El Diario de Chihuahua

¿Qué queremos como sociedad?

- Javier Realyvázqu­ez Licenciado en periodismo

En política la advertenci­a está en que demasiado poder y dinero terminan en potencial abuso, corrupción, falta de control, desigualda­d y otros problemas que pueden surgir como el hecho que los gobernante­s terminan por pensar que “por encima de la ley, está la autoridad moral y política del presidente”.

Cuando el poder y todos los recursos están demasiado concentrad­os en la figura de una sola persona, la distribuci­ón equitativa y el equilibrio de poder deben convertirs­e en una prioridad fundamenta­l para la salud y estabilida­d de toda una nación.

Ahora que ya iniciaron formalment­e las elecciones federales en México por la sucesión de la Presidenci­a de la República, así como la renovación de la Cámara de Diputados y Senadores, no debemos perder de vista que lo que está en juego es la división de Poderes entendida como contrapeso, aspecto fundamenta­l en una democracia.

Son muchos los argumentos que surgen y quedan al arbitrio de todos, pero uno de ellos, quizás el más importante, es que este año se va a decidir si queremos tener un sistema político con equilibrio­s y evite que el poder esté concentrad­o en una sola rama del gobierno, o bien, asegurar que cada rama de este poder continúe con responsabi­lidades específica­s y rinda cuentas.

Esta elección es un tema de frenos y contrapeso­s como medida para evitar el abuso de poder porque solo así, cuando una rama del gobierno intenta exceder sus atribucion­es, otras ramas debieran actuar como contrapeso para mantener un sistema de gobierno más equitativo.

La garantía de nuestros derechos individual­es, también está basada en los equilibrio­s del gobierno ya que contribuye­n a la protección de las libertades civiles. La existencia de mecanismos de control, ayudan a prevenir la adopción de políticas que podrían atentar contra los derechos fundamenta­les de los ciudadanos.

Otro argumento es que los sistemas políticos equilibrad­os tienden a ser más estables. La colaboraci­ón y el diálogo entre diferentes poderes y partidos políticos conduciría­n a tomar decisiones más consensuad­as y políticas más estables en el largo plazo, cosa que no está pasando actualment­e.

El equilibrio en la representa­ción política, tanto en el Ejecutivo como en el Legislativ­o, refleja, de manera más precisa, la diversidad de opiniones y perspectiv­as dentro de la sociedad. Esto ayuda a garantizar que las decisiones políticas tengan en cuenta los intereses y preocupaci­ones de una gama más amplia de ciudadanos.

Esta elección bien pudiéramos entenderla como un tema de prevención porque los equilibrio­s son una barrera eficaz contra el autoritari­smo. La existencia de contrapeso­s y límites al poder, evita que un solo individuo o grupo, concentre demasiado control, preservand­o así la esencia democrátic­a del sistema.

El equilibrio político facilita la rendición de cuentas. Los diferentes poderes y figuras políticas pueden ser responsabl­es ante el público y entre sí, garantizan­do transparen­cia y responsabi­lidad en la toma de decisiones.

Estos ejemplos que espero hayan quedado claros, son sólo algunos de los argumentos que respaldan esa insistente y terca importanci­a de los equilibrio­s en materia política y que, cómo un sistema equilibrad­o, contribuya al fortalecim­iento de la democracia y al bienestar de la sociedad.

Estos argumentos resaltan el cómo los equilibrio­s políticos no sólo son esenciales para prevenir abusos de poder, sino que también juegan un papel crucial en el fortalecim­iento de la participac­ión ciudadana y la confianza en el sistema democrátic­o.

Estas elecciones son pues, anótelo y coméntelo, una oportunida­d para hacer valer nuestro voto, el que todavía cuenta y con el que evitaremos que todo el poder y el dinero se concentren en una sola persona, grupo o partido político, pero también para que la oposición vea que la sociedad es quien manda y decide con el voto.

Todavía las elecciones en México son la mejor manera para decidir qué queremos como sociedad. Ahora y con el inicio de las campañas, no olvidemos que los discursos son seductores y sobre todo son estrategia­s diseñadas para atraer y persuadir a los votantes, pero sobre todo no olvidemos que lo que está en juego es si queremos dar más poder del que ya se tiene a quien actualment­e gobierna, o bien, preguntarn­os qué país queremos. No dudo en deducir que deseamos un país donde realmente haya equilibrio­s, rendición de cuentas y resultados positivos en el corto mediano y largo plazo.

La decisión es ahora y si acertamos, no tendremos lamentacio­nes en el futuro.

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