo.
Resultó que el equipo halló un resultado sorprendente: en su nuevo análisis, los beneficios previamente observados del consumo moderado habían desaparecido. Sus hallazgos, publicados en 2006, llegaron a los titulares por contradecir el saber popular: “Estudio pone un corcho en la creencia de que un poco de vino ayuda al corazón”, informó Los Angeles Times.
“Esto molestó a mucha gente”, dijo Stockwell. “La industria del alcohol tomó grandes medidas y gastó mucho dinero para contrarrestar este mensaje bastante incómodo que estaba surgiendo”, agregó. Al cabo de unos meses, un grupo financiado por la industria había organizado un simposio para debatir la investigación, e invitaron a Fillmore.
En notas que Stockwell conservó, Fillmore escribió que la discusión fue “acalorada e intensa, tanto que sentí que necesitaba quitarme el zapato, y golpearlo sobre la mesa”.
Y cuando dos organizadores de la conferencia publicaron un resumen del simposio que decía que “el consenso de la conferencia” era que el consumo moderado de alcohol estaba asociado con una mejor salud, Stockwell dijo que Fillmore “estaba furiosa” de que sus puntos de vista no estuvieran representados.
Desde entonces, muchos más estudios, incluyendo uno que Stockwell y sus colegas publicaron en 2023, han confirmado que el alcohol no es la bebida saludable que una vez se creyó.
En 2022, unos investigadores informaron noticias aún más graves: no solo no había beneficio cardiovascular al beber alcohol, sino que incluso podría aumentar el riesgo de problemas cardíacos, dijo Leslie Cho, cardióloga de la Cleveland Clinic. Hoy en día, más y más investigaciones muestran que incluso una bebida al día puede aumentar las posibilidades de desarrollar condiciones como presión arterial alta y ritmo cardíaco irregular, y que ambos pueden llevar a un derrame cerebral, insuficiencia cardíaca u otras consecuencias para la salud, dijo.
Y las conexiones del alcohol con el cáncer son claras, algo en lo que la Organización Mundial de la Salud ha estado insistiendo desde 1988. Ese es un mensaje muy diferente del que los pacientes podrían haber escuchado de sus médicos durante años, reconoció Cho. Pero el consenso ha cambiado.