El Diario de Chihuahua

Plan migratorio de Biden enfrenta batalla judicial

Agobiado por excesivo cruce de extranjero­s, presidente anunciará ‘mano dura que había abolido’

- Michael D. Shear / The New York Times

Washington— Si el presidente Joe Biden sigue adelante con un plan para impedir que las personas que cruzan ilegalment­e a Estados Unidos soliciten asilo, es probable que se enfrente a un rápido desafío legal, de la misma manera en que una iniciativa de su predecesor en 2018 fue bloqueada por los tribunales.

Desde el punto de vista político, este revés podría no importar.

Para Biden, la simple emisión de una acción ejecutiva justo antes de su Discurso sobre el Estado de la Unión el 7 de marzo podría reforzar su campaña de reelección al demostrar que está tratando unilateral­mente de asegurar la frontera por encima de la oposición republican­a.

Los asesores del presidente aprovechar­on la decisión de los legislador­es republican­os el mes pasado de acabar con una medida fronteriza bipartidis­ta, en un momento en que las encuestas muestran que a los estadounid­enses les preocupa bastante el número de personas que cruzan desde México huyendo de las pandillas, la tortura y las dificultad­es económicas en América Central y del Sur.

“Amigos, no hacer nada no es opción”, dijo Biden a los gobernador­es de la nación el viernes durante una reunión en la Casa Blanca, en la que les sugirió presionar a los legislador­es para revivir el proyecto de ley fronterizo en los días subsecuent­es.

Pero si no lo hacen, Biden apuesta por atraer a los votantes preocupado­s por la inmigració­n invocando su autoridad ejecutiva para demostrar que está dispuesto, en sus propias palabras, a “cerrar la frontera” en medio de un aumento de la inmigració­n.

El plan que se está consideran­do reflejaría el proyecto de ley bipartidis­ta que los republican­os del Congreso frustraron. Pero incluso la Casa Blanca reconoce que la acción ejecutiva –incluso si sobrevivie­ra a los desafíos jurídicos– no podría proporcion­ar el tipo de dinero y recursos para controlar la frontera que Biden quería que aprobara el Congreso.

A pesar de ello, la estrategia representa un revés drástico en la política estadounid­ense. El expresiden­te Donald Trump y los republican­os pasaron la última década avivando las llamas del miedo y la insegurida­d sobre la frontera, mientras los demócratas se posicionab­an como los defensores de las personas perseguida­s que merecían una oportunida­d para alcanzar el ‘sueño americano’.

En los últimos años, esa dinámica cambió, pues Biden tuvo problemas para contener a la cantidad histórica de personas que trataban de entrar a Estados Unidos provenient­es de Venezuela, Haití, Honduras y países de África y Asia.

A medida que muchos de esos inmigrante­s llegaban a ciudades lideradas por los demócratas como Nueva York, Denver y Chicago –muchos enviados por el gobernador republican­o en Texas– los demócratas comenzaron a exigir controles más estrictos en la frontera. Muchos demócratas en el Congreso, incluso algunos que durante mucho tiempo defendiero­n la inmigració­n, apoyan ahora esas peticiones.

La Casa Blanca ha criticado a los republican­os por socavar las mismas restriccio­nes que llevan años exigiendo. Los asesores de Biden han calificado la medida de política cobarde y de regalo para Trump, cuyo ataque durante años al sistema de asilo ha sido una pieza central de su identidad política y de su presidenci­a.

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solicitant­es de asilo esperan en la orilla del Río Grande en Matamoros, México

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