INGREDIENTES: EL TIP SECRETO Y MILENARIO PARA QUE TUS PECHUGAS QUEDEN CROCANTES, DELICIOSAS Y NADA GRASOSAS:
Si deseas un empanizado aún más ligero y crujiente, considera reemplazar el huevo batido por agua mineral con gas. El gas en el agua mineral ayuda a crear una capa más esponjosa y aireada alrededor de la carne, lo que resulta en una pechuga aún más crocante. Sumerge la carne en el agua mineral antes de pasarla por el pan rallado y sigue el resto del proceso de empanizado como de costumbre. ¡El resultado será unas pechugas con una textura crujiente y deliciosa que encantará a todos!
4 filetes de pechuga de pollo
1 taza de pan molido
1 huevo batido
1/4 de taza de leche
1/4 de taza de aceite vegetal
35 g de harina de trigo
Sal y pimienta al gusto
Prepara los filetes de res o pechuga de pollo, sazónalos con sal y pimienta por ambos lados y reserva.
En un plato hondo, bate bien el huevo con un tenedor. En otro plato coloca el pan rallado y en otro plato separado coloca la harina.
Empaniza los filetes: pásalos por la harina, retirando el exceso, luego sumérgelos en el huevo batido para que queden bien cubiertos y finalmente recúbrelos con el pan rallado, presionando un poco con los dedos para sellar el empanizado.
En una sartén profunda, calienta el aceite a fuego alto hasta que comiencen a formarse burbujas muy pequeñas. Luego, baja el fuego a temperatura media o media-alta.
Fríe las pechugas empanizadas durante un par de minutos por cada lado, asegurándote de no añadir más de dos milanesas a la vez para mantener la temperatura adecuada.
Una vez que las pechugas empanizadas adquieran un color dorado y estén bien cocidas, retíralas del fuego y colócalas sobre un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
¡Listo! Ahora disfruta de estas deliciosas pechugas empanizadas con una textura crujiente y un sabor irresistible. Acompáñalas con tus guarniciones favoritas y comparte este exquisito platillo con tu familia y amigos. ¡Buen provecho!