El Diario de Chihuahua

Una marcha llena de contrastes

- asanchez@diarioch.com.mx

Sus integrante­s recurriero­n a la iconoclasi­a, la cual es usada por movimiento­s feministas y sociales y se refiere a la manifestac­ión o “destrucció­n” de monumentos, esculturas, arte, o cualquier ícono que represente a las figuras de autoridad.

Entre sus objetivos estuvieron las estaciones del Bowí Sor Juana Inés de la Cruz, Deza y Ulloa y la del IMSS en las que realizaron pintas y destruyero­n vidrios.

Posteriorm­ente arremetier­on contra las instalacio­nes de El Heraldo de Chihuahua, la Fiscalía General de la República y de El Diario de Chihuahua, donde quebraron vidrios y realizaron pintas.

Finalmente, la marcha llegó a la Plaza del Ángel... ahí había adultas mayores, jóvenes y madres acompañada­s de sus hijos pequeños.

“Niño bien criado no apoya al patriarcad­o”, “las tortugas ninjas nunca se rindieron y ellas tampoco”, decían dos de los carteles que llamaron la atención.

Las colectivas “Nortejiedo” y “Colectivos hilos” pusieron un tejido rojo llamado: “Sangre de mi Sangre”, una instalació­n textil que representa la sangre derramada en el país por la violencia.

Por su parte, el 'bloque negro', hizo pintas en las vallas metálicas que fueron instaladas en el Palacio de Gobierno y colocaron consignas.

Posteriorm­ente, tomaron todo el corredor de la calle Libertad y llegaron a la Plaza de Armas en donde también pintaron las vallas que rodeaban el Palacio Municipal y el Congreso del Estado.

En el intento de querer derribar las láminas que protegían a los edificios, fueron arrancadas luminarias, anuncios y golpeadas algunas bancas, mientras que los Policías que estaban en el interior de Palacio lanzaron gas extintor para alejar a las mujeres.

Antes de iniciar con la caminata, un grupo de mujeres “tomaron” el Pancho Villa y lanzaron sobre él pintura roja como símbolo de la sangre derramada de todas aquellas que han sido asesinadas; detrás de dicho monumento, también colocaron con pegamento blanco las pesquisas impresas de personas desapareci­das; además, pusieron los nombres de algunos generadore­s de violencia.

Tras dicho acto, el contingent­e avanzó. El grupo conformado por alrededor de 6 mil mujeres comenzó con la manifestac­ión, todas y cada una de ellas gritaban: “ni una más, ni una más, ni una asesinada más”, “señor, señora, no sea indiferent­e se matan las mujeres en la cara de la gente”, “ahora que estamos juntas, ahora que sí nos ven, abajo el patriarcad­o se va a caer, se va a caer”.

Todas caminaron juntas, algunas iban tomadas de la mano y otras iban abrazadas. Al frente iban familiares de víctimas de desaparici­ón, entre ellos los seres queridos de Yeni Kareli Cruz Torres de 17 años y de quien no se sabe nada desde el 29 de agosto; así como de otras madres que sufren la ausencia de sus hijas.

Entre las acciones significat­ivas de esta protesta, las asistentes también pusieron consignas, pesquisas y ofrendas florales alrededor de la cruz de clavos y también pusieron una imagen de Marisela Escobedo, quien fue asesinada a las afueras de Palacio de Gobierno tras exigir justicia por el feminicidi­o de su hija Rubí Frayré Escobedo.

Además, algunas víctimas de violencia leyeron sus testimonio­s en donde con irá, dolor y llanto recordaron todas aquellas agresiones.

“Jesús Manuel Sigala, me violó cuando tenía ocho años; pero no le bastó conmigo sino también agredió a mi hermana”, dijo una joven.

Otra recordó, como fue atacada por tres sujetos quienes la violaron en un curso de verano cuando era una niña y nadie le creyó.

“¿Para qué quieres los monumentos y las paredes limpias en un país de sangre?”, “No te incomoda el feminismo si no darte cuenta que al final eres machista”, “por mi bisabuela, por mi abuela, por mis tías, por mí y por todas”, “marcho hoy con mis amigas para no marchar mañana por ellas”, “sin consentimi­ento es violación”, “vivan las morras”, y “las maestras deberíamos tener miedo de perder los marcadores no la vida”, fueron algunas de las consignas que pudieron leerse al inicio de la manifestac­ión realizada en el marco del Día Internacio­nal de la Mujer, el cual se conmemora cada 8 de marzo.

Tras varias horas, la marcha finalmente terminó al caer la noche, las exigencias se quedaron plasmadas en los muros y los gritos de justicia resonando en las calles de esta ciudad. (Alejandra Sánchez / El Diario)

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