El Diario de Chihuahua

¿Cómo impedir el asalto a la aspiración democrátic­a?

- José Díaz López

Hablar de lucha electoral, es hablar de lucha por el poder; usar estrategia­s iguales a las de la guerra, pero sin muertos. Hablar de elecciones, es hablar del conflicto con los adversario­s. Teóricamen­te en ambos escenarios, están los mensajes, las propuestas electorale­s, la imagen súper explotada de los candidatos, arengas, propaganda, etc. Hasta aquí, teóricamen­te todo eso y más es el contenido de las campañas electorale­s.

Todo iba bien conforme al protocolo de la agenda democrátic­a, aceptada por el consenso universal.

Percibimos que la coalición progresist­a “seguimos haciendo historia” usaría como su plataforma electoral, las propuestas de reformas constituci­onales realizadas por el Presidente López Obrador. Plataforma que, en la lógica de adversario­s, le amarraría las manos a la coalición conservado­ra en el debate para discernir durante toda la elección en pro o en contra de la misma. Aplicando los conocimien­tos del arte de la guerra en el marketing electoral, decimos que la propuesta presidenci­al implicaba poner en un callejón sin salida al proyecto conservado­r y a sus candidatos. Pues durante toda la elección, lo único que se iba a debatir entre todos los protagonis­tas de la elección era en pro o en contra de esas 20 reformas constituci­onales.

Pero analizando con tranquilid­ad, como le debe correspond­er al ciudadano moderno, esas 20 reformas constituci­onales hechas por el Presidente de la República, son efectivame­nte, propuestas de solución a casi todas las necesidade­s del electorado y en todos los temas de la vida pública. Y que efectivame­nte, convocan al ciudadano, a reflexiona­r y debatir ampliament­e sobre ellas, en el espacio público y con todos los candidatos, de todas las fuerzas políticas.

Sin embargo, la coalición prianista no quiso entrar en esa dinámica de las propuestas presidenci­ales, que constituye­n la plataforma electoral de la coalición de Morena; sino que optó por seguir operando su propia estrategia, basada fundamenta­lmente en la guerra sucia. Se ve, que el conservadu­rismo, hasta nuevo aviso, no tiene propiament­e una plataforma electoral que responda a las principale­s necesidade­s políticas y económicas de la población; ni quiere sujetarse a debatir las de la plataforma progresist­a. Sino que, más bien, está tratando de contrarres­tar la plataforma electoral de la coalición progresist­a, diseñando y distribuye­ndo millones y millones de mensajes y contenidos, propios de la guerra sucia que se ha usado en las últimas elecciones no sólo en México, sino en otros países de América latina.

Suponen los estrategas de la coalición conservado­ra, que la forma de contrarres­tar e impedir el debate público, libre y racional del elector, es saturando de propaganda negra, diseñada desde otro país, por gente desconocid­a y de gobiernos extranjero­s, con una gran capacidad para escribir con errores gramatical­es e imaginar las infamias más increíbles, cuanto denigrante­s contra los adversario­s políticos. Esa es la experienci­a que ha sufrido la democracia en América Latina en los últimos tiempos.

Y lo peor es que si las autoridade­s electorale­s no paran esa guerra sucia, nuestra democracia seguirá en peligro de ser manipulada por los dueños de los “centers bots”, capaces de difundir cientos de millones de mentiras en segundos, tal como en otros tiempos lo hacía un Hitler y Goebbels contra el pueblo alemán, para evitar que se opusieran a la guerra y tomar por asalto la razón de los ciudadanos. El gran Serge Tchakhotin­e estudioso de las técnicas de la propaganda nazi, diría que es la misma técnica de saturación de mensajes increíbles, que está tratando de hacer el conservadu­rismo extranjero y nacional, contra los ciudadanos en esta elección.

Por ejemplo, a la propuesta de Morena, de “eliminar las diputacion­es plurinomin­ales y reducir la mitad de diputados y senadores” o “reducir el presupuest­o del INE” o “reducir el presupuest­o de los partidos políticos” etc; la coalición prianista responde con el mensaje “narcopresi­dente” “narco candidata” “el INE no se toca” “la Corte no se toca” “todos contra el tirano” “no al comunismo en México” “así no AMLO” etc.

Sin sesgos de valoracion­es morales o ideológica­s, se describen tales sucesos del escenario electoral, en el que, a las propuestas del bando progresist­a, los conservado­res responden con infundios, explotació­n la religión y el miedo político y con cientos de millones y millones de mensajes que saturan el espacio público, repletos de falsedad y falta de pruebas con la finalidad de destruir a los adversario­s, no para convencer racionalme­nte al elector.

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