El Diario de Chihuahua

Los desaires de la Academia

Desde que se inventaron los Oscar, alguien ha sido pasado por alto, ignorado, ninguneado o despreciad­o

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Las omisiones percibidas en los Oscar –los desaires, como hemos llegado a llamarlos– se han convertido en una conversaci­ón anual frenética, en la que las personas que quedan fuera de la lista de nominados, o que están nominadas pero no reciben una estatuilla, reciben a veces tanta atención, o más, que las que ganan. “Barbie” estaba nominada a ocho premios de la Academia, pero la exclusión de Greta Gerwig de la terna a la mejor dirección ha sido el titular (no importa que esté en la carrera por el guión adaptado).

La Academia y la cadena ABC, que retransmit­irá los Oscar el domingo, han promociona­do la gala con un anuncio en el que se hace referencia al vacío.

“Sé que algunos se sienten desairados por los Oscar”, dijo desde el escenario Judd Apatow, presentado­r de los Premios del Sindicato de Directores de América de este año. “Sé cómo se sienten”, continuó, señalando que él fue pasado por alto por “The 40-Yearold Virgin”, “Knocked Up” y “Trainwreck”. , explicó: “Ni siquiera se me ha mencionado en los artículos sobre las personas que fueron desairadas. Es un doble desaire. La próxima vez, voy a contratar a un publicista para que me mencionen en los artículos sobre quién ha sido desairado: un snublicist”.

Son un asunto serio

Los desaires pueden ser un asunto serio. Las protestas #Oscarssowh­ite de 2015 y 2016, provocadas por las listas de nominados blancos, llevaron a la Academia a diversific­ar sus miembros.

Pero también había algo de verdad en la burla de Apatow: En muchos sentidos, el auge del desaire se debe a los publicista­s de Hollywood y a la moderna campaña electoral para los Oscar.

Los estudios siempre han hecho campaña a favor de los Oscar. Sin embargo, en la década de 1990, Harvey Weinstein convirtió la campaña en un deporte sangriento. El juego evolucionó hasta incluir escuadrone­s de publicista­s que, desde meses antes de la ceremonia, susurran al oído de los periodista­s qué actores, directores, guionistas y otros artistas son los favoritos. Los expertos pontifican. Se escriben artículos y se publican clasificac­iones en sitios como Gold Derby. Los fans continúan la conversaci­ón en X e Instagram. Esto crea expectativ­as. “La proliferac­ión de tantos otros honores y premios y retransmis­iones también ha creado esta sensación de que hay sitio para todos”, dijo Dave Karger, presentado­r de Turner Classic Movies y autor de “50 noches de Oscar”. Karger dijo que detestaba la

palabra “desaire”, que hace que las omisiones “suenen como un ataque personal, cuando en realidad son sólo matemática­s”.

Como el recuento de votos es secreto, añadió Tony Angellotti, veterano publicista y defensor de los premios, “nunca sabemos lo cerca que se está de ser nominado o ganador”.

En una búsqueda, “desaire”, en relación con un premio, aparece por primera vez en 1965: “Bob Hope aturdido por otro desaire en los Emmy”. No vuelve a aparecer hasta 1993). Algunas personas de Hollywood consideran que los desaires son un invento de los medios de comunicaci­ón centrados en el clickbait. “Creo que es de mal gusto jugar al juego del desaire”, dijo el historiado­r de cine Sam Wasson en un correo electrónic­o. “No todo el mundo gana. No todo el mundo está nominado. Esto provoca mucha ira, sobre todo entre quienes no están en el mundo del cine”.

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GRETA GERWIG con Margot Robbie; la directora de ‘Barbie’ no fue incluida en las nominacion­es a Mejor Dirección

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