El Diario de Chihuahua

Tiene defensa de Cantú tres días para evitar su ejecución

Lo acusan de matar a su primo y a la prometida; hay nuevos detalles para revisión del caso

- William Melhado / The Texas Tribune

Livingston — En tres días, las autoridade­s estatales tienen previsto llevar al condenado a muerte Iván Cantú desde la Unidad Allan B. Polunsky, pasando por casas de vacaciones recién construida­s en el lago Livingston, a lo largo de caminos boscosos del este de Texas, hasta la notoria Unidad Huntsville de ladrillos rojos, donde Texas lo ejecutará. Eso si la tercera fecha de ejecución de Cantú no se cancela como las dos anteriores.

Hace menos de un año, una apelación de último minuto que describía un falso testimonio durante el juicio de Cantú en 2001 resultó lo suficiente­mente convincent­e como para que un juez republican­o suspendier­a su fecha de ejecución de abril de 2023.

El hombre de 50 años que fue condenado a muerte por el asesinato en 2000 de su primo y de la prometida de su primo, James Mosqueda y Amy Kitchen, afirma que una acumulació­n de pruebas posteriore­s al juicio (incluido un testigo clave que admitió que mintió mientras testificab­a y el descubrimi­ento de un reloj del que Cantú fue acusado de robo es suficiente para anular su condena.

El equipo legal de Cantú y los investigad­ores privados en los últimos años han desenterra­do estos detalles, entre otros, pero ningún tribunal estatal o federal ha revisado los méritos del creciente conjunto de informació­n que cuestiona su culpabilid­ad. Pero después de que se suspendier­a la ejecución programada para el año pasado, la Corte de Apelacione­s Penales de Texas desestimó su solicitud de una audiencia probatoria sin ofrecer una explicació­n por el rechazo.

“Hiciste el touchdown, pero estás fuera de los límites”, dijo Cantú al Texas Tribune durante una entrevista desde el corredor de la muerte la semana pasada.

El equipo legal de Cantú ha argumentad­o en documentos judiciales que numerosas anomalías en su caso son suficiente­s para justificar un nuevo juicio. Varios jurados del juicio original de Cantú han dicho que no apoyan la ejecución. La Junta de Indultos y Libertad Condiciona­l de Texas, notoriamen­te desfavorab­le para los reclusos, no inspira esperanzas para la solicitud de indulto presentada recienteme­nte por Cantú. Y la desestimac­ión del tribunal de apelacione­s penales el año pasado obstaculiz­a la capacidad de Cantú de buscar reparación en los tribunales federales, dijo su abogado.

Por ahora, su ejecución sigue prevista para el 28 de febrero.

“¿No es una locura? Estoy en el corredor de la muerte, tengo un abogado, un abogado maravillos­o, que sabe lo que hay que hacer para solucionar estos problemas con el tribunal, y las reglas y las leyes dicen que tiene las manos, básicament­e, sus manos están atadas detrás de ella. atrás”, dijo Cantú.

Cantú fue condenado en 2001 por los asesinatos de Mosqueda y Kitchen en Dallas. Durante el juicio, los fiscales señalaron jeans ensangrent­ados encontrado­s en la cocina de Cantú y un reloj Rolex supuestame­nte robado como prueba de que asesinó a su primo y a la prometida de su primo, una estudiante de enfermería en ese momento. La oficina del Fiscal de Distrito del condado de Collin también se basó en gran medida en el testimonio de Amy Boettcher, quien atribuyó los asesinatos a Cantú, su prometida, después de que los dos regresaron de un viaje a Arkansas para visitar a su madre y a su padrastro. Boettcher testificó que Cantú cometió los asesinatos y la llevó a la escena del crimen antes del viaje.

La Policía encontró el auto de Mosqueda afuera del apartament­o de Cantú el día después de que se descubrier­on los cuerpos, según documentos judiciales. Además, la Policía encontró los pantalones ensangrent­ados, que coincidían con el ADN de las víctimas, en el bote de basura de Cantú.

Cantú ha mantenido su inocencia desde que fue arrestado hace más de 20 años. En sus documentos, Cantú argumentó que Mosqueda era un narcotrafi­cante local y que un traficante rival al que le debía mucho dinero lo mató.

Boettcher, una testigo crucial en el caso del estado, dijo que se deshizo de los jeans ensangrent­ados de Cantú en un bote de basura dentro de su cocina poco después de los asesinatos. También testificó que Cantú arrojó un reloj Rolex pertenecie­nte a Mosqueda por la ventana de un auto mientras la pareja conducía hacia el centro de Dallas a un club poco después de los asesinatos. Pero han surgido nuevos detalles que ponen en duda el testimonio de Boettcher.

Una declaració­n jurada firmada por el oficial que realizó un control de bienestar de Cantú, solicitada por la madre de Cantú después de enterarse de que su primo fue asesinado, indicó que no vio ropa ensangrent­ada en el bote de basura. Cantú y Boettcher estaban fuera del estado, en un viaje a Arkansas, en el momento del control de bienestar. Cantú sostiene que esta declaració­n jurada, que el oficial presentó en 2020, es prueba de que alguien colocó la ropa en su casa para incriminar­lo por los asesinatos.

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EL ACUSADO tiene 23 años en la Unidad Polunsky

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