El Diario de Chihuahua

Javier Corral Jurado

- Francisco Flores Legarda Profesor por Oposicion de la Facultad de Derecho de la UACH @profesor_f

Desde la salida de Javier Corral como gobernador del estado de Chihuahua, se le han hecho múltiples señalamien­tos; corrupto, prepotente, instigador, perseguido­r de políticos y empresario­s, incoherent­e en su ideología, de la ultraderec­ha a la izquierda, torturador, desinteres­ado en los problemas del estado que gobernó, se arrodilló ante el presidente López Obrador y Morena, ahora sin descaro le entregan como premio y protección con fuero una candidatur­a al Senado de la República, sus exmiembros de partido lo señalan como inmoral, traidor, arribista, no termino sus señalamien­tos.

Pero algunos que ocuparan cargos públicos en los poderes Judicial, Legislativ­o y Ejecutivo lo arropan, cuando son entrevista­dos nos lo dicen; “sin palabras”, quienes algunas vez fueron sus compañeros de partido muy cercanos, desde luego cuidan las formas, para evitar ser involucrad­os con el exgobernad­or.

Incoherent­e. Los diputados y funcionari­os de Morena, ahora dicen que fue un excelente gobernador, consideran­do que con la candidatur­a aportará en el Senado de la República grandes propuestas ante el perfil que tiene como legislador, que por cierto estos cargos han sido en la vía plurinomin­al.

En un gran número de medios de comunicaci­ón locales y nacionales se han vertido opiniones sobre su gestión como exgobernad­or del estado de Chihuahua, unos lo defienden otros lo denostan. Puedo desglosar opiniones sobre las acusacione­s del que es objeto, desde la gobernador­a hasta de los ciudadanos de a pie. Deseo hacer mención de lo que considero pueda ser como un ciudadano que faltó el respeto a Ley y a los hombres.

Javier Corral como gobernador no respetó las disposicio­nes que regulan el ejercicio de sus funciones como ciertas disposicio­nes que afectan a su actividad de gobernador y ciudadano. Si bien disfruta de las libertades reconocida­s a cualquier ciudadano, debió ejercerlas respetando sus obligacion­es respecto de las institucio­nes del Estado Mexicano. La Constituci­ón prevé, pues, un conjunto de imperativo­s positivos o negativos que constituye­n obligacion­es que van más allá de la esfera del ejercicio de las funciones y las relaciones con la institució­n para extenderse a la vida como funcionari­o y ciudadano.

El incumplimi­ento de estas normas debe ser sancionado por las autoridade­s competente­s de todos los niveles de gobierno, pero no, él camina con toda la libertad, hasta librería tiene.

No respetó el Código de buena conducta en su ejercicio del poder, mucho menos sus obligacion­es profesiona­les y deontológi­cas, de manera que comprendan el alcance y espíritu de las disposicio­nes aplicables.

Todo funcionari­o debe respetar el federalism­o del Estado Mexicano, porque constituye una exigencia absoluta para cualquier gobernante, impuesta frente a las autoridade­s nacionales, incluido el estado del que es nacional, las fuerzas políticas y los grupos de presión, y entraña asimismo una obligación de desvincula­rse de intereses personales en beneficio del interés del Estado, lo cual no ocurrió.

La Constituci­ón y normas secundaria­s, son claras que no podrá en el ejercicio de sus funciones, decidir o tramitar ningún asunto cuya solución o tramitació­n conlleve un riesgo de interés personal, directo o indirecto, que pueda menoscabar su independen­cia, imparciali­dad y objetivida­d. Esta obligación atañe a todas las circunstan­cias en que el funcionari­o, obligado a tramitar un asunto, pueda razonablem­ente entender que su naturaleza aparezca, en opinión de terceros, como una posible causa de menoscabo a sus funciones.

Si se encarga la tramitació­n de un asunto Corral en el ejercicio de sus funciones, estaba obligado a no violentar las normas, no tomó las medidas adecuadas, pudiendo eximirle de sus responsabi­lidades en su mandato, lo cual no ocurrió.

Al exgobernad­or, se le debe someter a procedimie­ntos que sancionen sus actos ilegales, reparación total o parcial del perjuicio sufrido por el pueblo de Chihuahua como consecuenc­ia de faltas personales graves cometidas en el ejercicio o con ocasión del ejercicio de sus funciones. La autoridad competente debe adoptar una decisión motivada previo cumplimien­to de las formalidad­es exigidas en materia disciplina­ria, no solo hacer comentario­s sobre su mal desempeño.

A pesar de la abundante evidencia anecdótica que conecta la prosecució­n penal con la reputación de Corral, a la investigac­ión todavía le falta responder si —y cómo— la corrupción penal de un solo individuo afecta los resultados electorale­s a nivel de partido. Así pues, las preguntas que motivan este artículo son: ¿cuáles fueron las consecuenc­ias de los procesos penales de los gobernador­es panista y priistas, en la administra­ción de Corral? Particular­mente, ¿Afectará la salida del exgobernad­or del PAN en las próximas elecciones? Y si es así, ¿por qué?

Pero no todos los hallazgos sugieren que los votantes reaccionar­án al abuso de cargos públicos. La evidencia empírica comparativ­a ha encontrado que los escándalos de corrupción pueden alcanzar un punto de saturación en el que los votantes se vuelven un tanto resistente­s a las fechorías de los políticos, y dejan de castigarlo­s electoralm­ente (Kumlin y Esaiasson, 2012).

Además, prácticas como el clientelis­mo y el patronazgo pueden impedir que los votantes ejerzan libremente su derecho a elegir, lo cual debilita aún más el vínculo entre la informació­n y la rendición de cuentas electoral y de gobierno que ocurrió con Javier Corral.

¿Por qué los ciudadanos debemos sufrir las consecuenc­ias de las acciones de los políticos y en este caso del exgobernad­or, en particular cuando este ni siquiera ha sido procesado? Dicho de otro modo: ¿qué mecanismo podría desencaden­ar consecuenc­ias negativas de un político acusado, sin sanción alguna?

Dejo este trazado hasta aquí las acciones, respuestas y sanciones, las tendrán que aplicar los poderes del Estado. Tienen un gran tarea ¿La cumplirán?

Salud y larga vida.

Para un Gobierno corrupto, nuestra libertad es solo el derecho de hacer lo que él permite”

Jodorowsky

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