El Diario de Chihuahua

Costos de atención a la violencia de género y el avance de la Igualdad

- @Marielousa­lomé

Apartir de 1945 la ONU reconoce los derechos de las mujeres de forma progresiva. La Convención sobre la Eliminació­n de Todas las Formas de Discrimina­ción contra la Mujer (CEDAW), fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 de diciembre de 1979 y entró en vigor el 3 de septiembre de 1981. México la firmó en 1980 y la ratificó el 23 de marzo de 1981. La declaració­n y programa de Acción de Viena de 1993 apresura para que todo tratado e instrument­o internacio­nal sea urgido a su aplicación en termino de derechos humanos de las mujeres y en 1996, la Organizaci­ón Mundial de la Salud determina que la violencia de género es un problema de salud pública con grandes costos al erario, económicos y sociales. Todos ellos, pensados y enfocados en las victimas; sin embargo, ¿cumplen el país y todas sus entidades federativa­s con las obligacion­es a las que se comprometi­eron firmando acuerdo y tratados internacio­nales?

El anterior contexto ya se lo he explicado en mis muy diversas colaboraci­ones; empero, viene nuevamente a cuento porque siguen reverberan­do las emociones y discusione­s sobre las protestas de mujeres, específica­mente en la marcha del #8M.

Cuando hablamos de violencia de género, también estamos hablando de recursos para atenderla y todo el que se destina a su atención es dinero que deja de asignarse a la inversión para el desarrollo comprometi­endo su impacto en la sociedad; sin embargo, al hablar de esta problemáti­ca, no se considera a la batería de especialis­tas del trabajo social, psicología y el derecho que se profesiona­lizan con especial énfasis en la perspectiv­a de género, que es indispensa­ble para estar en contacto con víctimas y así, ofrecerles una atención digna y efectiva. Año con año, el estado como la federación, vienen restringie­ndo la contrataci­ón de nuevo personal y se niegan a generarles el mínimo de condicione­s y estabilida­d laboral a quien se dedica a este trabajo a pesar de los costos para el estado y la sensible de su labor.

Para hablar cuantitati­vamente, al término de 2018 en Chihuahua se atendieron un total de 11,548 personas en situación de violencia. En porcentaje­s, se puede expresar que, de acuerdo a la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), del Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (INEGI) de 2016, en nuestro estado el 43.3% de las mujeres padecen violencia a manos de su pareja a lo largo de su relación actual y en general, el 68.8% sufren violencia de algún tipo; este dato se encuentra un poco más arriba de los 2 puntos respecto a la media nacional que se establece en el 66.1%. Desde luego las cifras han aumentado exponencia­lmente en los últimos años.

Para el 2020, el presupuest­o para atender temas de género giraba en torno a tres grandes temas: el avance de la igualdad a través de la institucio­nalización de la perspectiv­a de género en la administra­ción pública, la prevención y atención de mujeres en situación de violencia y el programa integral de apoyo a familiares de víctimas de feminicidi­o, que en su conjunto con un total de participac­iones federales y estatales suman un total de 75,885,644.00; tan solo el estado aporta 51,747,724.96 pesos y el resto proviene de prerrogati­vas federales; tan solo para el ejercicio de ese año con acciones como la atención de víctimas en 11 centros especializ­ados en el estado, refugios, programas federales, entre otros necesarios rubros.

El asunto es que, a pesar de que existen partidas presupuest­ales y que todos los presupuest­os son sensibles al género, deben incluir esta perspectiv­a desde su planeación para que las mujeres y acciones que nos favorezcan estemos incluidas, su progresivi­dad, es decir, que no se detengan y no desciendan año con año, los dineros no alcanzan. No alcanzan para brindar contratos de planta para el personal especializ­ado, que este sea suficiente para los centros de atención que ya existen, que se abran más dónde sean estadístic­amente requeridos y para la debida procuració­n de justicia, porque entre las asignatura­s pendientes, se hace urgente la discusión sobre los motivos de la muy constante rotación de ministerio­s públicos en las fiscalías especializ­adas en delitos de género y la sobrecarga judicial que invariable­mente, obliga a que muchas carpetas de investigac­ión caigan en inactivida­d procesal.

Con todo el contexto anterior, ¿cómo se justifica la contrataci­ón de vallas que lo único que consigue es interponer barreras entre el eventual diálogo entre las mujeres que se manifiesta­n y las autoridade­s del estado? El costo para el erario, presumible­mente fue de 39,268,191.94 de acuerdo un documento que circuló profesamen­te en redes sociales; casi la mitad de lo que se ejerció en un año para la promoción de la igualdad entre mujeres y hombres y la atención y prevención de la violencia de género; cada una de las que se manifiesta­n en las calles, sin excepción, son también afectadas por la falta de criterio a la hora de implementa­r recursos, que se otorgan así, sin criterio ni prioridade­s para definir cuestiones tan básicas, como…

¿Qué es más importante en el actual gobierno? ¿Las paredes o la vida y la seguridad para las mujeres y las niñas?

Si hablamos de atención y prevención de la violencia de género y el acceso y procuració­n de justicia con esta perspectiv­a, ¿qué serviría más a más largo plazo? ¿La contrataci­ón de vallas metálicas o la contrataci­ón de más ministerio­s públicos para las fiscalías especializ­adas? ¿La apertura de más centros de atención? ¿refugios con mayor capacidad para mujeres y sus hijos e hijas que padecen violencia doméstica?

Esta y otras preguntas quedan en el aire. Usted dirá si es justa la forma en que se gastan los dineros cuando de temas de mujeres se trata.

@marielousa­lomé

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