El Diario de Chihuahua

¿Rebeldes con causa?

- Rafael Soto Baylón rsotob@uach.mx

Dado los acontecimi­entos de la Celebració­n del Día Internacio­nal de la Mujer nos da motivos para comentarlo­s. El feminismo no llama al enfrentami­ento, al contrario, defiende sus derechos. Ni todas las feministas son violentas. Me atrevo a afirmar que son las menos.

En mi experienci­a personal empecé a leer feminismo desde hace muchos años, por supuesto, el siglo pasado. El primero fue el “Segundo Sexo”, de Simone de Beauvoir, de acuerdo a su tiempo, y como decía Ortega y Gasset, a su circunstan­cia. Alegaba que la mujer era producto de una construcci­ón cultural. En aquellos ayeres –el texto fue escrito en 1949- decía la filósofa, la relación varón mujer es que esta última era definida como madre, esposa, hija, hermana y era educada para labores “propias de su sexo”. Ya sabemos, ser ama de casa, tener hijos, educarlos, cuidar al marido, etc. Defendió que esa concepción no era producto genético sino de la manera en que había sido educadas desde su nacimiento. Interpretá­ndola, diremos que la mujer no nace como tal, sino es como la sociedad la moldea “No se nace mujer, se llega a hacerlo”. Es muy importante su colaboraci­ón filosófica porque se rebeló a su seno familiar, era burguesa con una moral cristiana muy estricta. Fue educada en colegios católicos.

Mi segunda lectura de Simone fue un libro apasionant­e “Una muerte muy dulce” (1964) en la cual relata el fallecimie­nto de su madre. Su mentor, inspirador y posiblemen­te algo más (una relación “extraña”), Jean Paul Sartre, consideró a esta obra la mejor. En ella manifiesta –desde el punto de vista existencia­lista- una manera de ver la muerte desde esta perspectiv­a.

Estas y otras lecturas de de Beauvoir, me llevaron a investigar más sobre esta corriente. Y claro, aprendí que el feminismo no era ni una moda ni injustific­ada social o filosófica­mente. Lo contrario. Ya escarbando supe que Elena Lucrezia Cornaro Piscopia, una joven veneciana, en 1678 fue la primera mujer en recibir el título de doctorado en filosofía por la Universida­d de Padua. La esposa de John Stuart Mill, Harriet Taylor Mill fue una férrea defensora de los derechos de las mujeres en el siglo 19.

Gracias al apoyo del presidente Porfirio Díaz, Matilde Petra Montoya, fue la primera dama en obtener el grado académico de médico de la Escuela Nacional de Medicina en 1887. El vilipendia­do

En mi experienci­a personal empecé a leer feminismo desde hace muchos años, por supuesto, el siglo pasado. El primero fue el “Segundo Sexo”, de Simone de Beauvoir

dictador proclamó un decreto en el cual se permitía a las mujeres acceder a los mismos derechos y obligacion­es que los hombres en la mencionada institució­n educativa.

Tuve el honor de conocer, platicar e intercambi­ar ideas durante nuestras coincidenc­ias en congresos de filosofía, con Graciela Hierro Pérezcastr­o, quien introdujo la filosofía feminista en México. Se le reconoce como fundadora de la Asociación Filosófica Feminista en México y primera directora del Programa Universita­rio de Estudios de Género. Entre sus libros destacan “Ética y Feminismo” y “De la domesticac­ión de la educación de las mexicanas”.

Oscar Chávez, conocido canta autor, compuso e interpretó la canción “Liberación Femenina” que iniciaba así “Junio del 75 en México no te asombres/

se juntaron mil señoras/ para hablar mal de los hombres” (conste, eso lo escribió él). En 1972, la ONU nombró a 1975 Año Internacio­nal de la Mujer y la primera Conferenci­a Mundial se llevó a cabo en la Ciudad de México.

He leído, discutido, analizado, polemizado sobre feminismo; puedo estar de acuerdo en algunos temas y en otros no, pero siempre en el marco de respeto a las ideas. En la UACH –al menos que a mí me conste- nació en la Facultad de Ciencias Químicas. Invité a las líderes de ese movimiento a conferenci­as y mesas panel a Filosofía y Letras.

Sirva todo lo anterior para dejar testimonio que no he leído, ni conozco, ningún texto feminista que llame al fanatismo, al odio, a la destrucció­n. Acciones como las mencionada­s, no están justificad­as ni en la teoría ni en la práctica. Vivimos un México donde la violencia se apodera del país. No es el momento de contribuir a que se afiance con ningún pretexto.

Mi álter ego está de vacaciones, así que hoy no comenta nada.

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