La inseguridad. Antes, ahora ¿y después?
Todos los chihuahuenses que radicamos en el Estado entre 2009 y 2012 tenemos recuerdos de terror donde prácticamente todas las ciudades del Estado de Chihuahua, incluido Juárez y Chihuahua, estaban tomadas por el crimen organizado y paradójicamente sitiadas por el ejército y la policía federal. El escenario diario era pasar por retenes y revisiones del ejército, la policía federal, estatal o municipal. Con balaceras y escenas de un campo de guerra, llegamos a presenciar incluso actos de terrorismo como coches bomba (en Juárez) y ejecución de agentes americanos en la frontera.
Negocios cerrados o abiertos bajo extorsión, robos de vehículos y casas con violencia, secuestros y violaciones eran lo común, y la población incluso llegó a denunciar a la propia policía federal como autores de esos delitos (ahora se sabe que era porque Genaro García Luna, Jefe de la policía federal de Felipe Calderón en ese sexenio era el jefe de la mafia).
Ciudad Juárez y lugares circunvecinos lucían a diario como un pueblo fantasma, ya que la gente que pudo se fue de la ciudad y la que no prefería permanecer en sus casas, si no era necesario salir, ante el miedo de un fuego cruzado y el estrés de las revisiones y ejecuciones, además de que el ejército no respetaba los derechos humanos en sus retenes.
Todo esto cambio con el hartazgo de los chihuahuenses que exigieron la salida de la policía federal y que el ejército fuera el único que se hiciera cargo de combatir el crimen organizado (aunque no respetaran los derechos humanos, era un mal necesario), además del plan Todos Somos Juárez que fue el involucramiento de la sociedad civil y empresarios en los temas de seguridad, exigiendo a sus titulares resultados y si no sus renuncias, presionando a los titulares del ejecutivo de los tres niveles de Gobierno, donde incluso una madre juarense que perdió a sus hijos en la ejecución de estudiantes de Villas de Salvárcar le reprochó a Calderón en su cara “Usted no es bienvenido”.
Con el modelo “Todos Somos Juárez” que se empezó a replicar en el país y gracias a la sociedad civil organizada que le dio ultimátum a la autoridad de que si no podían que renunciaran, poco a poco esa pesadilla que disminuyó en Chihuahua disminuyó en todo el país, sin embargo los homicidios al nivel de ese sexenio de Calderón se mantuvieron. Con Calderón pasamos de cinco mil homicidios por año en 2006 a casi quince mil tan sólo en 2012 cuando salió, con Peña Nieto cerramos el año de 2018 en dieciocho mil tan sólo en ese año, y con AMLO iniciamos en dicha cifra y cerramos en quince mil en 2023 (hablando en números cerrados), según información oficial y datos del INEGI.
De esta manera podemos ver que con Calderón aumento casi un 300 por ciento, con Peña Nieto un veinte por ciento y con AMLO se ha disminuido en un veinte por ciento, el único sexenio a la baja en homicidios desde la guerra de Calderón contra el narcotráfico. Cierto es que es el sexenio con más muertes porque se heredó en los más altos niveles y en una línea ascendente, que se ha logrado revertir. Y aunque se siguen cometiendo un alto número de homicidios la tendencia va a la baja, y la mayoría de los mexicanos, al menos en Chihuahua y la mayor parte del país, pueden desarrollar sus actividades de manera cotidiana y en paz, a diferencia de los gobiernos de Calderón y Peña.
La solución por medio de los programas sociales y apoyo a los jóvenes (recomposición del tejido social y la reducción de la pobreza como factores), así como una estrategia de combate al crimen organizado por medio de la Guardia Nacional, empieza a dar resultados, aunque la agenda pendiente sea la reducción de homicidios a niveles de antes que Calderón desatara el infierno en México.
El futuro en este tema tendrá que ver con las estrategias de la próxima presidenta, donde si los pronósticos se cumplen le irá bien a México, pues Claudia Sheinbaum ya dio resultados sobresalientes en este tema y redujo en la Ciudad de México en un 58 por ciento los delitos de alto impacto, en un 51 por ciento los homicidios dolosos y los robos en un 70 por ciento, contrario a la candidata Xóchitl que no puede presumir ninguna experiencia ni logro en dicha materia y por el contrario su estrategia parece ser la misma de Calderón. Parece que México, de ganar Claudia, puede ver la luz al final del túnel en el tema de inseguridad en México y homicidios dolosos. Usted decidirá esto con su voto el próximo dos de junio de 2024.