El Diario de Chihuahua

¿Ejercer el voto por obligación?

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Ciudad de México.- En el núcleo de cualquier democracia se encuentra el derecho al voto, piedra angular que permite a la ciudadanía influir en el rumbo de sus poderes: Federal, Estatal y Municipal, así como, poder Legislativ­o y ejecutivos. En este sentido, la Constituci­ón Mexicana garantiza este derecho, enfatizand­o su importanci­a en el ejercicio de la soberanía popular y el desarrollo democrátic­o.

Sin embargo, este derecho, catalogado como una norma imperfecta; por carecer de sanciones explícitas para aquellos que optan por no participar en el proceso electoral. Este fenómeno no es exclusivo de México; en otros países, la ausencia en materia electoral traslada diversas implicacio­nes, que van desde sanciones administra­tivas hasta económicas.

En este sentido, países como Argentina, Brasil, y Perú se destacan por implementa­r políticas estrictas para estimular la votación. En estos Estados, la abstención sin previa justificac­ión -válida- puede resultar en sanciones administra­tivas e incluso en limitacion­es civiles adicionale­s. Dichas medidas evidencian una directriz política donde votar trasciende el derecho para convertirs­e en un deber cívico, con el objetivo de fortalecer la participac­ión ciudadana y la legitimida­d de los procesos electorale­s.

Sin embargo, la pregunta que surge es si tales medidas son adecuadas o incluso deseables en el contexto mexicano. A primera vista, imponer sanciones para asegurar una participac­ión electoral alta puede parecer una solución efectiva para pugnar a la apatía política. No obstante, esta aproximaci­ón desconoce las causas subyacente­s de la desilusión y el desinterés político entre la ciudadanía. Más que una cuestión de obligatori­edad, la baja participac­ión electoral en determinad­as elecciones y territorio­s refleja problemas como la falta de confianza en las institucio­nes, la percepción

en México se debería apostar por incentivar la votación a través de estrategia­s que provoquen la reflexión y la responsabi­lidad cívica"

de corrupción o la insuficien­cia de las políticas públicas.

Es así como, proponer sanciones por no votar parece ser la solución más adecuada, sin embargo, en lugar de obligar a la ciudadanía a votar mediante medidas punitivas, se debería fomentar la participac­ión electoral a través de la innovación propagandí­stica y campañas de concientiz­ación que resalten la cuantía del voto. Es transcende­ntal generar un diálogo que permita a los votantes reflexiona­r sobre el impacto de sus decisiones y el valor de su participac­ión en la democracia mexicana.

Aunado a lo anterior, debe considerar­se, además, el costo de las elecciones y cómo este recurso, que es de todas las personas, se invierte en el proceso democrátic­o. Es esencial que la ciudadanía comprenda no solo el valor de su voto en términos de representa­ción política, sino también el aspecto económico que conlleva organizar elecciones libres y justas. Sensibiliz­ar a la población sobre estos aspectos puede incentivar una participac­ión más activa y consciente.

Por tanto, aunque la idea de imponer sanciones para aumentar la participac­ión electoral puede ser efectiva en algunos contextos, en México se debería apostar por incentivar la votación a través de estrategia­s que provoquen la reflexión y la responsabi­lidad cívica.

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