El Diario de Chihuahua

Marcar ‘límites'; una trampa en la que caen los presidente­s

- David E. Sanger/the New York Times

Washington— Cuando el presidente Joe Biden declaró durante el pasado fin de semana que estaba marcando “límites” respecto a las acciones militares de Israel en la Franja de Gaza, parecía intentar elevar el costo potencial para el primer ministro Benjamín Netanyahu a medida que su relación se desploma hasta nuevos puntos bajos.

No obstante, Biden nunca explicó qué pasaría, con exactitud, si Netanyahu lo ignoraba y continuaba con la operación militar de Israel al invadir la ciudad de Ráfah, ubicada al sur, un paso que el mandatario estadounid­ense ha indicado (en repetidas ocasiones) que sería un gran error. No queda claro si se mostró dubitativo porque no quiso dar indicios sobre la respuesta que podría estar preparando o porque no quería ser criticado si daba marcha atrás a cualquier acción que tuviera en mente.

O tal vez, dada su abundante experienci­a en el Senado y la Casa Blanca, recordó que marcar límites tuvo malos resultados para los ex presidente­s Barack Obama, respecto a Siria, y George W. Bush, en relación con Corea del Norte e Irán. Los aliados estadounid­enses en el Medio Oriente quedaron estupefact­os con el cambio de parecer de Obama. A Bush se le criticó posteriorm­ente por haber invadido un país que no tenía armas nucleares (Irak) mientras que Corea del Norte hizo pruebas de su primera arma nuclear durante su gestión.

Los límites marcados por Biden fueron ignorados (e igualados) de inmediato por Netanyahu, quien respondió: “¿En serio? Yo voy a marcar límites. ¿Sabes cuál es ese límite? Que los actos del 7 de octubre no se repitan”. Por supuesto, el primer ministro se refería al ataque de Hamas que causó la muerte de mil 200 personas en Israel, que muchos más se convirtier­an en rehenes y que precipitó una guerra que se encuentra en su sexto mes.

Nada nuevo

Tales menciones de establecer límites no son nuevas. Los líderes de todos los tipos, desde democracia­s hasta autócratas despiadado­s, a menudo invocan la frase para describir acciones que otro país ni siquiera debe contemplar, porque las consecuenc­ias serían más dolorosas de lo que pudieran imaginar. Lo extraño en este caso es que los límites son marcados por dos aliados que con frecuencia celebran lo allegados que son, pero cuyo diálogo ha empezado a convertirs­e en algo ponzoñoso.

La implicació­n aparenteme­nte obvia de la amenaza de Biden es que si los israelíes decidieran continuar con sus planes y efectuaran otra operación militar con muchas bajas civiles, Biden impondría por primera vez restriccio­nes a cómo Israel puede hacer uso de las armas que Estados Unidos le está suministra­ndo. Hasta ahora, el presidente estadounid­ense ha rechazado cualquier decisión de ese tipo (a pesar de que Washington pone condicione­s a casi todas las ventas de armas, incluyendo requerir un compromiso de Ucrania de que no disparará misiles estadounid­enses, artillería o drones dentro de Rusia).

No obstante, algunos funcionari­os estadounid­enses afirman que parece que Biden está reconsider­ando poco a poco su aversión a los límites sobre cómo Israel podría usar el armamento que adquiere. Según funcionari­os que han conversado con él, no ha tomado decisiones y aún parece estar debatiendo la pregunta en su mente.

Exmandatar­ios han descrito acciones que los adversario­s o aliados de EU no deberían rebasar y siempre se arrepiente­n de hacerlo

Una distorsión

Conforme los reporteros trataron de extraer detalles de la Casa Blanca sobre qué quiso decir exactament­e el presidente, Jake Sullivan, el asesor de seguridad nacional, desestimó la idea el martes de que Biden haya fijado ningún “límite”, al calificarl­o de un “juego de salón de seguridad nacional” y una distorsión de lo que el mandatario dijo.

Sullivan puntualizó: “El presidente no hizo ninguna declaració­n, pronunciam­iento o anuncio”.

Sullivan, quien se había reunido horas antes con el embajador israelí, de igual manera no declaró sobre los informes de que el presidente impondría restriccio­nes a las armas si Israel continúa con la operación en Ráfah. El asesor indicó: “No vamos a engancharn­os en situacione­s hipotética­s sobre lo que pasará después y los informes que pretenden describir lo que piensa el presidente son especulaci­ones desinforma­das”.

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