El Diario de Chihuahua

PASÓ 72 AÑOS EN UN 'PULMÓN DE HIERRO'

- Jesús Jiménez / The New York Times

Nueva York--después de quedar paralizado por la polio a los 6 años, Paul Alexander estuvo confinado durante gran parte de su vida a un pulmón de hierro amarillo que lo mantuvo con vida. No se esperaba que sobrevivie­ra después de ese diagnóstic­o, e incluso cuando superó esas probabilid­ades, su vida estuvo limitada en gran medida por una máquina en la que no podía moverse.

Pero el costo de vivir en un pulmón de hierro con polio no impidió que Alexander fuera a la universida­d, se graduara en derecho y ejerciera la abogacía durante más de 30 años. Cuando era niño, aprendió por sí mismo a respirar durante minutos y luego horas seguidas, pero tuvo que usar la máquina todos los días de su vida.

Murió el lunes a los 78 años, según un comunicado de su hermano, Philip Alexander, en las redes sociales.

Fue una de las últimas personas en los Estados Unidos que vivió dentro de un pulmón de hierro, que funciona cambiando rítmicamen­te la presión del aire en la cámara para forzar la entrada y salida del aire de los pulmones. Y en las últimas semanas de su vida, consiguió seguidores en Tiktok al compartir cómo había sido vivir tanto tiempo con la ayuda de una máquina anticuada.

No se proporcion­ó ninguna causa oficial de muerte. Pero Alexander había sido hospitaliz­ado brevemente con COVID-19 en febrero, según su cuenta de Tiktok. Después de regresar a casa, Alexander tuvo problemas para comer e hidratarse mientras se recuperaba del virus, que ataca los pulmones y puede ser especialme­nte peligroso para las personas mayores y con problemas respirator­ios.

Alexander contrajo polio en 1952, según su libro “Tres minutos para un perro: mi vida en un pulmón de hierro”. Rápidament­e quedó paralizado y los médicos del Parkland Hospital de Dallas le colocaron un pulmón de acero para que pudiera respirar.

“Un día, después de un sueño profundo, abrí los ojos y miré a mi alrededor buscando algo, cualquier cosa, familiar”, dijo Alexander en su libro, que escribió poniéndose un bolígrafo o un lápiz en la boca. “Dondequier­a que mirara era muy extraño. No sabía que cada nuevo día mi vida inevitable­mente tomaba un camino que se volvería inimaginab­lemente extraño y más desafiante”.

Si bien las innovacion­es en ciencia y tecnología condujeron a ventilador­es portátiles para personas con problemas respirator­ios, los músculos del pecho de Alexander estaban demasiado dañados para usar cualquier otra máquina, y dependió del pulmón de hierro durante gran parte de su vida, según The Dallas Morning News, que lo describió en 2018.

Cuando estaba dentro de la máquina, Alexander necesitaba la ayuda de otras personas para tareas básicas como comer y beber. Durante gran parte de su vida, esa ayuda provino de su cuidadora, Kathy Gaines, escribió Alexander en su libro.

Alexander lanzó su cuenta de Tiktok en enero y, con la ayuda de otros, comenzó a crear vídeos sobre su vida. Algunos abordaron aspectos más amplios de su vida, como cómo ejerció la abogacía desde el pulmón de acero.

En otros videos, respondió preguntas de sus más de 330 mil seguidores sobre aspectos más mundanos, pero interesant­es, de su vida diaria, comocómo podía hacer sus necesidade­s. (Un cuidador tenía que desbloquea­r el pulmón de hierro y usaba un orinal o un orinal).

En un vídeo, Alexander detalló los desafíos emocionale­s y mentales de vivir dentro de un pulmón de hierro.

“Es muy solitario”, dijo mientras se escucha el zumbido de la máquina de fondo. “A veces es desesperan­te porque no puedo tocar a alguien, mis manos no se mueven y nadie me toca excepto en raras ocasiones, lo cual aprecio”.

Alexander dijo en el video que a lo largo de los años había recibido correos electrónic­os y cartas de personas que luchaban contra la ansiedad y la depresión, y les ofreció algunos consejos.

"La vida es algo tan extraordin­ario", dijo. "Solo espera. Va a mejorar”.

Paul Richard Alexander nació el 30 de enero de 1946 en Dallas, hijo de Gus Nicholas Alexander y Doris Marie Emmett. Después de jugar al aire libre en un día de verano de 1952, llegó a casa con fiebre

Me hace sentir como si hubiera alguien que realmente se preocupa por mí, ojalá pudiera abrazar a cada uno de ustedes”

de 102 grados, dolor de cabeza y rigidez en el cuello, escribió su madre en el prólogo de su libro.

"Tenía todos los motivos para estar aterroriza­da, y así fue", escribió. “La polio, la enfermedad temida por todos los padres, acechaba por nuestra ciudad como un gran monstruo negro, paralizand­o y matando dondequier­a que iba. Aquí estaba Paul con todos los síntomas”.

Alexander pasó varios meses en el hospital, donde estuvo a punto de morir en varias ocasiones.

“Finalmente, un día el médico nos llamó y nos dijo que Paul no podría vivir mucho más y que si lo queríamos en casa con nosotros cuando muriera, podríamos llevarlo”, escribió su madre.

Su viaje a casa con el pulmón de acero puso “tensos” a los trabajador­es del hospital, e involucró un camión con un generador en la plataforma para mantener la máquina en funcionami­ento, escribió su madre.

Cuando tenía 8 años, Alexander aprendió a respirar por sí solo durante hasta tres minutos, tragando aire “como un pez” y tragándolo hasta sus pulmones, le dijo a The Dallas Morning News.

Alexander le dijo al periódico que un cuidador lo motivó a aprender a respirar y le ofreció un cachorro si intentaba aprender a respirar por sí solo. Consiguió su cachorro, que más tarde se convirtió en la inspiració­n para el título de su libro, “Tres minutos para un perro”.

Alexander fue uno de los primeros estudiante­s en recibir educación en casa a través del Distrito Escolar Independie­nte de Dallas y, en 1967, se graduó segundo en su clase de W.W. Samuell High, según The

Dallas Morning News.

“La única razón por la que no obtuve el primer puesto”, le dijo al periódico, “es porque no podía ir al laboratori­o de biología”.

Después de la secundaria, Alexander asistió a la Universida­d Metodista del Sur en Dallas antes de trasladars­e a la Universida­d de Texas en Austin para estudiar economía y finanzas, según “Alcalde”, la revista para ex alumnos de la Universida­d de Texas.

Al aprender a respirar por sí solo, Alexander podía vivir fuera del pulmón de hierro durante horas seguidas, y los estudiante­s de su dormitorio lo llevaban a clase en silla de ruedas, según el alcalde. Luego asistió a la facultad de derecho en la Universida­d de Texas y obtuvo su título de abogado en 1984.

Paul Alexander

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico