Sufren por búsqueda diaria de comida en Gaza
Camiones de ayuda humanitaria no son suficientes para los dos millones de hambrientos que sobreviven a la guerra
Nueva York– Para dos millones de hambrientos gazeños, la mayoría de los días traen consigo una difícil búsqueda de algo para comer. Amany Mutair de 52 años, escudriña las calles de una ciudad al norte de Gaza, en donde las personas venden o cambian lo que tienen para comer.
Esa fue una escena a lo largo de la Calle Saftawy hace dos semanas.
Más hacia el norte, en Beit Lahia, Aseel Mutair de 21 años, dijo que ella y su familia de cuatro tuvieron que compartir un bote de sopa que recibieron de un lugar que ofrece ayuda, eso ocurrió dos veces la semana pasada.
Un día no tuvieron nada qué comer, sólo te. Nizar Hammad de 30 años, está viviendo en una tienda de campaña en Rafah con otros siete adultos y cuatro niños. No han recibido ayuda en dos semanas y Nizar trabajó dos días en un mercado para ganar dinero y comprar unas bolsas con arroz a un vendedor callejero.
Ahora que la guerra en Gaza está entrando a su sexto mes, el riesgo de una hambruna es agudo, de acuerdo a Naciones Unidas.
Los grupos de ayuda han advertido que las muertes relacionadas con la desnutrición acaban de empezar.
La guerra, incluyendo el bombardeo y asedio de Israel ha asfixiado las importaciones de alimentos y destruido la agricultura y casi toda la población de Gaza depende de la escasa ayuda humanitaria para comer.
Estados Unidos y otros países están buscando la manera de realizar suministros por mar y aire. Los problemas son especialmente preocupantes en el norte, en donde la ayuda es casi inexistente.
Agencias de Naciones Unidas han suspendido mayormente sus operaciones de ayuda en ese lugar, debido a las restricciones israelíes sobre los convoyes, problemas de seguridad y pésimas condiciones de los caminos.
The New York Times les pidió a tres familias que compartieran fotos y videos de su búsqueda de comida en las últimas semanas.
Todos dijeron que era muy difícil encontrar alimentos y que en la mayoría de los días, no saben qué van a comer.
Los convoyes de ayuda humanitaria no llegan a las casas de Aseel y Amany en el norte y han decidido que es demasiado peligroso viajar para buscarla.
En lugar de eso, salen todas las mañanas para acudir a los mercados callejeros informales.
Algunos vendedores que tenían tiendas de abarrotes están vendiendo lo que les queda de su inventario.
Otros compran y revenden la ayuda humanitaria. Un promedio de sólo seis camiones comerciales que transportan comida y otros suministros les han permitido entrar a Gaza cada día desde principios de diciembre.
Uno de los alimentos más baratos que la familia de Aseel puede encontrar es cebada, que antes de la guerra era utilizada para alimentar a los animales. La harina de trigo está disponible en algunas ocasiones, pero es más cara.
La madre de Aseel utilizó esos ingredientes para elaborar una pieza de pan para cada uno de ellos. “Ni siquiera puedo describir el sabor tan desagradable que tiene”, dijo Aseel.