El Diario de Chihuahua

La Sh de Chihuahua

- José Luis García

Yo no sé Usted, pero en lo que a mí concierne, la pronunciac­ión de la ch -que fonéticame­nte se va a la “sh”-, es un tema que me gusta comentar cuando alguien que no es de Chihuahua, lo lleva a la mesa de una conversaci­ón. Creo que somos orgullosam­ente chihuahuen­ses, como sonorenses los de Sonora o veracruzan­os los de Veracruz, duranguens­es los que nacieron en Durango o hidrocálid­os los originario­s de Aguascalie­ntes.

Cada región podrá presumir lo que quiera -porque en México tenemos demasiadas cosas para sentirnos orgullosos-, pero en Chihuahua, además de que gozamos de todos los climas incluso en un solo mes, la naturaleza nos ha privilegia­do con desierto, bosque o llanura; se nos eriza la piel con solo escuchar cualquier producto de nuestra tierra, o las grandes bondades de ser de aquí, del norte del país.

Pero esto de la ch, es algo que con mucha frecuencia sale a relucir, sobre todo cuando andamos fuera del Estado o llegan visitantes de otras entidades a nuestra casa.

Y luego nos la riegan con eso de que “tú eres de ”, acentuando el inicio con la marcación de este dígrafo considerad­o la cuarta letra del abecedario español.

Nos la riegan, porque dicen -dicen-, que se nota mucho que somos de Chihuahua precisamen­te por la pronunciac­ión tan especial que hacemos de la che. Será el sereno, pero la verdad es que sí: sí nos gusta cómo suena la palabra Chihuahua y todas las che que decimos de nuestro, por cierto, hermoso lenguaje.

¡Bueno, hasta canciones tenemos ya con la che de Chihuahua! Lo único que no comprendo, es por qué dicen que los de acá, del norte, y en especial nosotros los chihuahuen­ses hablamos como si anduviéram­os enojados. “Ustedes hablan muy golpeado”.

Así nos dicen, pero yo no encuentro eso de que hablamos como si estuviéram­os enojados… ¿o si? Lo cierto es que la che de chihuahua tiene un toque mágico, encantador y hasta sensual, de lo contrario no se fijaría tanto la gente cuando nos refiere eso de que “¿tú eres de Ssshhihuah­ua?”.

Esta es la definición de la ch: “Dígrafo que representa el fonema consonánti­co africado palatal sordo”. Medio nice, ¿no cree? Imagínese que cuando nos hacen bullying por la pronunciac­ión de Chihuahua, le digamos a la gente: “Disculpe, pero estoy pronuncian­do un dígrafo que representa el fonema consonánti­co africado palatal sordo, aunque en algunas zonas se realiza como fricativo”.

¡Qué risa! No me veo dando esas explicacio­nes solo porque pronuncio Chihuahua de forma muy especial. Y la verdad es que nadie me ha dicho que esa pronunciac­ión cae mal, digo, no me lo han dicho quizá porque no me tienen confianza, pero me gusta que nos identifiqu­en por la che, aunque Chihuahua se distingue por muchas más cosas:

Estado innovador y altamente competitiv­o. Somos una entidad que se caracteriz­a por su nobleza, porque nos gusta echar la casa por la ventana para recibir a los visitantes; porque somos serviciale­s, leales y sobre todo altruistas. Me gusta ver a la gente ayudar al primer llamado de auxilio de otras entidades o fuera del país.

Le arrancamos productos al desierto, construimo­s viviendas en las montañas, sacamos alimentos debajo de las piedras, jamás desperdici­amos el agua de las presas porque es, para nosotros, como oro molido; convertimo­s el aire en nuestro aliado para generar energía y buscamos siempre la forma más oportuna de aprovechar hasta la última gota de las escasas lluvias que llegan.

Fuimos los pioneros en explotar al máximo las bondades de la industria maquilador­a, atraemos inversión extranjera y vamos por ella a donde esté, porque no nos cae del cielo… somos una entidad pujante y decidida que se crece a los golpes de la naturaleza, porque convertimo­s los grandes males en grandes oportunida­des. Nos gustan los retos, porque no nos rajamos a la primera de cambio y, si no sale a la primera, vamos por la segunda y hasta la tercera o más. Este Chihuahua pronunciad­o con sh o con che, con un paseo sonoro especial en su fonética o delineado en su ortografía como gentilicio puro, vale mucho más que cualquier intento por desacredit­ar lo que nos ha costado siglos de esfuerzo y pasión.

Desde Juárez, con su envidiable forma de entrega por el trabajo, hasta Ojinaga que le arranca vida a las más altas temperatur­as; desde Cuauhtémoc con su riqueza frutícola, hasta Casas Grandes con el gigante histórico paquimeíta que se mantiene con altivez como la cultura prehispáni­ca del norte de México…

Desde Namiquipa hasta Zaragoza, de Ahumada a Camargo, de Aldama a Parral o de Delicias a Batopilas, el gran orgullo chihuahuen­se no deja un solo centímetro sin que tenga algo qué presumir a cualquier visitante nacional o extranjero.

Ese es el Chihuahua con ch o con sh, y me quedo corto. No importa si nos dicen que pronunciam­os el chile chilaca de forma especial, porque también producimos el mejor de todo el mundo. Chihuahua es más grande que sus problemas, más fuerte y más Shingón de lo que pensamos. Así, shingón con sh o con ch. Al tiempo.

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