Sufren injusticias por no darse a entender
“Los funcionarios son mestizos y no se dan cuenta que, aunque los tarahumaras nos demos a entender en el español, la mayoría no lo entendemos al 100%, porque no es nuestro idioma de nacimiento”, aseguró la intérprete
Mi mayor satisfacción es cuando logro demostrar la inocencia de algún tarahumara acusado injustamente de algún delito”
Guadalupe Pérez Holguín Traductora
De origen tarahumara y oficio traductora, Guadalupe Pérez Holguín, tiene como mayor satisfacción cuando logra demostrar la inocencia de algún rarámuri acusado injustamente de algún delito.
Guadalupe atiende a imputados en el Cereso, y es intermediaria en la resolución de conflictos entre su comunidad y personas afectadas.
Desde hace 10 años vive en la ciudad de Chihuahua, pero no significa que se desentienda de su gente y los apoye desde cualquier lugar en el estado que se lo soliciten.
Mencionó que ha visto muchas injusticias hacia sus hermanos porque la ley de los mestizos está escrita en otro idioma, “los funcionarios son mestizos y no se dan cuenta que, aunque los tarahumaras nos demos a entender en el español, la mayoría no lo entendemos al 100 por ciento porque no es nuestro idioma de nacimiento”, aseguró la intérprete.
Al respecto, comentó que “a los rarámuri cuando les preguntan algo, a todo siempre dicen que sí, pero no es que se estén echando la culpa, lo que pasa es que no entienden lo que se les dice, por eso los declaran culpables, así sin investigar”, aseguró.
Han sido muchas historias de personas a las que ha apoyado para demostrar su inocencia cuando los acusan y envían a la cárcel. Una de esas personas fue Marisela, una mujer a quien hace unos años acusaron de haber asesinado de un balazo al marido y la pusieron bajo las rejas de San Guillermo.
“Me contactaron y me puse a investigar. Cuando fui con el Ministerio Público, me dijo que no había testigos y yo le dije que sí y los podía llevar, pero había que caminar bastante por muchas veredas. Fuimos por un niño de 10 años, sobrino del hombre y sus papás. Conseguí el dinero para el pasaje y me los traje hasta Cuauhtémoc. No nos dieron para comer, pero aguantamos todo el día. Al llegar el juez nos dijo que no podía atendernos porque tenía una audiencia. Le dije que ahí nos estaríamos hasta que nos atendiera”.
Luego de una espera de tres horas, por fin los atendieron, pero el Ministerio Público se portó muy agresivo con el niño y Francisca tuvo que intervenir.
“¡No le pregunte al niño con cuál mano dispararon al muertito! Él no sabe cuál es la izquierda y cuál es la derecha. Mejor muéstrele las manos y así él sí le va a entender”.
Fue así como pudieron darse cuenta que no se trataba de un homicidio, sino de un suicidio y Marisela, la acusada se lo había tratado de decir a las autoridades desde que la detuvieron, pero no la entendieron. Después de ese testimonio, la dejaron en libertad.
“Ese es uno de muchos casos en los que he podido ayudar. Es una satisfacción muy grande poder traducir lo que ellos quieren decir. Por eso les recomiendo a las muchachas que se preparen y aprendan de todo, porque hace mucha falta para ayudar a nuestra propia etnia”, Guadalupe recomendó finalmente.