Tipo de cambio ¿meritorio?
Hay quienes, ante el páramo de la gestión del gobierno federal en materia económica, encuentran un remanso de consuelo en el mérito del superpeso, esto es, en el tipo de cambio. De manera convencional, comprensible para todos, el tipo de cambio es el precio (en pesos) de 1 dólar, en consecuencia, es un precio más entre todos los que caracterizan las transacciones económicas.
Sin embargo, es tal vez el más relevante de todos, en particular porque está vinculado a todos los precios externos. Por ello, una variación en él se traduce en muchos más y sus afectaciones pueden ser enormes, con consecuencias en la inflación, salarios, tasas de interés, niveles de producción y oportunidades de empleo. Esto significa que tiene implicaciones en el bienestar o los costos de operación de todos los agentes en la economía.
Como suele suceder con ciertas variables económicas, nos referimos al tipo de cambio en singular, es decir, como si existiera una sola referencia. Sin embargo, existen muchos como: el nominal, el real, respecto a cada distinta moneda en el mundo, el bilateral, el multilateral, el spot, el forward, el de compra, el de venta, el efectivo, el de equilibrio, el fix, el preferencial, el general, entre otros.
En general, cuando nos referimos al tipo de cambio hablamos del precio expresado en pesos de 1 dólar de Estados Unidos. En este caso específico se menciona que es bilateral, es decir, entre dos países. Pero en principio, podemos expresarlo respecto a la moneda de cualquier país del mundo o de una canasta de monedas distintas.
Igual que la mayoría de los indicadores económicos son expresados en términos reales (es decir a precios constantes o deflactados) es necesario hacer lo mismo con el tipo de cambio. No obstante, ya que es el precio de una moneda expresada en otra, la relación real necesita una doble deflactación, que involucra dividir cada una por su índice de precios. Este proceso no es directo, puesto que hay que compatibilizar las bases cronológicas.
No obstante, es importante tener en mente que las inflaciones relativas tienen una gran importancia para definir el poder de compra de una moneda respecto de la otra. Ahora se puede entender que el control de la inflación tiene un valor estratégico en la determinación del valor de la moneda nacional respecto de otras y el impacto que tiene en el impulso o desaliento de las transacciones externas. Que, para colmo, pueden ser diferentes si se tratan de flujos monetarios o reales, esto es, de bienes económicos (mercancías y servicios) o de flujos financieros (divisas canalizadas a inversiones de cartera).
El defensor del poder adquisitivo del peso es el Banxico, un órgano autónomo, que lidera la política monetaria, influyendo en la liquidez de la economía, a través de tasas de interés en el corto plazo. La tasa de interés de menor plazo es la que se denomina de fondeo interbancario, que es a un día. donde los bancos colocan sus excesos de fondos y buscan sus faltantes de un día a otro; es el más regulado y vigilado por el Banxico, ya que en este contexto se gesta la política monetaria.
En este mercado y mediante subastas diarias, el banco central inyecta o retira dinero de circulación, pues hace un cálculo diario de la cantidad de dinero que se necesita, que aumenta o disminuye en función del día de la semana, de las fechas de pagos de las empresas (quincenas) y de otras fechas como las de pago de impuestos, aguinaldos, vacaciones y días de asueto, más la evolución misma de la actividad económica.
Una política restrictiva induce en el corto plazo un repunte de las tasas de interés. Con todo, la inflación no obedece exclusivamente a los mercados financieros, sino también reales, como la oferta y demanda bienes en los mercados. El encarecimiento es también un fenómeno de producción real.
Estimular el crecimiento de la oferta de bienes agropecuarios, manufacturados, y servicios depende en gran medida, de las condiciones en que se dan los procesos productivos y la variación de éstas puede depender de las políticas públicas del gobierno federal en materia de seguridad, certeza jurídica, carga impositiva, comunicaciones, laboral, arancelaria, energía, agropecuaria, competencia y otras.
Las diferencias entre las tasas de interés reales entre un país y otro incentivan o desincentivan, los flujos de divisas al mercado financiero nacional. Pongamos por caso que el diferencial real sea de seis puntos porcentuales en las tasas reales o el doble del rendimiento en el país tenedor de divisas en exceso.
Los tenedores extranjeros de fondos trasladarán sus recursos al país que ofrezca un mejor rendimiento. Esto en principio, pues si las condiciones políticas y económicas del país potencialmente receptor presentan riesgo de convertibilidad o de rendimiento real. El premio de corto plazo tendría que ser mayor.
Hasta ahora el margen de rendimiento real que ofrece nuestro país determina que las inversiones financieras del extranjero sean crecientes, y engrosen las Reservas Internacionales del Banco de México, determinando en el corto plazo, un tipo de cambio sobrevaluado, esto es, pocos pesos por un dólar.
Entonces ¿en dónde está el mérito del gobierno federal? Por otra parte, dificulta mucho la capacidad competitiva de los sectores exportadores. Y por el contrario favorece la importación de bienes de producción (materias primas, bienes intermedios y de capital fijo), y de consumo.
Las empresas trasnacionales de este modo pueden reinvertir sus utilidades con ventaja y los consumidores y turistas nacionales que viajan al extranjero encuentran una situación favorable a sus apetencias. Entre los aspectos positivos se identifica un impacto de reducción de precios de los bienes en que el país es deficitario, como granos, cárnicos, aceites comestibles.
Aunque esto pone a los productores agroindustriales y agropecuarios al punto de quiebra. Entre otros efectos positivos y negativos.
Estimular el crecimiento de la oferta de bienes agropecuarios, manufacturados, y servicios depende en gran medida, de las condiciones en que se dan los procesos productivos..."