Ayuda ‘granja de cadáveres’ al combate del consumo de fentanilo
Visitan forenses mexicanos instalación de Colorado para aprender sobre la búsqueda de la droga en cuerpos
Nueva York– Las dos mujeres levantaron un cadáver rígido del suelo, lo que dejó a la vista un bicho que se retorcía en la tierra.
“¡Es una larva viva!”, dijo Alex Smith, director del laboratorio de la Estación de Investigación Forense de la Universidad de Colorado Mesa, mientras tomaba la larva y la metía en un tubo de cristal. Los gusanos no son sólo gusanos, explicó: son posibles pruebas.
“De hecho, puedes analizar las carcasas de larvas y pupas en busca de drogas”, dijo con entusiasmo.
Su público era un grupo de forenses mexicanos que el mes pasado viajaron a las instalaciones de Colorado, conocidas como “granja de cadáveres”, donde decenas de cuerpos donados se exponen al sol para ser estudiados mientras se descomponen.
Los especialistas mexicanos estaban ahí para aprender a analizar cuerpos en busca de fentanilo.
Su viaje fue organizado por el Departamento de Estado de EU, y las autoridades esperaban que contribuyera a lograr un objetivo diplomático clave: que el Gobierno de México se enfrentara a su propio problema con el fentanilo.
En el norte de México, grupos de ayuda y centros de rehabilitación han alertado por el aumento del consumo de fentanilo en los últimos años, informando de una oleada de sobredosis de opiáceos a lo largo de las regiones fronterizas con EU. El Gobierno mexicano afirma que la propagación de la droga está contenida y que el consumo sigue siendo relativamente bajo.
Nadie sabe cuánto se consume
En realidad, nadie sabe cuán común es el consumo de fentanilo en México. Existen pocos datos recientes sobre el consumo de drogas a nivel nacional, y la mayoría de forenses no realiza pruebas sistemáticas en cadáveres para detectar la presencia de fentanilo, afirman médicos forenses y autoridades de EU.
“En México no salen casos de muerte por fentanilo porque no hacemos el estudio, no porque no mueran de fentanilo”, dijo César González Vaca, jefe del servicio forense del estado de Baja California.
Según autoridades de EU, una estrategia para que México haga más por frenar el flujo es demostrar que el fentanilo no sólo es una adicción estadounidense, sino que está matando a mexicanos.
El viaje a Colorado “fue un esfuerzo para ayudar a México a reconocer que tiene un problema, por muy inconveniente que sea”, dijo Alex Thurn, funcionario de la oficina de asuntos internacionales de narcóticos y aplicación de la ley de la embajada de EU en México.
Así pues, en una fresca mañana de febrero, más de una decena de forenses y químicos de los estados del norte de México se reunieron en la Oficina del Médico Forense de Denver para presenciar la autopsia de un hombre de mediana edad encontrado muerto en el suelo de su garaje.
La noche de su fallecimiento le dijo a su novia que había tomado “10 azules”, probablemente en referencia a pastillas de fentanilo, según afirmaron los patólogos.
Ian Puffenberger, patólogo forense, apretó los pulmones del hombre y de ellos salió un chorro de espuma. Eso, según Puffenberger, era “un hallazgo habitual” en las muertes por opiáceos porque la respiración de la persona se ralentiza y los pulmones se llenan de líquido.
Un arsenal de costosas herramientas
Más allá de sus cuchillos de alta gama y sus relucientes instalaciones, los patólogos de EU disponían de un arsenal de costosas herramientas para confirmar que el hombre había muerto de sobredosis.
Hicieron análisis de sangre preliminares en una máquina de los Laboratorios Randox que cuesta más de 30 mil dólares, que ofreció resultados positivos de fentanilo, metanfetamina y anfetaminas. Luego enviaron las muestras para un análisis toxicológico en un laboratorio de análisis de drogas de Pensilvania.
Los mexicanos, agregó, con frecuencia acomodan los cuellos sobre botellas de refresco de dos litros y asierran los cráneos con sierras para cortar metal. También explicó que, a menudo, ganan muy poco como para evaluar la causa de los fallecimientos en un país donde los criminales se especializan en que sus víctimas sean irreconocibles.
El mexicano ilustra lo mucho que se puede hacer con menos.
Tras observar cómo el fentanilo se convertía en un asesino en masa en EU, Vaca empezó a presionar para que se hicieran pruebas en cadáveres de Baja California. Ha tenido que recurrir a un método de baja tecnología: sumergir tiras de fentanilo en orina, sangre u otros fluidos corporales, y sólo está realizando pruebas en Tijuana y Mexicali, las dos ciudades más grandes del estado, pero los resultados son asombrosos.
Desde junio de 2022, más de la mitad de los cadáveres que llegaron a las morgues de esas ciudades han dado positivo a drogas, y el fentanilo apareció en el 20%.
Cambio de giro
Durante décadas, el voraz apetito estadounidense por los estupefacientes impulsó el surgimiento de redes delictivas en México, aunque históricamente las drogas no se consumían a gran escala allá. Sin embargo, el consumo es cada vez más común, según muestran las investigaciones.