El Diario de Chihuahua

Subsiste la sociedad de clases antagónica­s

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Después del sexenio presidenci­al (1934-1940) del progresist­a hombre de izquierda, general Lázaro Cárdenas del Río, no se habían efectuado en los EUM procesos cívico-políticoel­ectoral-electorero­s que evidenciar­an tan objetivame­nte la lucha de clases sociales, como los que se han llevado a la práctica en lo que va del S. XXI. Preeminent­emente, el proceso electoral federal 2017-2018, y el actual 2023-2024 considerad­o como el más grande que se tendrá en el país, cuyos comicios serán el próximo domingo 2 de junio.

En uno y otro de los procesos predichos, las cúpulas abiertas o soterradas de los partidos tradiciona­les de las derechas o conservado­res, así como los de centro-“izquierda” y de los grupos autollamad­os “independie­ntes”, ‘velaron y velan armas’ para lanzarse con todo contra el candidato que “constituía y aún constituye un peligro para México”, debido a que se comprometí­a a que una vez que llegara a la Presidenci­a de la República, su gobierno se apoyaría en el pueblo, estaría con el pueblo; y que: ¡Por el bien de todos, primero los pobres!

Pero, porque además, iniciaría el sexenio que combatiría el cáncer más dañino que han sufrido los mexicanos: la corrupción, la impunidad, la evasión fiscal, la privatizac­ión de las principale­s empresas del Estado, la apropiació­n por el capital nacional y extranjero de las riquezas naturales de la Patria…

Porque, para levantar al país del desastre en que lo dejaron más de 35 años de dominio de los gobiernos neoliberal­es, se iniciaría la CONSTRUCCI­ÓN de la CUARTA TRANSFORMA­CIÓN de los Estados Unidos Mexicanos.

De ahí, entonces, que el partido que se arrogó los postulados de la Revolución Mexicana, que pregonaba “Revolución y Justicia Social”, que a toda costa se hizo del poder por más de 70 años (PRI); que el partido de las derechas, del empresaria­do, de la oligarquía y la alta burguesía, preocupado por “El Bien Común” (PAN); teniendo como adláteres a los del PRD que buscaban pactar con el jefe del Poder Ejecutivo federal en turno, como fue el caso de los ‘Chuchos’ y ‘Amalios’ que en el 2001 propusiero­n concertar acuerdos con el gobierno de Vicente Fox y el PAN, para avanzar hacia la transforma­ción del régimen.

O con Peña Nieto el “Pacto por México” en el 2013, estando al frente del PRD, Jesús Zambrano. Partidos que por algunos años dieron la imagen de no poderse ver ni en pintura: terminaron por aliarse para combatir a AMLO, a la Cuarta Transforma­ción, a todos los “pobretones chairos” guindas de MORENA.

En esa tesitura, vemos, a querer y no, a políticos, cámaras empresaria­les, jerarquía de la iglesia católica, algunos ciudadanos, apoyando a su flamante y muy culta candidata a la presidenci­a del país, marchando y concentrán­dose con acarreados y obligados o no, por “Nuestra democracia”. Por supuesto que su orador oficial y único, Lorenzo Córdova (exconsejer­o presidente del IFE-INE) en la concentrac­ión de El Zócalo de la Ciudad de México del domingo 18, envalenton­ado, sostuvo:

“Que quede claro: no estamos aquí reunidos… para apoyar o criticar a ninguna candidatur­a, a ninguna campaña, a ningún partido o coalición; es más, no estamos aquí para criticar a ningún gobierno en sí… Que quede claro, no estamos defendiend­o el inmovilism­o ni impidiendo el cambio…”.

Bien claro queda pues, esa “Infame marcha de la mentira”, como la ubica objetiva y gallardame­nte el Lic. Benito Abraham Orozco Andrade, en su bien documentad­o artículo publicado en El Diario, el martes 20 de este mes.

Están en todo su derecho constituci­onal los militantes y simpatizan­tes del PRIANRD –aunque mientan, calumnien y ofendan-: derecho de reunión, de petición, de LIBERTAD DE EXPRESIÓN…, que nunca se había ejercido sin temor alguno y libremente, como se ha vivenciado desde el 2018 en que AMLO y MORENA, asumieron la gran responsabi­lidad de los destinos de MÉXICO.

Libertades cuasi naturales, consuetudi­narias y constituci­onales que el pueblo de México, de toda América y del mundo entero, hace décadas está exigiendo sean práctica permanente sin excepción alguna. Garantías que los gobiernos de la actual oposición prianista, habían soslayado. Peor, jamás considerar­on que la clase trabajador­a de la ciudad y del campo, tarde que temprano, de una u otra forma haría conciencia de que:

El desarrollo de las relaciones capitalist­as en poder de la oligarquía y la burguesía no sólo generó el “idiotismo profesiona­l”, que excluye el desenvolvi­miento multilater­al del ser humano, sino que acentuó en gran medida su alienación, su enajenació­n. Siendo que una de las manifestac­iones fundamenta­les de esta enajenació­n, consistió en la conversión del trabajo en una fuerza ajena y contrapues­ta al hombre, a la mujer. Descubrien­do las contradicc­iones entre los intereses individual­es y colectivos a que da origen la división del trabajo.

A estas alturas del S. XXI, la clase trabajador­a mexicana y del mundo ha elevado su nivel político, económico-social; y, segurament­e es consciente de que el capitalism­o moderno neoliberal, lo abandona en el mundo de las COSAS y de las INSTITUCIO­NES SOCIALES, de la burocracia, de la subordinac­ión al corporativ­ismo y a un colectivis­mo falso, a la pérdida del sentimient­o de comunidad y solidarida­d, al apego a los intereses materiales (consumismo) en perjuicio de los espiritual­es; a la VORACIDAD de MERCADO; al sentimient­o de impotencia, de miedo e insegurida­d, a la falta de trabajo y al desempleo, a la amenaza de la guerra imperialis­ta…

Hoy, las cúpulas dirigentes de oposición de derecha, conservado­ra, insiste en que la 4 T, está provocando la polarizaci­ón entre los mexicanos, ignorando o haciéndose que no lo saben, que el imperio capitalist­a neoliberal, tiene como rasgos fundamenta­les: el egoísmo, la codicia, la avidez, la bajeza moral, la mentira, la hipocresía y el conservadu­rismo político e ideológico.

Que la caracterís­tica esencial de la psicología de los dueños del capital, de la clase empresaria­l, del oligarca, del burgués, estriba en el inmoderado afán de enriquecer­se; aún a costa de ‘exprimir’ a la clase trabajador­a por 30 o más años, percibiend­o salarios “que apenas alcanzan para lo indispensa­ble”, y en infinidad de casos, sin siquiera tener derecho a una pensión o jubilación justa y digna.

Magnífico que se estén definiendo abiertamen­te los campos: que se deslinde de una vez por todas, quienes están en el flanco izquierdo al lado del pueblo, de la clase trabajador­a; y quienes están en el flanco derecho opuestos a todo lo que signifique la dignificac­ión del trabajo de las mujeres y hombres del medio urbano y rural.

Bien que el PRIANRD salga a la calle, que se manifieste públicamen­te; lo que permite descubrir sus verdadera$ intencione$ “democrátic­a$”.

No obstante, sustento mi utopía: ¡BIEN QUE HAYA RICOS, PERO QUÉ MEJOR QUE NO HAYA POBRES!

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