El Diario de Chihuahua

Las mujeres en el centro de los gobiernos

- Analista

En este mes de marzo hablamos de muchos temas respecto la efeméride internacio­nal del 8M o bien 8 de marzo, es triste buscar en un ordenador cualquier cosa respecto a las mujeres en Ciudad Juárez y lo primero que aparezca sean las notas de feminicidi­os o “las muertas de Juárez”. Quitar ese estigma nos puede llevar muchos años más, pero lo importante es visibiliza­r los rezagos, las inequidade­s y las injusticia­s que en este contexto puedan señalarse. Porque recordemos, 8M es un día de reconocer luchas históricas y alcanzar derechos. La protección de la vida y de salud de las personas es uno de estos derechos. Las mujeres biológicam­ente somos proveedora­s de vida, apego y crianza, además culturalme­nte somos proveedora­s de cuidados. Buscar el equilibrio físico, psicológic­o, emocional, espiritual y social de las mujeres es una tarea en conjunto, no solo para cubrir ejes transversa­les o cuotas de representa­ción, pues la mujer no solo es pilar de familia y sociedad, ahora representa figuras de poder y decisión… de gobernanza.

En nuestra ciudad vivimos poco más de 750 mil mujeres, con una gran proporción que se encuentra entre la gente que por concepto de edad biológica es joven, Juárez goza aún de un bono demográfic­o amplio, que le permite las oportunida­des de ser un municipio saludable. La niñez y los jóvenes deberían de tener acceso universal a las oportunida­des de cuidar su temprana salud. Sin embargo, conforme avanza la vida se vuelven otras las preocupaci­ones, no solo las enfermedad­es crónicas o bien llamadas no trasmisibl­es, son las que más nos involucran, y es que si bien siguen ocupando los primeros lugares de morbimorta­lidad, y se trazan desde la juventud, como las enfermedad­es cardiovasc­ulares que constituye­n aproximada­mente dos mil 200 muertes o el cáncer con más de mil 200 decesos, existen otras que disminuyen la calidad de vida y afectan la dignidad de las personas, como la violencia en cualquiera de sus formas, las afecciones de la salud mental como la depresión, las adicciones, los embarazos no deseados, entre otras.

Nuestra ciudad, multicultu­ral como lo es, envuelve dinámicas sociales que determinan contextos complejos, de acceso a informació­n de la salud, acciones preventiva­s específica­s, y a la propia constituci­ón de lo que es la comunidad, como un elemento de cuidado, donde las mujeres son líderes naturales para apoyarse unas a otras, o a los hombres, a los hijos, personas mayores o con alguna discapacid­ad. La comunidad nace desde los alimentos que dan las mujeres como la leche materna única y particular hasta la posibilida­d de organizar un comedor comunitari­o para los niños o los más grandes. El orden y limpieza de los hogares, hasta los espacios comunes como patios o parques. De todo ello participa la mujer en el conjunto de actividade­s fuera de la remuneraci­ón.

En cualquiera de los cientos de colonias de esta ciudad, existen mujeres que conocen los factores más importante­s por los que su comunidad enferma y deberían tener voz y fuerza para empujar a los programas sectoriale­s o intersecto­riales de salud, y lo más importante, los presupuest­os de los gobiernos.

Innumerabl­es cuidadoras empíricas se forjan desde la adolescenc­ia si no es que antes para asistir a padres, hermanos, esposos e hijos, sin apoyo formal alguno casi en la totalidad de los casos, no capacitada­s, pero sí hasta cierto punto forzadas.

La mujer después de los 50 años se enfrenta a un panorama de carencia económica, si no tiene acceso a la Seguridad Social, muy joven para acceder a una pensión universal, muy grande para un empleo formal. Se encuentra en este punto en el inicio o evolución de algunas enfermedad­es esperadas, como la diabetes, obesidad, cáncer e hipertensi­ón. Con un declive hormonal que la hace perder lozanía y encanto para una sociedad que idolatra la juventud y la belleza, muchas de las veces pasando de lado la madurez adquirida y el aumento en la capacidad de solución de problemas o en el planteamie­nto de soluciones.

Hoy, tenemos un 80 por ciento de la población afiliada a un sistema de salud IMSS, ¿por qué preocuparn­os?, más de 150 mil mujeres trabajador­as tienen y brindan seguridad social a su familia, por trabajar en maquila. Con esta seguridad van sus salarios, guarderías, seguro de maternidad, accidentes de trabajo, viudez, en fin. Pero basta con ver las condicione­s de trabajo, los horarios extenuante­s, la alimentaci­ón a la que acceden, las horas invertidas en transporte, la ingesta de alcohol y tabaco casi equiparada a los hombres, y las situacione­s hostiles de todos los ambientes donde interactúa­n en esta dinámica económica, desde el hogar, la calle, las empresas. No poder acudir a un lugar digno a revisar su salud física o hablar con un psicólogo, y de ahí sus redes de apoyo.

De aquí parte la necesidad, de poner a las mujeres en el centro de los gobiernos, cualquiera que sea su nivel de injerencia, pues somos pilar y eje comunitari­o. El cáncer de mama y cérvico uterino sigue cobrándono­s cientos de vidas femeninas tempraname­nte en la ciudad. Tan solo asomémonos a ver los resultados de la prueba piloto hecha por INDEX-IMSS para detectar Virus de papiloma humano en empresas el año pasado, proyectado a 30 mil trabajador­as, en un autoexamen accesible y cómodo, donde a la mitad del muestreo ya se había detectado la presencia de este factor de riesgo de cáncer, en 25 por ciento de las mujeres. Esta acción al menos permite proyectar lo necesario e incentivar cada día más la vacunación para este virus, desde la pubertad-adolescenc­ia a nuestras mujeres.

Pudiéramos llenar hojas de necesidade­s no satisfecha­s, desde las visibles hasta las inimaginab­les, supongo, como muchas otras mujeres que encontrarn­os en la toma de decisiones, nos hará una sociedad más justa. Mirar con esa perspectiv­a de dignidad que pocas personas en el sistema patriarcal pueden hacer. El 8M no debe ser problema, si eres capaz de mirar mis ojos de mujer, reconocert­e en mi clamor, entonces, ahí me identifica­rás, donde siempre he estado, en el centro de la solución.

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