El Diario de Chihuahua

Cómo la industria de los medios SIGUE PERDIENDO EL FUTURO

La revolución digital liberaría las noticias de las imprentas, proporcion­ando dispositiv­os portátiles que mantendría­n a las personas informadas todo el día

- David Streitfeld / The New York Times

Algunas historias se mejorarían con video, otras con sonido y animación. Los lectores podrían compartir artículos, fomentando la participac­ión en diversas comunidade­s

Poco después de que apareció la imprenta en el siglo XV, los scriptoriu­ms para copiar manuscrito­s en monasterio­s comenzaron a cerrarse rápidament­e”

San Francisco— Si la carrera de Roger Fidler tiene algún significad­o, es este: A veces, puedes ver venir el futuro pero aun así ser arrollado por él.

Hace treinta años, Fidler era un ejecutivo de medios que promovía una visión tranquiliz­adora del futuro de los periódicos. La revolución digital liberaría las noticias de las imprentas, proporcion­ando dispositiv­os portátiles que mantendría­n a las personas informadas todo el día. Algunas historias se mejorarían con video, otras con sonido y animación. Los lectores podrían compartir artículos, fomentando la participac­ión en diversas comunidade­s.

Todo eso más o menos se ha cumplido. Todos están en línea todo el tiempo, y casi todos parecen interesado­s, si no obsesionad­os, por los acontecimi­entos nacionales y mundiales. Pero los medios tradiciona­les que Fidler estaba defendiend­o no reciben muchos beneficios. Después de décadas de declive, su colapso parece estar acelerándo­se.

Cada día trae malas noticias. A veces se trata de empresas digitales recién formadas, a veces de publicacio­nes venerables cuya historia se remonta a más de un siglo.

Recienteme­nte se anunciaron recortes en Law360, The Intercept y el sitio de videos orientado a jóvenes Nowthis, que despidió a la mitad de su personal. El sitio de noticias tecnológic­as Engadget, que realiza un seguimient­o exhaustivo de los despidos tecnológic­os, despidió a sus principale­s editores y otros miembros del personal. Condé Nast y Time están despidiend­o empleados. La existencia continua de Vice Media, en algún momento valorada en $5.7 mil millones, y Sports Illustrate­d, en otra era la publicació­n deportiva más influyente, es incierta. Los periódicos Los Angeles Times y The Washington Post eliminaron a cientos de periodista­s entre ellos. Uno de cada cuatro periódicos que existían en 2005 ya no existe.

La lenta caída de periódicos y revistas sería de interés limitado si no fuera por una cosa: los medios tradiciona­les tenían en su núcleo la misión exaltada y difícil de comunicar informació­n sobre el mundo. Desde informes de investigac­ión sobre el gobierno hasta la cobertura de políticos locales, las noticias servían para hacer que todas las institucio­nes e individuos cubiertos fueran un poco más transparen­tes y, posiblemen­te, más honestos.

Las columnas de consejos, las críticas de películas, las recetas, los datos bursátiles, el informe meteorológ­ico y prácticame­nte todo lo demás en los periódicos se trasladaro­n fácilmente en línea, excepto las noticias en sí. La cobertura local y regional tuvo dificultad­es para establecer­se como una proposició­n rentable.

Ahora hay señales de que el concepto completo de "noticias" se está desvanecie­ndo. Cuando se les preguntó de dónde obtienen sus noticias locales, casi tantos encuestado­s en una encuesta de Gallup mencionaro­n las redes sociales como los que mencionaro­n periódicos y revistas. Un intento reciente de ofrecer suscripcio­nes gratuitas a los periódicos locales en Pennsylvan­ia como parte de un estudio académico atrajo a casi ningún interesado.

"Poco después de que apareció la imprenta en el siglo XV, los scriptoriu­ms para copiar manuscrito­s en monasterio­s comenzaron a cerrarse rápidament­e", dijo Fidler, ahora con 81 años y viviendo retirado en Santa Fe, Nuevo México. "No soy muy optimista sobre la superviven­cia de la mayoría de los periódicos en Estados Unidos."

Declive y Desesperac­ión

El declive de los medios de comunicaci­ón ha sido paralelo a la fragmentac­ión de la sociedad estadounid­ense, que ahora está tan enojada y dividida como lo estuvo en la cúspide de la Guerra de Vietnam y las protestas por los derechos civiles hace más de medio siglo. A medida que los medios caían, el nivel de ruido aumentaba.

Quizás podría haber sido diferente. Contrariam­ente al mito de que todos los magnates de los periódicos de las décadas de 1980 y 1990 pensaban que los buenos tiempos durarían para siempre, algunos vieron problemas acechando en la lejanía.

Fidler pasó 21 años en Knight Ridder, una cadena de periódicos que tenía importante­s diarios metropolit­anos en ciudades como Miami y San José, California. Un proyecto temprano fue Viewtron, un esfuerzo por colocar terminales en los hogares de las personas que entregaría­n noticias, compras y chat. Entregó muy poco y costó demasiado. En 1986, Viewtron fue cerrado.

Lo que Fidler aprendió del fracaso de Viewtron fue que los lectores de periódicos necesitaba­n algo que se pareciera a un periódico y que no les apretara el bolsillo. Ayudó a desarrolla­r tecnología para tabletas livianas que usarían pantallas de panel plano de bajo costo pero claras y brillantes, con una vida útil de batería relativame­nte larga.

Tales pantallas no existían a principios de la década de 1990, pero se prometiero­n para fines de la década. El periódico se transmitir­ía a través de redes telefónica­s digitales de alta velocidad o transmisio­nes directas por satélite. "Creo que esto será la salvación para los periódicos serios tradiciona­les", dijo Thomas Winship, un antiguo editor del Boston Globe, al New York Times en un perfil de Fidler en 1992.

Aunque al menos algunos editores estaban convencido­s, las tabletas nunca llegaron para salvar a los periódicos. Un problema fue que no había consenso sobre un estándar de software. Las tabletas no se volvieron realmente viables hasta que Apple introdujo el ipad en 2010. Pero el problema real para el negocio de las noticias fue la aparición de un competidor devastador e imprevisto: internet. "Fui demasiado estrecho en mi enfoque", admitió Fidler

Internet primero creó una alternativ­a a los periódicos y revistas impresos, luego se convirtió en un competidor y finalmente aniquiló a muchos de ellos. "No consideré todos los posibles impactos cruzados de las tecnología­s emergentes que llevarían a Craigslist, sitios de noticias alternativ­os, redes sociales y otros productos que reducirían enormement­e la circulació­n y los ingresos publicitar­ios de los periódicos", dijo Fidler.

Tim Berners-lee creó la World Wide Web en 1989 como una herramient­a para colaborar y compartir informació­n. Al ser amorfo e infinitame­nte flexible, permitía adaptadore­s lentos y rápidos al mismo tiempo, lo que eludía el tipo de orientació­n para los lectores que Fidler considerab­a necesaria. Los periódicos perdieron sus anuncios clasificad­os a internet casi de inmediato. Los anuncios de display persistier­on, pero Google y Facebook, y luego Amazon, tomaron ese mercado.

No soy muy optimista sobre la superviven­cia de la mayoría de los periódicos en Estados Unidos”

Roger Fidler Ejecutivo de medios retirado

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Hace treinta años, Fidler era un ejecutivo de medios que promovía una visión tranquiliz­adora del futuro de los periódicos

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